VALÈNCIA. El organismo de diálogo social en torno a la movilidad de València, la llamada Mesa de Movilidad, celebró este martes una de sus sesiones de mayor calado en este inicio de mandato: el concejal del ramo Giuseppe Grezzi acudía junto al gerente de la EMT, Josep Enric García, y la jefa de servicio de la concejalía, Ruth López. Tocaba explicar los sonados cambios que experimentará el centro del cap i casal y que empezarán a aplicarse dentro de un mes, el 20 de marzo, y que afectan fundamentalmente al triángulo formado por la plaza del Ayuntamiento, la plaza de la Reina, y la calle Colón.
Allí, y ya en la despedida, el concejal de Movilidad asumió que quizá había "faltado dialogar más". Se refería al nuevo plan de movilidad que se aplicará en el casco histórico con motivo de la peatonalización de la Plaza del Ayuntamiento. "No queríamos robar el debate", dijo el edil al respecto, para añadir que el Ayuntamiento tenía que estudiar "todas las características" antes de explicar todo bien: "Nos podemos equivocar", admitió, "podemos mejorar cosas e iremos mejorando", y mostró predisposición para con las propuestas que colectivos y asociaciones pusieron sobre la mesa durante todo el encuentro, que duró más de dos horas.
Parte de la cita se centró en la explicación de las medidas que se llevarán a cabo, papel que asumieron eminentemente el gerente de la EMT y la jefa de servicio; Grezzi evitó captar la atención del toda la reunión, en la que abundaron críticas por la falta de debate previo y colectivos de vecinos, empresarios y comerciantes expusieron muchas dudas e inquietudes sobre lo que va a ocurrir a partir del próximo mes. Eran, eso sí, consultas, dudas, miedos, lamentos o reproches; las decisiones ya estaban tomadas.
"Nos hubiera gustado que la mesa se convocara antes, hace unos meses", lamentaba por ejemplo Eva Blasco, de la Confederación Empresarial Valenciana, quien cuestionó, por ejemplo, los puntos de carga y descarga para los comerciantes del centro, especialmente porque la zona del Mercado Central, con los cambios, podría quedar algo "desatendida". La gerente de los comerciantes del centro, Julia Martínez, por su parte, aseguró no ver "lo de ganar agilidad" con las modificaciones, por lo que pidió "la mayor información posible". "Nunca se nos dijo que las líneas se desplazarían a Colón en lugar de ir por Poeta Querol", censuró la portavoz, en línea con lo que se ha estado criticando en las últimas semanas: los cambios han pillado por sorpresa tras tres años de poder haber elaborado un plan conjuntamente.
Martínez aseguró que los cambios en las líneas de la EMT "generan incomodidades" a turistas, vecinos y personas del área metropolitana. "Queremos que la gente no piense que es incómodo venir al centro", subrayó la gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico al respecto. Ante algunas de las críticas vertidas, el gerente de la empresa municipal de transportes de la capital, Josep Enric García, respondió explicando que "de las 330.000 personas que nos movemos diariamente, sólo unas 30.000 van a las plazas", lo cual, incidió, es un 10% del total.
Otro colectivo, al parecer, con vértigo ante la gran transformación es el del taxi. El presidente de la Federación del Taxi de Valencia, Fernando del Molino, aseguró que algunos de los cambios les generan "bastante miedo" y mostró inquietud por cómo funcionará a partir de marzo la zona de la Gran Vía Marqués del Túria y la Plaza de América. Sobre posibles problemas en la fluidez del tráfico, la jefa del servicio municipal, Ruth López, explicó que el Ayuntamiento cuenta con un centro de gestión del tráfico que seguirá "en tiempo real lo que está ocurriendo" para que "la circulación discurra con normalidad".
Pero no sólo empresarios y comerciantes. También vecinos y residentes, como por ejemplo Rafael Mampel, de la asociación de vecinos y comerciantes de Ciutat Vella, lamentó la falta de una participación ciudadana real: "Yo vivo ahí y nadie me ha preguntado". Temía Mampel no poder acceder a su residencia del casco histórico, algo que se permitirá, pero cuestiones como esta se habían convertido en incertidumbre, al menos hasta este martes, donde se pudieron resolver interrogantes.
Intervino incluso el propio coordinador de la Mesa de Movilidad, Joan Olmos, quien hace pocos días anunció que próximamente dimitiría de dicho cargo por decisión personal. Olmos preguntó si alguno de los cambios que se van a emprender pueden revertirse a partir de los resultados del proceso participativo y el concurso de ideas realizado para la peatonalización de la Plaza del Ayuntamiento, a lo que el edil de Movilidad, Giuseppe Grezzi, respondió con una negativa porque "las servidumbres de movilidad son las que son".
Precisamente Olmos habló en los inicios del encuentro, en una intervención muy crítica con la falta de coordinación entre concejalías y de compromiso de algunas con el trabajo realizado en la Mesa de Movilidad. "A estas reuniones sólo ha venido un par de veces la concejala de Protección Ciudadana", lamentó Olmos: "No recuerdo que haya venido ningún concejal a ninguna de las treinta reuniones que hemos celebrado". Todo ello pese a que hay muchas concejalías relacionadas con la movilidad de la ciudad: Urbanismo, Policía, Espacio Público, etcétera.
"Sin esa fuerza de que no haya un proyecto de espacio público, las medidas que decidimos se quedan un poco cojas", criticó el todavía coordinador de este organismo de debate, quien se preguntó cuál había sido el resultado de la ordenanza de Movilidad y "qué ha sido del Plan de Seguridad Vial". En definitiva, una de las últimas sesiones de Olmos en la que aprovechó para dejar este recado: las medidas que se aplican en movilidad no se pueden separar de otras áreas.