El Ayuntamiento invirtió 300.000 euros en apoyar a las empresas que han iniciado su reconversión hacia el material sanitario
VALÈNCIA. La llegada de la Covid-19 a la Comunitat Valenciana desencadenó una segunda pandemia bien conocida ya para los españoles: el desempleo. La incertidumbre ante la nueva situación y la pérdida generalizada de beneficios para las empresas puso en jaque centenares de puestos de trabajo, especialmente durante los meses más duros del estado de alarma. Ontinyent, como la inmensa mayoría de municipios valencianos, no fue una excepción.
La capital de la Vall d’Albaida, que meses antes del coronavirus presumía de haber vuelto a las cifras de empleo anteriores a la crisis de 2008, perdió tan solo en abril 350 puestos de trabajo. Ante esta situación, la localidad actuó rápido y decidió apostar por lo que mejor sabe hacer: confeccionar. El Ayuntamiento, en colaboración de la Asociación Textil Valenciana, invirtió a principios de mayo 300.000 euros en ayudas para las empresas del sector que reorientaban su producción hacia el material sanitario.
Las factorías que antes creaban alfombras y colchas incorporaron a su oferta en medio de la pandemia las batas, los equipos de protección personal y las mascarillas, bienes que en el actual contexto cuentan con una amplia demanda. Tanto es así que algunas empresas incluso tuvieron que ampliar sus plantillas en el mes de mayo: Ontinyent detectó la creación de cincuenta nuevos puestos de trabajo, la mayoría de ellos dentro del sector textil.
“No nos equivocamos al apostar por el clúster textil” declaraba ayer el alcalde del municipio, Jorge Rodríguez, durante una visita a la empresa Mila Rosa. Esta es una de las muchas marcas que ha invertido en I+D para ajustar su producción a la demanda masiva de mascarillas, complemento que la nueva normalidad ha convertido en una necesidad básica. “Es sin duda alguna lo que más se está produciendo ahora mismo” explican desde la empresa, donde están desarrollando una máquina especial para su confección y, además, han ampliado el número de trabajadores para atender los pedidos.
Ante el éxito, Ontinyent ha querido potenciar al máximo la producción de esta prenda de protección con la creación de la marca Tèxtil Ontinyent, un distintivo que calidad que lucen las decenas de miles de mascarillas reutilizables de tela confeccionadas en el municipio. Este modelo es perfectamente lavable y ha sido fabricado bajo la normativa europea UNE 0065:2020, que certifica su efectividad, seguridad y calidad. El propio Ayuntamiento encargó 40.000 de ellas para repartirlas entre sus habitantes con el paso a la Fase 1.
El clúster textil que Ontinyent ha financiado con 300.000 euros es un plan a largo plazo, que excede a las necesidades inmediatas creadas por la crisis del coronavirus. La inversión que las empresas han hecho para reorientar su producción se aprovechará en el futuro o bien porque continuarán con la manufactura de estos productos o bien porque, en caso de que vuelva a producirse una emergencia sanitaria, estarán preparadas para actuar más rápido.
Además, el programa apoyado por el Ayuntamiento y ATEVAL cuenta con cuatro líneas de actuación destinadas a reforzar el papel de las fábricas ontenienses en el panorama médico. Primero, se creará una oficina técnica de apoyo para todas aquellas que se quieran reconvertir, y se organizará un viaje a la feria Médica de Düsseldorf en el año 2021 para que puedan promocionar sus productos. También se creará una consultoría que las asesorará a la hora de implantar las normativas de seguridad más punteras, lo que las diferenciará de mercados más baratos y, finalmente, se celebrarán jornadas en el sector sobre temas concretos.
“El principal objetivo de este plan es incentivar la demanda interna, que no se destruya empleo y proteger los puestos que ya existen” explica el concejal de Promoción Económica, Innovación y Comercio, Juan Pablo Úbeda. Y esto lo van a conseguir con un objetivo muy claro en mente: la apuesta por la calidad que otros productos más baratos no pueden aportar.