VALÈNCIA. La galería Rosa Santos abre la temporada con Una persona viva y dos muertas de Fermín Jiménez Landa, un conjunto de nuevas obras atravesadas por una intervención en mismo el edificio. Se trata de un muro lateral, pintado del mismo color y perforado por cientos de agujeros, y a través del cual, los visitantes de la galería irán rellenándolos uno a uno con un papel enrollado en el que habrán escrito un suceso o pensamiento que nunca hayan narrado. Estas fracciones de la realidad jamás convertidas en palabra quedarán en el muro sin ser leídas y serán masilladas cuando acabe la exposición, según informan sus impulsores.
Las obras de la exposición resuenan, de esta manera, las unas en las otras. "Un conjunto de escenas invisibles y de objetos recónditos se alteran o enriquecen entre sí al mostrarse asociados. Alusiones a secretos inconfesos, frases encriptadas, islas desiertas, rayos verdes, parpadeos y agujeros se materializan en recortes, discos de cobre, vídeos y llaves de puertas de casas que ya son ceniza", añaden los organizadores.
Fermín Jiménez Landa ha expuesto en Manifesta 11, en los museos MAZ de Zapopan, Artium, MUSAC y CA2M, en La Casa Encendida y en galerías como Travesía Cuatro, Nogueras Blanchard y Bacelos. Ha trabajado con Consonni, 1646 y HIAP. Estudió en la facultad de Bellas Artes de Valencia y asistió a talleres con Robert Morris, Rogelio López Cuenca, Daniel G. Ándujar, Francesc Torres, Jon Mikel Euba y Douglas Ashford, así como a clases en la ASFA de Atenas.