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BREVE ENCUENTRO

Black is Beltza / Black Panthers… power to the people!

8/04/2019 - 

ALICANTE. Estos breves encuentros literarios se fundamentan, la mayoría de las veces, en los fortuitos instantes que las obras que los visitan pasan en común. Sea encima de una mesa, en una estantería, en una mochila o en el brazo de un sillón de lectura. Casualidades, principalmente, que la voluntad de quien escribe convierte en causalidades. Pero hacía mucho tiempo que una correlación de hechos no se parecía tanto a una causalidad.

Llegaron el mismo día, en sobre similares, aunque de diferentes tamaños, acordes al formato de edición de cada uno, no llegó nada más ese día, juntos fueron colocados en el asiento del acompañante del conductor, juntos viajaron, frotando la superficie de papel blanco de sus envoltorios, hasta la vivienda del lector. Juntos esperaron para ser abiertos, y juntos (esto no es del todo exacto, ya que la lectura totalmente en paralelo no es un don mutante que le haya sido concedido al lector)  fueron leídos en una concatenación sin solución de continuidad, de manera bulímica, hasta que el mapa del mundo con los vectores de viaje de Manex aparecieron ante sus ojos, ya de madrugada.

Se hace difícil no pensar que una mano oculta ha dirigido los caminos de la nueva edición de Black is Beltza, el cómic guionizado por Fermín Muguruza, junto a Harkaitz Cano, y dibujado por el argentino Dr. Alderete, esta vez a cargo de la editorial Elkar, y Panteras negras, la versión española del cómic de los hermanos Cénou, Bruno (guionista) y David (dibujante), traducido por Helena del Mar Masià y editado por la valenciana Desfiladero, en colaboración de Amnistía Internacional.

El relato (cada vez más) oficial, da por amortizadas las revoluciones sociales y políticas que estallaron en el primer tercio del siglo XX, amparado en la deriva totalitaria de alguna de sus adaptaciones. La parte por el todo, en una falacia de casuística en la que se convierten las excepciones en regla, dando la vuelta al calcetín, ocultando como meras anécdotas los movimientos sociales de base revolucionaria en gran parte de occidente y en lo que dejó caer en el saco de la neolengua eufemística: países subdesarrollados, sean estos Sudamérica, África u Oriente Medio. La lucha por los derechos civiles de los afroamericanos estadounidenses, los movimientos revolucionarios contra los dictadores en América Latina, el movimiento árabe de raíz laica, mucho menos manipulable que su vertiente fundamentalista, el feminismo, se entienden como excepciones de la regla, fuera del sistema neoliberal con alguna que otra deriva fundamentalista cristiana, emparentados solo en lo punible con el “bloque soviético”, como esa suerte de estudios culturales tan denostados por los académicos de la ortodoxia.

Tanto Black is Beltza como Panteras Negras meten las manos en el fango de la historia reciente, para sacar a la superficie historias individuales que son reflejo y paradigma de la resistencia, de que la derrota nunca es definitiva, cuando el ideal de cooperación, colectividad y solidaridad se encuentra latente bajo la violencia, el cinismo y la represión.

Panteras Negras desarrolla, en una atractiva mezcla entre el periodismo gráfico y el docudrama, la historia de tres activistas de los Black Panthers, Robert Hillary King, Albert Woodfox y Herman Wallace, “los tres de Angola”, que se comprometieron a defender los derechos y la dignidad de los presos en su mismo centro de detención, llamado Angola, en Luisiana, donde fueron mantenidos en régimen de aislamiento desde 1972, después de haber sido injustamente acusados del asesinato de un guardia de la prisión, y de sufrir innumerables ejemplos del paradójico y laberíntico sistema judicial y penitenciario norteamericano, especialmente en el caso de un color de piel cuyo pantone difiera lo más mínimo del reconocido para el perfil blanco, anglosajón y cristiano.

El que tuvo mayor “suerte” de los tres, Robert King, sobre el cual se encuentra en todo momento el foco de la cámara, sirviendo de hilo conductor de la narración,  fue liberado en 2001 (fecha de encarcelamiento: 1972). Herman Wallace, por su parte,  poco disfrutó de la libertad, dado que falleció el 4 de octubre de 2013, apenas tres días después de su puesta en libertad (fecha de encarcelamiento: 1972). En cuanto a Albert Woodfox, tuvo que aguardar hasta el día en que cumplía los 61 para salir de la cárcel, 44 años después de su primer encierro en una celda de aislamiento (fecha de encarcelamiento: 1972).

El álbum es un encargo de Amnistía Internacional Francia, con el objetivo de tomar conciencia del caso y generar un estado de opinión internacional que pudiera interceder en la liberación de alguno de los protagonistas. Cuando Bruno Cénou empezó a trabajar con el libro autobiográfico de Robert King, y con las actas judiciales de los casos, sólo este se encontraba en libertad, y pudieron mantener con él un encuentro en las instalaciones de Amnistía Internacional en París, “Hermann Wallace y Albert Woodfox estaban encarcelados en ese momento, no teníamos los medios para reunirnos con ellos y no pudimos establecer correspondencia escrita”, comenta Bruno. El trabajo de Bruno en la documentación le llevó a tener un texto mastodóntico al que hubo que retallar y desbrozar, hasta poder presentarle a su hermano David un relato asumible para ser guionizado, “no faltan las fuentes precisamente; es una locura lo que se puede encontrar disponible en ciertos foros de abogados estadounidenses. Además, el documental In the land of the free también nos proporcionó una guía de los eventos más relevantes”.

Entonces llegó el momento de David, el cual, al igual que su hermano Bruno, han llegado al mundo del cómic desde diferentes senderos nada fáciles de transitar. “Bruno realmente no usa los códigos del guión cuando me presenta sus escritos. La narración la plantea de una manera muy literaria, entonces me corresponde a mí adaptarlo todo a una forma más guionizada, siempre, por supuesto, con el máximo respeto hacia el texto para conservarlo íntegro. Es un método que me concede mucha más libertad en mi trabajo; puedo dibujar mis páginas sin sentirme frustrado por las directrices. Ciertamente, el que mi hermano y yo estemos más o menos en la misma onda, ¡hace las cosas más fáciles!”.

Su grafismo, además de un poderoso dominio de la expresividad que recuerda el de alguno de los grandes de la historieta norteamericana de superhéroes, sí, bebe de la planificación, el sentido del ritmo y la narrativa del cine de la blaxpoitation de los 70, una estética dura y colorista que se intuye tras el blanco y negro, gracias a un magnífico trabajo con el pincel en la gama de grises. “Estos períodos históricos son gráficamente elegantes y sensuales, un verdadero placer para un artista de cómics. Además, los automóviles tenían el morro con toda clase de ángulos, su volumen y sus accesorios, mucho más fáciles de dibujar que los coches actuales”, reconoce David Cénou.

El volumen editado por Desfiladero cuenta con un prólogo de Albert Woodfox y 20 páginas de contenidos adicionales, entre ellos un completo dossier de Amnistía Internacional que detalla y documenta el caso de los tres de Angola.

1965. Octubre. Los gigantes de Pamplona han sido invitados a desfilar por la Quinta Avenida de Nueva York. Las ocho figuras de casi 4 metros de altura, creadas en 1860 por Tadeo Amorena,  representan a cuatro parejas de reyes de cuatro razas diferentes: la europea, la asiática, la africana y la americana. Como no puede ser de otra manera, los dos reyes africanos son de raza negra. La campaña de Birmingham en 1963 y 1964, la marcha sobre Whasington del 28 de agosto de 1963, el verano de la libertad en Mississipi, en 1964, el Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos estaba minando los cimientos del acrítico sueño americano. Los gigantes negros no podían desfilar, la segregación había alcanzado cotas de surrealismo en forma de marionetas varadas en el puerto.

La prohibición provoca una fuerte discusión entre los mozos encargados de hacer bailar los gigantes, una discusión con trasfondo político, a pesar de que lo que se reivindica no tiene que ver directamente con las luchas raciales:

-Sabemos que no es lo ideal, pero a pesar de todo hemos decidido salir - dice el que se comporta como encargado.

-¡O salimos todos o no sale ni Dio!- responde Manex Unanue, uno de los gigantes negros- ¡Si salís seréis tan racistas como ellos!

-¡Posibilistas de mierda! Con gente así, Franco morirá en la cama- profetiza Xebero, el segundo de los gigantes negros.

Este es el inicio de la odisea de Manex Unanue, el gigante negro, que como un Corto Maltés euskaldun, salta de los black panthers al Che, del Che a los servicios secretos cubanos, junto a Juan Rulfo, de Rulfo a Woodstock, Argelia, la CIA, la KGB, el Mossad, mientras el dictador sigue pendiente de morir en su cama. Black is Beltza (“Black se dice Beltza”).

El Fermín Muguruza de Brigadistak, de Komunikazioa/Inkomunikazioa, el Asthmatic Lion, se alía con el escritor Harkaitz Cano, para crear una línea argumental basada en vivencias propias y vampirizadas de otros, construyendo una especie de reverso luminoso de las teorías conspiratorias. Si hay poderes oscuros que intentan manejar el mundo desde las cloacas, también hay poderes, si no luminosos, al menos que bailan bien, en la sombra, que los combaten.

- Antes de despedirnos quiero saber cómo se dice una palabra en vasco…- le dice el trompetista/espía voluntario a Manex.

- ¿Cuál?

- Negro…

- Beltza

- Black is Beltza! Beltza power!

- Power to the People!

Jorge Alderete, Dr. Alderete, el dibujante patagón, autor de alguna de las mejores portadas de Los Fabulosos Cadillacs, entre otros, se recrea en un grueso trazo de tinta negra, con sombras compactas de fuerte expresionismo y caracterizaciones rotundas, que acompaña de un magnífico juego monocromático. A cada lugar, a cada territorio que recorre Manex Unanue, le corresponde una trama de color compacto, en una gama que va desde el azul océano al naranja sonriente, pasando por el verde aguacate, el rojo mandarina o el verde aguacate, solo combinados en la ilustración de cubierta, como si todos los Manex, que es también todos los Fermín, se fundieran en uno solo.

El proyecto que comenzó como cómic ha acabado creciendo hasta la producción de un film de animación homónimo, dirigido por el propio Fermín Muguruza, para el guión del cual contó con la colaboración, además de Harkaitz Cano, del guionista catalán Eduard Solà.

Apur dezagun katea / kanta dezagun batea… power to the people! (¡Rompamos la cadena, cantemos todos juntos… el poder para el pueblo!)

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