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Francisco Santolaya / decano del colegio de psicólogos de la cv

«El sistema sanitario español está demasiado medicalizado»

| 29/09/2017 | 6 min, 32 seg

VALÈNCIA.- Están en todas partes. Desde el ámbito de la Sanidad, donde su labor preventiva sirve para descargar la atención primaria, al marco de la Justicia, en el que tienen atribuciones de mediadores. Trabajan el alto rendimiento, aplicado al mundo empresarial para la gestión de equipos, o en el contexto del deporte para mejorar los resultados. Su presencia es requerida en los servicios sociales y en las escuelas. Francisco Santolaya, doctor en Piscología, lleva más de un cuarto de siglo como decano del Col.legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana (Copcv). En este tiempo no ha hecho más que acrecentar su «gran amor» por la profesión, que ahora se ve amenazada por la poca integración sanitaria, el intrusismo profesional o el auge de las pseudoterapias.

—¿A qué otros campos llegarán los psicólogos del futuro?

—Al de las nuevas tecnologías, que ya están generando infinidad de adicciones. Y al ámbito de la pareja, mucho, porque está cambiando el patrón tradicional. Desde los años ochenta han evolucionado enormemente las patologías. De hablar de depresión hemos pasado a la bipolaridad y ahora a los trastornos de personalidad. 

—¿La figura del coach, tan popular en los últimos tiempos, supone una amenaza?

—La amenaza no es tanto para los psicólogos, sino para los ciudadanos. El coaching es una técnica de la psicología pero debe ser aplicada por un profesional. Lo que pasa es que cuando algo se pone de moda, hay quien intenta sacarle rendimiento; ya pasó en su día con la inteligencia emocional. Es el paciente quien debe buscar una marca de calidad y andarse con precaución. Una persona con un curso de tres semanas no puede tratar una enfermedad mental que corresponde a un licenciado con cinco años de carrera. 

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 —¿Es cierta la legendaria rivalidad entre los psicólogos y los psiquiatras?

—Son cosas del pasado; cada vez se trabaja de un modo más integrado. Otra cosa es el enfoque del sistema sanitario en España, que está demasiado medicalizado y apuesta por el gasto farmacéutico. Hay temas que se pueden solucionar mediante la prevención, creando más plazas para psicólogos. De ahí el proyecto Psicap para aplicar tratamientos psicológicos a quienes acuden a Atención Primaria con problemas de ansiedad o depresión. Los problemas, si los coges a tiempo, se solucionan. Si no, se hacen crónicos.

—Lo que sí hizo el Gobierno fue crear el máster de Psicología General Sanitaria, que habilita a los graduados para trabajar dentro del ámbito de la salud.

—El máster, del que además hay muy pocas plazas en el conjunto de España, da a los graduados en Psicología un reconocimiento que ya tenían los licenciados. Ahora bien, capacita para trabajar en el ámbito privado, porque la Sanidad pública en España está reservada para los psicólogos especialistas. Ahí es importante tomar cartas.


—¿Hacen falta más psicólogos en los servicios sociales de los ayuntamientos?

—En los gabinetes municipales debería haber psicólogos con puestos de trabajo consolidados. Ahora mismo los ayuntamientos contratan gabinetes psicológicos como servicios externos, dan a los psicólogos plazas de sustitutos... Se debe incorporar al psicólogo, no solo en la red de Atención Primaria sino también en el ámbito comunitario.

—Y en el ámbito escolar, ¿confrontan con los pedagogos?

—El pedagogo se centra en el ámbito curricular por lo que nunca podrá sustituir a la figura del psicólogo. En todos los colegios deberían existir equipos multidisciplinares formados por, al menos, un pedagogo, un psicólogo y un trabajador social. El problema es cuando se considera que uno solo puede realizar las funciones de los otros; y para nada. Dicen que las personas repetimos durante toda la vida lo que pasa en el patio del colegio, así que fíjate si es importante contar con asesoramiento psicológico durante esos años.

—Con el cambio de Gobierno autonómico se emprendió una reestructuración de los turnos de oficio, también de los psicólogos. ¿Ha sido para bien?

—Sí. Una de las grandes mejoras es que las liquidaciones van prácticamente al día. Con el Gobierno anterior se producía una retención económica lamentable, pero con la nueva Generalitat se llegó a un entendimiento. También se abrió el turno a más profesionales y se pactaron nuevas tarifas. Todavía es muy poco lo que están cobrando los psicólogos valencianos en comparación con otras autonomías, pero existe un compromiso de futuro.

—También depende de ustedes el turno de peritos judiciales, que sufrió retrasos el año pasado. La Generalitat dijo que el Colegio se había confundido con las tarifas.

—Eso suena a excusa de mal pagador. Una cosa es que hubiera informes pendientes de emitir y se produjera la duda sobre si se debían acoger a las tarifas antiguas o a las nuevas. Pero nadie de la Generalitat nos transmitió ninguna queja. También sucede que hay discrepancias en el nivel de complejidad del informe, lo que repercute en lo que se cobra. Pero ahí el Colegio no deja de ser un mero mediador. Comprendo que un profesional que va cuatro veces a un juzgado de Llíria por 200 euros se queje porque no le sale a cuenta.

—¿Qué le parecen las terapias alternativas?

—Mal. Puede que si se llamaran enfoques alternativos me parecieran mejor. Uno puede plantearse acciones, como depurar su cuerpo unos días, a su propio riesgo. Pero someter a personas a tratamientos que no están contrastados científicamente es algo muy grave.

—Pues en el Copcv han organizado formaciones de dudoso rigor científico sobre humanismo, ‘civilización solar’, bioenergía y homeopatía. Son terapias alternativas...

—También damos cursos de manicura, de teatro y de inglés. Es una oferta de actividades que organizamos dentro del club de ocio, pero no están consideradas formaciones. Hubo un momento en el que nos planteamos hacer del Colegio, no solo un centro profesional, sino también de reunión. Una cosa es que el profesional aprenda eso por ocio y otro que lo lleve a la consulta. A mí me interesa el tema de las constelaciones, pero no lo uso.

—Ha habido colegiados que se han quejado de no estar suficientemente arropados a nivel jurídico por parte del Copcv.

—A veces los colegiados no saben que tienen derecho a pedir amparo al colegio. Nosotros siempre intervenimos en cuestiones deontológicas. También les apoyamos cuando hay personas que les persiguen o les acosan, e incluso hemos tenido casos de usurpación de la identidad de colegiados. Ha habido procesos más grandes, como cuando denunciamos los baremos de las oposiciones de la Generalitat, y eso fue de aplicación a toda España.

—Su profesión seguirá evolucionando, ¿es la terapia online el futuro?

—Precisamente el Colegio acaba de editar una guía de buenas prácticas para eso. Hay riesgos que se deben controlar. Al profesional se le deben pedir credenciales y contrastarlas en la página web del Colegio. Luego el sistema debe estar suficientemente encriptado para que se mantenga la confidencialidad. Por último, entramos en debates como si se graba o no la sesión, si se debe archivar en la nube... Si vamos hacia eso, que yo creo que seguramente sí, debemos exigir el máximo rigor y seguridad.  

* Esta entrevista se publicó originalmente en el número 35 de la revista Plaza

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