Mis amigas acaban de llegar de Senegal. Enamoradas de Senegal. Me cuentan que es un país maravilloso, que te invade, que te atrapa y que desde que lo pisas por primera vez te sientes parte de él. Sobre todo si vives la experiencia de visitar uno de sus orfanatos.
“Sin palabras nos dejó el día que compartimos en el orfanato. Nos sobraba amor y nos faltaban brazos para sostenerles en ese dolor que es el abandono. Ojala podamos volver pronto para cuidarlos; bañaros, darles el biberón, cambiarles los pañales y sobretodo darles amor y hacerles reír. 150 niños y niñas viven en el orfanato de Mbour en Senegal, bebes de un mes de vida hasta los 3 años son abandonados por sus familias que no pueden alimentarlos o porque sus madres han fallecido en el parto.
Los niños reciben una alimentación adecuada y cuidados pero tienen una gran carencia de amor y contacto físico que las personas voluntarias intentamos aliviar jugando o riendo con ellos. Recuerdo andar entre las cunas y sentir sus preciosas manos negras tocarme para que los cogiera en brazos o los besara.
No olvidaré como golpeaban los barrotes de las cunas para salir o como se mecen y cantan solos para conciliar el sueño. Un día en el que no pudimos cruzar una palabra, solo nos miramos y los ojos se nos llenaban de lágrimas pero donde sacamos la fuerza para dar lo mejor de nosotras mismas a cada uno de los niños o niñas que tuvimos la suerte de tener entre nuestros brazos. Espero volver pronto."
Ella es mi querida amiga Bego, una de mis amigas del alma. Así fue su experiencia. Así se sintió cuando fue al orfanato de Mbour en Senegal de la organización francesa Vibre Ensemble con el que colabora la entidad valenciana Kassumay . Un trabajo maravilloso que te deja paralizada cuando lo conoces.
El orfanato alberga a 147 niños y niñas hasta los tres años. Es una de esas casas que se convierte en el hogar y en la familia para estos bebes.
Estos niños y niñas abandonados y abandonadas que ya empiezan con una vida dura y un palo de esos que antes o después probablemente les pasará factura.
No imagino ese dolor del abandono. Ese dolor desgarrador solo de pensarlo. Ese dolor de tener que abandonar o ser abandonado. La pobreza. La miseria. El dolor de esa madre. El dolor de ese bebé abandonado o abandonada… solo de pensarlo, muero de pena.
Y me alivia la pena pensar que estos niños y estas niñas al menos tienen un lugar que les ha recogido y que atiende las necesidades más básicas. Un orfanato que además atiene a unos 3.000 casos de pediatría al año gratis. En concreto Kassumay ha conseguido financiar un dispensario y un departamento de maternidad con la generosidad de las personas que le apoyan y de los viajes que organizan a Senegal.
El otro día mis amigas contaban su viaje a Senegal y consiguieron transmitir una sensación y unas ganas locas de pisar esa tierra roja y de respirar esa energía africana que añoro y que echo de menos. Echo de menos África… mucho. Ese continente maravilloso, alegre, cargado de vida de energía… ese continente.
Bego, Fanny y Ali son mis amigas. Amigas del alma. Esas amigas con las que te irías al fin del mundo. Esas amigas que ponen una sonrisa a tu vida en todo momento.. esas amigas. Ellas decidieron irse en Semana Santa a Senegal. Varias circunstancias se juntaron para irse a este país africano. Grandes amantes de África, viajeras empedernidas y conseguidoras de billetes de avión baratos… Y allí que se marcharon. Destino Senegal.
Una vez allí coincidieron con un grupo de valencianos que habían decidio pasar sus vacaciones en una inmersión de placer y solidaria al mismo tiempo.
Es lo bueno de los viajes solidarios orquestados para que el dinero que llega al país destinatario de esos turistas beneficie a su gente local.
Leticia Valera, fundadora de Kassumay, les organizó el viaje de sus vidas. Viajes completos donde se visitan mercadillos artesanales y restaurantes gatsronomicos locales que apoyan a la gente de Senegal, en este caso. De esos viajes y, sobre todo, cuando es la primera vez en que uno vive la experiencia de un viaje así. Se crean lazo personales y emocionales que marcan la vida de esos viajeros y viajeras.
Hace muchos años que escucho historias de Senegal, viajes a Senegal, experiencias en Senegal … y hace muchos años que coincido con personas de Senegal, personas que viven en España y en Valencia dese hace muchos años. La comunidad senegalesa es una de las comunidades más importantes en Valencia. Llevan años viviendo en Valencia y hace años que echaron raíces.
Las personas de Senegal que yo conozco son estupendos, geniales y maravillosos como también me contó mi otra amiga del alma Yvonne que visitó Senegal hace unos meses o mi amiga de la infancia Kitty casada con un senegalés o mi amiga Empar de la que hablaré otro día con sus proyectos de cuentos ilustrados… en definitiva, que cuento los días para poder visitar Senegal e invadirme de esa energía y de esa vida tan viva que desprende por mucho dolor que albergue también.
La semana que viene… ¡más!