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el lider de iron maiden publica su autobiografía

"Les habla el comandante Dickinson..."

La Cúpula publica la autobiografía de Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden y el vocalista más célebre del heavy metal, en la que repasa su carrera musical y su pasión por los aviones, la esgrima y por sí mismo

8/10/2018 - 

VALÈNCIA.-  Cuando una foto suya en una de sus icónicas poses —alzando los brazos al cielo desde el centro del escenario rodeado exclusivamente de los brazos de miles de seguidores a sus pies— sirvió para anunciar su regreso como vocalista a Iron Maiden a principios de 1999, el ego de Bruce Dickinson debió alcanzar su tope. El vocalista no solo había sido fichado casi dos décadas atrás para consolidar en el liderazgo del heavy metal de la banda británica en la escena rockera mundial y lo había apuntalado en la cima del rock durante los siguientes 10 años imprimiendo su sello vocal y estético en una serie de álbumes instantáneamente clásicos. No, además le había disputado el liderazgo (y ganado a nivel artístico, según opinión de muchos) de la banda a su fundador, Steve Harris, había sido víctima de la gestión de éste tras poner en duda la inercia que Maiden llevaba a principios de los 90, y, lo más importante, el tiempo le había dado la razón con ese regreso: Iron Maiden ya solo podrían serlo con Bruce Dickinson al frente.

Solo leer el relato de esa peripecia de su viva voz, sería suficiente atractivo para que centenares de miles de fans alrededor del globo pagaran por ello. Si a ello le sumas que mientras protagonizaba esa aventura Dickinson —como sus seguidores saben y ha engrandecido su mito de hombre renacentista— ejercía de esgrimista, novelista, piloto de aviones comerciales, guionista de cine y presentador de radio y televisión, disponer de un buen relato de todo ello se antoja ya interesante para cualquier curioso.

Aunque Dickinson es sin duda el más conocido de la banda, lo cierto es que su alma mater fue el bajista Steve Harris quien, tras varios proyectos fundó 'la Dama de Hierro' en 1975. De hecho, Harris es junto a al guitarrista Dave Murray, es uno de los dos miembros de la formación original que aún permanecen. Dickinson no se incorporó hasta 1981, pco antes del legendario The number of the beast (el de la consagración definitiva de la banda tras el éxito de Maiden Japan), en sustitución de Paul Di' Anno, cuya afición a las drogas y el alcohol le condenaron a la explusión.

Cómo consiguió Harper Collins convencer a Dickinson para hacerlo, imaginamos que sería cuestión de talonario, pero de lo que no cabe duda una vez leído ¿Para qué sirve este botón? Bruce Dickinson. Una autobiografía es que el cantante firmaría con una condición: escribir lo que le diera la gana.  



Y no solo porque el título sea de lo más retorcido, sino porque, aunque es cierto que se trata de 'una autobiografía' tampoco es lo que uno espera en un mercado editorial plagado de obras similares de estrellas del rock. “Tomé una decisión personal efectiva cuando comencé a escribir: nada de nacimientos, matrimonios o divorcios; míos o de cualquier otra persona” confiesa Dickinson, aunque lo haga en el epílogo, y a fe que no miente.

Porque en ¿Para qué sirve este botón? —pregunta no resuelta ni justificada en la autobiografía más allá de que suponga una pretenciosa metáfora de la curiosidad del autor— Dickinson habla de vida, música, esgrima, aviones, escritura, y de su carrera profesional como vocalista, pero lo hace con misma la precisión y pasión que un notario. Con una narración lineal, dando la misma importancia (en volumen del relato) a la composición y grabación de Powerslave (por poner un caso), que a su vuelo en una avioneta de cuyo nombre no quiero acordarme (hay varias), el lector avanza por la vida de un Dickinson que ha hecho muchísimas cosas, todas a base de esfuerzo y tenacidad, pero que no sabe o no quiere darles el peso que les corresponde o que simplemente requiere un relato para ser digno de tal nombre.


¿Quiere decir eso que el libro no tenga interés? Para el fan indudablemente no. Por un lado le saca de dudas sobre una multitud de rumores (cuán buen esgrimista era, cuán buen estudiante, cuándo y cómo ejerce de piloto, etc.) que siempre han rodeado al cantante hasta convertirlo en una de las figuras más mitificadas de las últimas cuatro décadas de historia del rock. Por otro, profundiza en algunos episodios significativos, siendo los más interesantes el concierto que protagonizó en el Sarajevo sitiado en plena guerra de Bosnia —recogido de manera mucho más emotiva en el reciente y muy recomendable documental Scream for me Sarajevo— o su batalla contra el cáncer de garganta cuatro años atrás. Sin embargo, el libro es una oportunidad perdida por el propio cantante por construir un relato adulto a la altura de su propio mito, venerado por millones de personas alrededor del globo (solo 20.000 fueron a verle al frente de Iron Maiden en su concierto de 2010 en València), pero al tiempo ignorado por el establishment cultural.

Quizás no era necesario saber al detalle de quién se divorció, con quién se casó, con qué músicos se pegó, o a que se dedican sus hijos, pero igual sí un poco acerca de lo que piensa sobre algo importante, sobre asuntos de la actualidad o la vida, cosas ambas de las que, aunque haya preferido no hablar en su autobiografía, uno puede leer en Wikipedia. Seguro que el libro habría sido mejor; pero seguramente también, al comandante  Dickinson (así se presenta a la tripulación cuando ejerce de piloto comercial), que aparentemente ha hecho y conseguido cada cosa que ha querido en la vida, con su ego lleno a rebosar desde hace tiempo —y regado cada vez que exige a decenas de miles de personas que griten para él y lo consigue—, que su autobiografía no sea una obra maestra cuando su vida lo es, le importe un bledo.

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