La paz nos importa a todos y no podemos dejarla solo en manos de los dirigentes de los Estados, pues en definitiva quien va a pagar las consecuencias de las guerra es fundamentalmente la población civil, por lo general, ajena a la creación de los conflictos. Las imágenes tan impactantes del terrible atentado de Hamás el pasado 7 de octubre, en el que muchas de las personas que perdieron la vida poco tenían que ver con la situación agobiante a la que está sometida la población palestina, e incluso entre los secuestrados algunos de ellos eran activistas israelitas en pro del reconocimiento del pueblo palestino. Como poco tenían que ver los inmigrantes tailandeses que vivían en situaciones muy precarias y que también se encuentran entre las víctimas de este ataque.
A estas imágenes impactantes se han sucedido las de la terrible destrucción de la zona de Gaza por parte del ejército de Israel, algo que sobrepasa todos los limites, así como los atentados que se llevan a cabo en Cisjordania gobernada por la Autoridad Palestina, por parte del ejercito israelí y los colonos que siguen ocupando las tierras. Ante esta situación la respuesta de la comunidad internacional es muy tímida, por no decir muy hipócrita. Creo que en este contexto la posición que mantiene el gobierno español es de las más dignas y sería conveniente que se viese amparada por las fuerzas políticas de todo signo, como así hacen muchas asociaciones de la sociedad civil que prestan valientemente desde hace muchos años su ayuda a la población palestina.
Pensar que por el hecho de que se condenen los asesinatos de Hamás, se aprueba la actuación represiva del gobierno de Netanyahu es absurdo; desde mi parecer se pueden y se deben apoyar la liberación de los rehenes y el cese de la guerra en Gaza, así como finalizar de una vez por todas la represión y la ocupación de tierras en Cisjordania.
No comprendo cómo algunos en vez de remar en esa dirección, aprovechan este conflicto para atizar las diferencias en el panorama político español ya de por sí bastante tenso, cuando debiera ser un tema en el que se hiciese evidente el consenso en el país. Identificar a la izquierda con la defensa de Palestina y la derecha a la israelí, además de no solventar absolutamente nada, es desconocer que la postura tradicional de la derecha española ha sido el apoyo a la causa palestina, como también lo ha sido de la izquierda.
El reconocimiento del Estado de Israel se llevó a cabo bajo el gobierno del Presidente Felipe González en el año 1986. También bajo un gobierno socialista se llevó a cabo la creación en el año 2006 de la Casa Seferad con el fin de promocionar el encuentro con los judío sefarditas. En el mismo año se formalizó la oficina de relaciones con Palestina con rango diplomático. La postura española de mantener buenas relaciones con Israel y a la vez apoyar al pueblo palestino ha contribuido a que España tenga un papel mediador en el conflicto de Palestina, recordemos la Conferencia Internacional de Madrid en el año 1991, origen de todos los procesos de paz en la zona.
Siempre la política exterior es y hoy más que nunca política interior y de modo especial en el caso de Palestina, una tierra en la que se crearon tantas tradiciones que compartimos y que forman parte de nuestra más profunda identidad. El volver los ojos a esta tierra nos debe servir para para elevar la mirada más allá de nuestros estrechos límites locales y conjurar la indiferencia con la que vivimos los conflictos actuales en el mundo, que nos indica el grado de deshumanización al que hemos llegado y nos sirva para remover de algún modo las conciencias.