VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en compañía de la consellera de Sanidad, Ana Barceló, y otros altos cargos del departamento presentaron esta semana la remozada ampliación del Hospital Clínico de València, que lleva pendiente desde hace varios años -la primera vez que se puso sobre la mesa fue en 2002 y, Francisco Camps, llegó a anunciarla en 2008- y cuya finalización se prevé a finales de esta década.
Del proyecto presentado en 2018 al que se expuso el pasado martes existen una serie de diferencias, muchas de las cuales, según explicaron fuentes del Consell a este diario, se deben a la experiencia -todavía vigente- que se está sufriendo con la pandemia. Estas son algunas de ellas.
-Cambio de fases para dar prioridad al incremento inmediato de camas. Una de las variaciones más visibles es que la inicialmente prevista Fase 2, que incluye la construcción de un nuevo edificio de cinco plantas con 12.900 metros cuadrados y con un sótano comunicado con el resto del complejo sanitario, pasa a convertirse en la Fase 1 e inicial del proyecto.
¿Cuáles son los motivos? El principal es que esta instalación puede estar lista a finales de 2021 gracias a la vía de construcción industrializada que pretende adoptar el Gobierno valenciano. Un plan por el que se edificarán simultáneamente en talleres buena parte de la infraestructura lo que permitirá agilizar los plazos. Esta obra, cuyo presupuesto se estima en 30 millones de euros, permitirá tener a finales del próximo año 132 habitaciones, la mayoría de las cuales podrá desdoblarse acercándose a las 300 camas funcionales distribuidas en todas las plantas excepto en la segunda.
Así, la elección de adelantar esta fase a través de este método se ha adoptado como medida de prevención ante posibles repuntes del coronavirus. Aunque la vacuna está a punto de llegar a España, desde Sanidad han preferido acelerar este proceso para contar cuanto antes con esas camas ante posibles contingencias.
De esta manera, la primigenia Fase 1, que era la reforma del edificio de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola (EUITA) para dedicarlo a consultas externas además de usar estas instalaciones como un hospital multidisciplinar de día con 84 puestos de atención sanitaria personalizada, pasa a convertirse en la Fase 2. No obstante, según se anunció esta misma semana, este proceso se iniciará de forma "paralela" y su finalización se prevé dentro de dos años, con una inversión de 36 millones de euros.
-Cambio del tipo de habitación. En el proyecto presentado en 2018 se hablaba de pasar de las entorno a 500 camas que tiene el Clínico en la actualidad a 709. Sin embargo, en la revisión anunciada esta semana se amplía a 966 plazas "en caso de necesidad". Esto ha implicado un cambio en el diseño previsto para hacer posible el desdoblamiento de camas en previsión de que la pandemia incremente el número de pacientes. En este sentido, fuentes de la conselleria creen que, aunque exista la vacuna, el coronavirus "ha venido para quedarse" y esta estrategia puede resultar útil, no solo para la covid-19, sino para otros momentos que ya se han dado en el pasado como los colapsos sanitarios puntuales por la gripe en algunos años.
-Más unidades de UCI. Otra de las variaciones del proyecto de 2018 al actual en el que ha tenido que ver la experiencia de la pandemia es el incremento de las unidades para los pacientes críticos. Entonces, se planeaba pasar de 28 camas a 48, mientras que en la presentación de esta semana se elevó a este número a 66; muchas de las cuales se encontrarán en la segunda planta del edificio creado en la Fase 1 y que debe estar listo a finales de 2021.
-Vestíbulo flexible y más preparado para pandemias. Otro de los cambios en las edificaciones, empezando por la que se va a iniciar el próximo año es el diseño de un hall amplio y diáfano que permita incluso la disposición de boxes, preparado para las vías de tránsito diferentes, con espacios dedicados a triajes rápidos, puestos PCR e incluso camas de observación, además de una espaciosa sala de espera.
-Circuitos de limpio y sucio. En el proyecto revisado y atendiendo a lo sucedido con la covid, también se han previsto medidas como esta, aprendidas tras la convivencia con un virus que podía resistir sobre superficies, materiales y ropa.
-Aumento de la renovación de las consultas externas. En el anterior documento de hace dos años se marcaba la renovación de 109 consultas, mientras ahora se cifra el total en 185.
-El coste calculado se duplica respecto a 2018. En las previsiones iniciales hace dos años de las tres fases se estimaba un gasto total de 50 millones de euros. Sin embargo, el coste calculado ahora, según se anunció esta semana, se eleva hasta los 94 millones de euros, 110 contando el equipamiento. Aquí, al margen del encarecimiento de algunas variaciones incluidas relacionadas con la pandemia, también influye notablemente, según señalan fuentes del Ejecutivo, el ascenso del metro cuadrado y el aumento de la superficie a construir. Así, el cálculo inicial de la ampliación, aunque tenía una horquilla, se hizo sobre 95.000 metros cuadrados, si bien este proyecto actuará sobre los 108.000 metros cuadrados.
En cuanto a las fases, todas aumentan: en la actual Fase 1 -en 2018 denominada fase 2-, se estimaba un gasto de 14,5 millones de euros, sobre una superficie estimada de 11.000 metros cuadrados. Ahora, el coste se calcula en 30 millones de euros, con una superficie cercana a los 13.000. En la Fase 2 -entonces primera-, el presupuesto en 2018 se situaba en unos 19 millones de euros, mientras que ahora se calcula en 36 millones.
Y, por último, en la tercera fase, consistente en la intervención del actual edificio de consultas externas y la ejecución de uno nuevo de nueve plantas de hospitalización con 272 camas funcionales, el cálculo era de 16,5 millones de euros y ahora se estima en 28 millones de euros.
Por otro lado, el calendario previsto de concluir las obras totales en 2028 no sufriría demasiados cambios, dado que aunque el Consell ha pisado el acelerador con la construcción del nuevo edificio y el inicio simultáneo de la Fase 2, se había producido ya un retraso inicial de un año en el derribo de las naves necesario para iniciar las obras.