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al otro lado de la colina / OPINIÓN

El precio de nuestra Libertad

A veces las hojas del árbol o el día a día, nos impiden distinguir el frondoso bosque de lo que importa en la realidad, y esta semana vuelve a ocurrir, una vez más con asuntos más que transcendentales

10/03/2018 - 

En esta época de la posverdad es tal el ruido mediático que muchas veces nos volvemos sordos, sin quererlo, respecto de las cuestiones fundamentales, la Libertad y la Seguridad, es decir de nuestra forma de vida; e incluso como hemos sabido por un artículo titulado The spread of true and false news online (La difusión de noticias verdaderas y falsas en redes) que publican Soroush Vosoughi, DebRoy, Sinan Aral, este mes de marzo en la revista Science, en el que se afirma que al menos 1% de las cascadas de noticias falsas se difundió entre 1.000 y 100.000 personas, mientras que la verdad rara vez se difundió a más de 1.000 personas; de hecho el subtítulo del trabajo es: Lies spread faster than the truth (las mentiras se propagan más rápido que la verdad). Malos tiempos para que razón y realidad vayan de la mano parece.

Es así como estos días hemos tenido buenas dosis de estruendo en la prensa a costa, cómo no, de Donald Trump y sus guerras comerciales buenas y fáciles de ganar, según afirmó en su cuenta oficial de Twitter, cosa que no debía de extrañar a nadie, simplemente cumple su programa electoral, ¿tan desacostumbrados estamos a que los políticos lo cumplan, que nos sorprende cuando alguien lo hace?; ya saben America First, y como todo buen discípulo o lector de aquel gran maestro de historiadores que era Juan Reglá, sabemos que en época de crisis la aparición de los proteccionismos es inevitable.

Por otra parte, también esta semana, se ha producido mucho ruido a costa del Día Internacional de la Mujer, muy bien tratado por Pilar Vicente, nuestra compañera de Valencia Plaza en su columna, muy oportunamente ilustrada su columna con una foto que es todo un editorial (la importancia de la 2ª Guerra Mundial en la emancipación de la mujer), pero respecto al cual no voy a escribir ahora pues su importancia merece muchas más líneas, y que por descontado no hay dudas (aunque siempre hay algún ultramontano) de la igualdad de derechos y obligaciones entre mujeres y hombres. Pero me gustaría apuntar lo escuchado a la periodista, Anna Grau, cuando este jueves afirmó que, el feminismo será transversal o no será, pues (y esto ya lo añado yo) se debe despolitizar, pues casi los primeros verdugos de ese sincero movimiento son los que pretenden instrumentalizarlo para sus beneficios políticos, al igual que otros se envuelven en banderas o símbolos religiosos (que nos pertenecen a todos) para justificar sus presuntas actuaciones.

Y hablando de mujeres y derechos, como no acordarnos de esas pobres personas, mujeres en este caso, que en países del tercer mundo (expresión ésta en desuso por imposiciones de lo políticamente correcto) o de países en vías de desarrollo, y dada su condición sexual son menospreciadas o anuladas socialmente, por ser en esas culturas sólo un patrimonio del Pater familias. Estamos hablando de la situación de las mujeres de unos países o regiones que, además, son nuestro patio trasero (como dirían los norteamericanos), siendo en concreto el norte de África y el Sáhara/Sahel; zona esta última, por cierto, a la que debemos destinar nuestra atención, porque hay que asumir que la seguridad se consigue y por lo tanto se construye más allá de nuestras fronteras y muchos de los problemas (terrorismo o trata de personas) que nos estallan dentro (o a las puertas) de nuestra casa (España/UE) se gestan en aquella inestable zona que es el Sahel.

Del Sahel se ha recordado estos días lo ocurrido en el verano pasado en Malí al comandante de Caballería Miguel Angel Franco cuando sufrió, junto a los que estaban en un resort, un ataque terrorista. El comandante Franco supo responder de forma heroica, a pesar de estar descalzo y en bañador, haciendo uso de una simple pistola prestada (con 14 cartuchos), haciendo frente a varios terroristas que portaban fusiles de asalto Kaláshnikov. Por eso además de la condecoración española, Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo (acciones de combate), se le ha concedido la principal recompensa de la UE: la Medalla de Servicios Meritorios de la PESDC (Política Europea de Seguridad y Defensa Común), un orgullo para cualquier español.

Es en este país donde me gustaría centrar la atención, pues se encuentra en un lugar geopolítico vital para nuestros intereses de seguridad. Se encuentra prácticamente en uno de los epicentros de lo que se ha venido llamando la bomba demográfica africana, piensen que la población africana pasará de unos 1.200 millones de habitantes en 2016 a 2.500 millones en 2050, África tendrá en 2055 el 40% de la población infantil de todo el mundo, y además ocupa una posición estratégica al ser la vía de conexión y de encuentro entre los terroristas Islámicos del desierto del Sahara, del Sahel y los de Nigeria (Boko Haram). Y tengan en cuenta que esta explosión traerá consigo, si no es que se logra un gran desarrollo económico, miseria, hambre, delincuencia, migración, contrabandistas que por cierto ya existen y comercian con drogas, armas y personas, etc, y sobre todo ese exceso de población servirá a los propósitos de reclutamiento de los Yihadistas. Por eso el compromiso de España con la estabilidad de este país es tan alta, aunque en el debate público no esté muy presente, como ejemplo lideramos este año 2018 la misión de la UE, EUTM Mali, de la que forman parte 580 militares de 27 países y a cuyo frente se encuentra el general brigada español Enrique Millán, que trabajan en paralelo, o más bien complementando, a la operación francesa Barkhane; además en enero el Congreso de los Diputados al completo, a excepción de Podemos, ha aprobado duplicar los efectivos españoles en Mali.

Por otra parte, la preocupación en medios e instituciones internacionales sobre la situación de este país aumenta, los ataques contra tropas malienses se han incrementado, sólo en enero hubo unos 50 muertos (la tercera parte de todo el 2017) buena parte de los cuales han sido reivindicados por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GAIM), yihadistas adheridos a Al Qaeda y que actúa en el Sahel. Por otra parte también se han producido muertos y bajas en tropas extranjeras, como los cuatro soldados de operaciones especiales de USA muertos en Níger pero muy cerca de la frontera de Mali a finales del año pasado y que ahora se ha hecho público sus datos (habría que retroceder a episodios de 1993 en Somalia y que protagonizó después alguna película como Black hawk derribado, para ver tantas bajas americanas en África), o el 21 de febrero también murieron dos soldados franceses en otro ataque terrorista, cuando el 11 de enero ya se habían producido otras tres bajas (en este caso heridos) en otro ataque reivindicado por el Estado Islámico, o el 28 de febrero en un ataque contra los cascos azules de la ONU se produjeron ocho bajas (cuatro muertos y cuatro heridos), o el 9 de febrero cinco comerciantes fueron asesinados con una mina-trampa colocada en una carretera del centro del país y que parece iría dirigida contra vehículos de Fuerzas de Seguridad o Armadas, al igual que el día 25 de enero, en el que 26 civiles morían al estallar una bomba-mina al paso de su autobús, y así una larga lista que evidencia la escalada de hostilidades en este país, y que ya a finales del año pasado aventuraba la ONU en concreto su Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Por eso con motivo del relevo en el mando de la EUTM Mali este enero pasado ya apareció en nuestra prensa la idea, con origen en fuentes oficiales, del hecho de que "si cae Mali cae el Sahel entero”, pues el recuerdo de lo ocurrido en 2012 con la rebelión tuareg apoyada por yihadistas y la declaración de independencia de Azawad, y que sigue aún muy presente, la situación de esa región se tornó insostenible, y ahora, sobre todo, como ya aventuramos desde estas líneas, con el retorno que se produzca de los asesinos del ISIS/DAESH, que intenten reproducir ese gobierno del terror que supuso el Califato Islámico; y mientras los americanos han salido de caza, según la CNN, en la zona de Mali para buscar y eliminar a los grupos responsables de la muerte de sus cuatro soldados, todo un augurio de que las cosas por ese país, con Al Qaeda y Estado Islámico también por medio se pueden poner peor.

Esperemos que el presagio de Thomas Jefferson, “el árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural”, afecte más a tiranos, asesinos y terroristas, y no tanto a nuestros soldados que nos protegen desde tierras muy muy lejanas.

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