VALÈNCIA. El Monasterio de San Miguel de los Reyes abrió este miércoles sus puertas para recibir a los más de 150 asistentes que acudieron a la presentación del libro 'Paterna, la memoria del horror', la obra de la fotoperiodista Eva Máñez que narra, a través de textos e imágenes, aquello vivido en el municipio valenciano durante la represión franquista.
El fin de la Guerra Civil marcó el inicio de la persecución a las personas cuyos ideales se oponían al régimen totalitario de Francisco Franco. Un seguimiento que en el caso de Paterna tuvo como resultado 2.238 asesinatos de víctimas fusiladas que se enterraron en fosas comunes. Ochenta años más tarde, todavía se desconoce el paradero de muchas de ellas y continúan las excavaciones; además de arrebatarles la vida, se les robó el derecho a despedirse de sus familias provocando un duelo eterno.
Con el fin de romper el silencio impuesto durante décadas y dar a conocer los hechos por todo el mundo, Eva Máñez ha publicado un libro que recoge su investigación al completo. Las fotografías captadas con el objetivo de su cámara, la aportación del historiador Vicent Gabarda, la visión de la catedrática de Historia Contemporánea Ana Aguado y los testimonios de 60 mujeres familiares de asesinados reflejan la magnitud de la tragedia.
"No son historias del pasado, son historias del futuro. Del futuro que estamos construyendo buscando una sociedad democrática donde por fin no haya impunidad ni fosas de la vergüenza. Necesitamos dejar atrás el franquismo y una transición que no fue para nada modélica porque se dejó a 135.000 personas desaparecidas", expresó la autora tratando de contener las lágrimas.
En la presentación, además de todas las protagonistas del libro que asistieron como público y escuchaban atentas recordando el dolor vivido, Máñez estuvo acompañada por la portavoz de la Plataforma de Familiares de las Fosas de Paterna, Amparo Belmonte; la consellera de Calidad Democrática, Rosa Pérez; y una de las entrevistadas en la obra, Maricruz Alemany. Al pasar de una intervención a otra, una melodía en directo producida por el sonido del violín, la guitarra y el violonchelo invadía la sala.
Siguiendo la línea de las 59 voces que la acompañan, la profesora Maricruz Alemany se abre en el ejemplar para contar cómo descubrió la verdadera muerte del hermano de su abuelo, que fue fusilado y enterrado en Paterna en 1941. En la jornada, quiso destacar la perspectiva feminista de la publicación y el compromiso de la fotógrafa a la hora de dar visibilidad a lo ocurrido. Asimismo, resaltó la necesidad de difundir los acontecimientos, tanto en las casas como en los centros educativos.
El hecho de hablar y compartir experiencias sirvió a Amparo Belmonte, portavoz de la Plataforma de Familiares de las Fosas de Paterna, para darse cuenta de que su relato no era un caso aislado, sino que podía sentirse identificada con otras personas y unir apoyos para luchar por una causa común. Además, definió el acto de acabar con el silencio como "una terapia para sanar".
La consellera Rosa Pérez, como representante del gobierno autonómico, lamentó la actuación tardía: "Quiero pedir disculpas como Administración pública porque creo que han dado la espalda a las familias durante muchísimos años. De manera natural, esto se tendría que haber hecho nada más empezar la democracia y que las familias no hubiesen pasado ese calvario para recuperar los restos de sus seres queridos". Añadió: "Tal vez, si en este país se hubiese conocido desde un primer momento toda la barbarie de esos 40 años de dictadura, ahora no tendríamos a la extrema derecha en las instituciones".
Las mujeres del público no dudaron ni un instante en subir a la tarima, abrazándose y celebrando el éxito de la cooperación. Asimismo, al concluir, se repartió un ejemplar para cada persona y se formó una cola a la espera de firmas y dedicaciones. Se trata de un paso más en la movilización para expandir lo acontecido en el denominado paredón de España. Según se explica en el libro, solo en Paterna tuvieron lugar más del 75% de las ejecuciones de toda la provincia de València, una cifra vertiginosa que, a día de hoy, todavía se desconoce.