VALÈNCIA. La galería de arte Luis Adelantado presentará el próximo viernes 21 de septiembre, a las 20:00 horas, la obra Imagen, sombra, fantasma, rombo, una exposición en la que Rubén Guerrero y José Miguel Pereñíguez se diluyen en un diálogo entre la pintura y la escultura. Así mismo, ese mismo día también inaugurará Bonfire, la primera exposición individual del artista valenciano Alberto Beltrá en el espacio.
La primera muestra se plantea como una aproximación contemporánea a rituales ancestrales, aunando una lectura pictórica y una lectura escultórica alrededor de la pieza Tegulae, un hallazgo sobre el que ambos artistas han trabajado desde sus distintas perspectivas. Así mismo, la obra en sí, es una reconstrucción en madera de una serie de tejas romanas planas, basadas en una original de cerámica que Guerrero regaló a Pereñíguez.
Este objeto se utlizaba en los más humildes rituales romanos de enterramiento, y para ambos artistas referencia la ruptura del uso funcional de algunos objetos cotidianos, en aras de un uso que roza lo místico y por ende, lo artístico. "El propio título de la exposición Imagen, sombra, fantasma, rombo tiene un significado poliédrico, ya que en la lengua de los indios del Chaco, todas estas palabras significan lo mismo. Para los artistas esta riqueza lingüística se aproxima a la abstracción geométrica, que según sus propias palabras es afín a la obra de ambos", explican sus organizadores.
Para la que será su tercera exposición en la galería, el pintor Rubén Guerrero presenta una selección de sus últimos lienzos, obras en las que pone a prueba la capacidad de análisis y de percepción. Y es que su búsqueda reside en la pintura como materia, pero también como liturgia. "Sus lienzos tienen una naturaleza figurativa, sin embargo plasman fragmentos de realidad sesgados, ampliados, retorcidos y meditados hasta un extremo tal, que les lleva a transformarse en cualquier otra realidad, pero siempre a una distancia considerable de lo que podemos percibir a simple vista", añaden desde la galería.
En Bonfire, Alberto Beltrán presenta sus nuevas piezas- obras sobre lienzo, tabla y papel- en las que se hayan motivos que apelan a lo emocional desde la abstracción —referenciando las cosas sencillas y la sobriedad del color como valores fundamentales—, junto a otros con pequeños guiños a la figuración, principalmente a través del paisaje y la naturaleza muerta. "La simplificación de elementos nos conduce a través de lecturas alternativas, donde la paleta, los campos de color y los contrastes de registro buscan una complicidad por parte del espectador, en la que lo plano, la abstracción y la figura son ampliamente interpretables. Para Alberto la experimentación es un proceso fundamental en sus rutinas de trabajo, por eso tiende a rechazar todo aquello que le han enseñado de base. Lo conserva, pero continúa su investigación hacia un trazo libre y fluído sobre el lienzo", describen desde la organización.