VALÈNCIA. Estamos viviendo unas medidas contra cierta población rusa sin parangón. La guerra, con mayúsculas, provocada por Rusia en el territorio soberano de Ucrania está causando muchas injusticias. Masivas muertes de civiles, millones de desplazados y destrucción de un país a cargo de alguien que ni tan siquiera sabe lo que quiere. Pero Rusia también está saliendo perjudicada en muchos aspectos. Las sanciones a las que están sometidos los rusos por parte de más de medio mundo son uno de los problemas más graves que tienen.
Aparte de los oligarcas rusos, magnates del petróleo, el gas y los minerales, a quienes les han sido embargadas todas las cuentas en Europa y Estados Unidos y a los que se les ha desposeído de todos sus bienes, hay un grupo de personas que están siendo apartadas de la vida cotidiana tan solo por tener un pasaporte de Rusia. Se trata de los deportistas, muchos de ellos, la mayoría, en contra de Vladimir Putin y su sangrienta invasión de Ucrania.
Algunos deportistas sí comulgan con el régimen que implantó Putin, después de que la URSS desapareciera, pero hay otra gran mayoría que ni tan siquiera vive en territorio ruso y están siendo tratados como verdaderos apestados. El propio CIO, que pidió a Putin que no comenzara la guerra hasta que no se acabaran los Juegos Olímpicos de Invierno y respetara lo que se llama la tregua olímpica, ha prohibido que los deportistas rusos puedan disputar en las competiciones internacionales de cada uno de sus deportes.
La FIFA y la UEFA han expulsado a Rusia y a sus equipos de fútbol de las competiciones, incluido el Campeonato del Mundo. Los comités olímpicos nacionales, incluido el COE, tampoco dejan participar a ningún deportista ruso en las competiciones que se celebran en cada país. Es totalmente penoso e injusto que se ceben con deportistas, que con tan solo renunciar a su bandera durante el periodo de tiempo que dure la guerra, podrían participar bajo los auspicios de la gran familia olímpica, por ejemplo.
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, los deportistas soviéticos compitieron en 1992 como parte del Equipo Unificado, y a partir de 1994, bajo las banderas de sus nuevos países. El Equipo Unificado que participó en 1992 en Barcelona estuvo formado por atletas de doce de las quince ex repúblicas soviéticas. ¿No se podría habilitar alguna fórmula similar en esta ocasión?
Querer es poder, y la realidad es que no se quiere. La Federación Internacional de Vela tiene prohibida la participación de ningún regatista ruso en competiciones internacionales. Pero ¿qué pasa cuando esos deportistas rusos son menores de edad? Solo las decisiones unilaterales y valientes de algunos clubes implicados en las organizaciones de regatas posibilitaron que esos niños, ajenos a todo conflicto bélico de su país, pudieran participar con tan solo borrar la bandera de Rusia de las clasificaciones y de sus matrículas en las velas.
Esto ha ocurrido en varias regatas que se celebraban en aguas españolas cuando comenzó la invasión. València, Cádiz, Barcelona, Palma… tomaron esa decisión con los menores de edad, pero de forma unilateral y sin que se enterara la Real Federación Española de Vela, o al menos, se diera por enterada. El borreguismo de los directivos españoles quedó patente cuando en otras regatas de adolescentes les quitaron el derecho a participar escudándose en que la Federación Internacional lo ordenaba así.
¿Qué pasa con los regatistas profesionales inmersos en equipos de alto nivel? No está muy claro, la verdad. De momento, el mejor circuito de cruceros del mundo, 52 Super Series, ha prescindido del barco ruso Bronenosec. Claro que dicho velero lo arma Vladimir Liubomirov, uno de los oligarcas de Putin, que controla Gazprom. A pesar de que lleva poca tripulación rusa, ha sido apartado del circuito y su flota, amarrada en València, ha sido requisada.
Lo mismo ocurre con los dos barcos rusos del Circuito RC 44, el equipo Atom Tavatuy, del armador ruso Pavel Kuznetsov y con una tripulación con el 90% originarios de Rusia, y el equipo Arttube, de Valeriya Kovalenko con mucha similitud con el anterior. Ambas unidades están embargadas en Puerto Calero (Lanzarote) a la espera de que se hagan efectivo la clausura de las sanciones a los ricos rusos.
Todo el equipo olímpico ruso de vela, que estaba desperdigado por el sur de Europa para pasar el invierno entrenándose, ha tenido que volver a casa con lo puesto, es decir, todo el equipo que habían desplazado para realizar su programa de invierno lo han tenido que dejar confiscado en los varaderos. ¿Esto es deporte o política?
Los comités olímpicos nacionales, incluido el COE, tampoco dejan participar a ningún deportista ruso en las competiciones que se celebran en cada país
El caso de los tenistas rusos es flagrante. Ninguno vive en Rusia. Están todo el año de viaje por el circuito mundial de la ATP y en algunos torneos se les deja participar, si acceden a quitarse los emblemas rusos, y en otros, no. Siete tenistas rusas y dos bielorrusas disputaron el Mutua Madrid Open de tenis, un deporte que es, respecto a las sanciones decretadas contra los jugadores de esas nacionalidades, una isla en el panorama competitivo internacional. Rusia fue el segundo país más representado en el cuadro femenino del torneo, solo por detrás de Estados Unidos, que tuvo a ocho representantes, y empatado a siete con la República Checa.
En la misma ciudad y en los mismos días en que rusas y bielorrusas juegan con normalidad, aunque sin las banderas de sus países en la Caja Mágica, a apenas 8 km, en el polideportivo de Gallur, se disputan los campeonatos de Europa de bádminton, que han vetado a los volantistas de esa procedencia pese a que estaban inicialmente clasificados. ¿Se entiende?
La exclusión de los tenistas rusos y bielorrusos del torneo de Wimbledon ha causado, como era de esperar, controversia. Por un lado, se inscribe en la línea de las sanciones que afectan a Rusia y a su aliado. Por otro no afectan a lo que se puede entender como medidas económicas cuyo impacto se mide, difusamente en millones de dólares o euros, sino directamente a personas.
Sin embargo, Roland Garros parece haberle dado algo más de tranquilidad a los jugadores de esos países. El Abierto de Francia no seguirá la línea del Grand Slam británico y permitirá que los tenistas rusos y bielorrusos compitan este año en Roland Garros.
El Abierto de Roma siguió los pasos de Wimbledon por presión del gobierno italiano. El Comité Olímpico de ese país también dio el visto bueno a que no se permita la entrada de tenistas rusos y bielorrusos. Un desfase de gobiernos, comités olímpicos y federaciones, que no se ponen de acuerdo perjudicando a deportistas que nada tienen que ver con las decisiones bélicas de Putin.
Puede que se me tache de demagogo, pero tengo que decirlo. ¿Por qué no se excluyó a ningún deportista americano e inglés cuando se invadió Irak? Y alguno dirá que no es lo mismo, pero sí que lo es, porque en Irak también hubo masacre civil y al final fue una guerra injustificada desde el punto de vista de las armas de destrucción masiva.
* Lea el artículo íntegramente en el número 92 (junio 2022) de la revista Plaza