Esta diminuta izakaya de Benimaclet prepara autentica comida coreana y japonesa casera para llevar o para tomar en la única mesa que tiene (con mantel de hule)
En los 40 metros del local caben 12 personas, aunque para comer cómodamente, la mesa está preparada para seis. Lo que empezó siendo una tienda especializada en productos asiáticos se ha transformado en una pequeña taberna donde Lucía (nombre españolizado de la propietaria) fríe las gyozas o prepara el ramen en una cocina minúscula con la ayuda de su marido César, que atiende a los clientes y coge los pedidos telefónicos.
La cocinera, de padre chino y madre japonesa, se maneja bien en la exigua cocina. Su pasión por la comida coreana les ha hecho ofertar en su carta algunos platos originarios del país, como el kimchi o el bi bim bap (un arroz coreano con verduras, carne y huevo que hay que pedir por encargo el día de antes ). Otros platos como los temaky, el tofu agridulce de kurobe o los tallarines de arroz estilo toyama también son necesarios encargarlos antes. Los fogones no dan para más.
No hay que acercarse a Koryo con la idea de comer en una de esas coquetas tabernas japonesas que han abierto en Valencia tipo Tora o Hikari. Su fuerte no es el interiorismo sino lo auténtico de su cocina. Tampoco hay que ir allí con prisas. Los platos tardan alrededor de media hora en estar preparados, así que mejor llamar. Pero la espera vale la pena. Dentro de poco inauguran la terraza. Una excusa más para dejarse caer por el barrio y probar sus estupendos yakitoris o sus takoyakis.