VALÈNCIA. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha reclamado este sábado en la tradicional Fiesta de la Rosa celebrada en València más "diálogo" y "contundencia" ante rupturas unilaterales de la legalidad. En la introducción de su discurso, monopolizado por el desafío catalán, hizo hueco para criticar la infrafinanciación a la que está sometida la Comunitat Valenciana y contentó a los socialistas valencianos con el reconocimiento de las políticas llevadas a cabo por el Consell. "Ximo, las que defendemos todo el partido". No aclaró si bien o mal, solo lo certificó y el público, con los ojos achinados a causa de un cielo de color panza de burra, respondió con aplausos entusiasmados.
El modelo territorial ("ordenar las identidades"), la "lacra" de la violencia contra la mujer, la memoria historia, las negociaciones para pactar con el resto de la izquierda la aprobación de una ley de muerte digna, la reforma laboral y, a petición de un asistente ("compañero" o "compañera" muy insistente), las pensiones... fueron otros de los puntos que cupieron en el mitin de Sánchez. "Lo imposible es, muchas veces, lo que no se intenta", dijo, para fijarse el infinito como meta. En el conflicto catalán, sí estableció unos márgenes: "La integridad territorial" y el respeto a la Constitución.
Minutos antes de su intervención, la vicealcaldesa Sandra Gómez, se dirigió a los votantes con una petición expresa: dejar atrás el pasado, pero no olvidarse de él. En una reformulación de la máxima unamuniana ("venceréis, pero no convenceréis"), aclaró que la ambición del PSPV no es (solo) "vencer": "Queremos ganar. No queremos ser más que nadie, pero tampoco menos". Para ello, pidió que se hable de barracones, de los retrasos en el pago de la Dependencia, de la infrafinanciación... para no volver a pasar por lo mismo.
El anfitrión y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, arrancó de forma desenfadada con un comentario sobre las casi dos horas de demora con la que empezó la fiesta en València. Una avería en la línea del AVE impidió llegar antes a Pedro Sánchez y Puig bromeó: para una cosa que hizo el PP y funciona, vino a decir, qué faena que haya fallado justo este sábado.
En la Fiesta de la Rosa, uno de los actos de partido más importantes del calendario del PSOE, Puig le entregó el apoyo "no solo del PSPV, sino de todo el PSOE. Nos estamos jugando el futuro de las nuevas generaciones y este partido es mucho más que una coyuntura".
Como ya hizo resonar en Les Corts para culminar la sesión en la que se sometían a debate las políticas del Consell, el líder de los socialistas valencianos aseguró que tiene "un plan". ¿Cuál? "Respeto a las identidades y a la bandera de la igualdad. Y lo vamos a llevar a cabo". El hambre apremiaba (Puig prometió no estirar mucho más el acto para poder ir a comer) y el presidente dejó para el final la cosa doméstica, en valenciano: se felicitó por los últimos datos de creación de empleo y mostró el optimismo de seguir creciendo, "acabaremos hasta con el último barracón". Animó a que la festividad del 9 d'Octubre sea una jornada de "unidad": "Quienes vengan a sembrar discordia no son bienvenidos. Exigimos respeto. Endavant!", zanjó, con media entrada poniendo ya proa hacia el restaurante y con la vista puesta en el cielo por si rompía a llover. El futuro puede esperar; la comida, no.