La gestora prefiere evitar el término 'superciclo' porque no refleja todos los matices de los factores que influyen en el precio de las distintas 'commodities'
MADRID. Preferimos evitar el término 'superciclo' porque no refleja todos los matices de los factores que influyen en el precio de las distintas materias primas, que además pueden estar en diferentes momentos del ciclo. De hecho, en áreas como el mineral de hierro, es probable que el aumento de la demanda venga acompañado de un aumento de la oferta.
Aun así, podemos establecer ciertas similitudes entre un conjunto de materias primas. Algunas -como el cobre, el litio y el cobalto- se usan en la fabricación de coches eléctricos y, considerando la importancia económica que está cobrando la sostenibilidad y el gasto público asignado a proyectos de infraestructuras más respetuosas con el medioambiente, es probable que la demanda siga siendo elevada a largo plazo. Esta situación, sumada a la demanda de consumo acumulada y a la mayor actividad empresarial que se registrará a medida que las economías levanten las restricciones aplicadas para contener la pandemia, podría impulsar fuertemente al alza las materias primas en general.
Es probable que la recuperación sea más intensiva en materias primas que el periodo previo a la pandemia, más orientado a sectores como el tecnológico. Además, los estímulos fiscales implican que tanto los gobiernos como las empresas están canalizando inversiones para potenciar la actividad económica.
Ahora mismo mantenemos una pequeña posición en cobre en el núcleo de la cartera, que se propone generar rentabilidad. La innovación depende cada vez más de la tecnología 5G y el cobre es un componente esencial de los coches eléctricos, por lo que esta posición es coherente con nuestra perspectiva de una robusta recuperación cíclica en un entorno marcado por políticas monetarias acomodaticias.
El oro desempeña una función diferente en la cartera y forma parte de la capa estabilizadora. Tras marcar un máximo de 2000 dólares por onza en agosto de 2020, el oro se encuentra en una situación más delicada por el aumento de los tipos de interés reales y el tono reflacionario de los mercados, lo que explica nuestra decisión de reducir la exposición al metal precioso. No obstante, si surgen presiones inflacionarias a largo plazo por la combinación de un aumento del precio de los insumos, limitaciones en la capacidad productiva de las industrias y crecimiento salarial, el oro podría volver a registrar un buen comportamiento.
Catherine Doyle es estratega de inversión del BNY Mellon Global Real Return Fund