CASTELLÓ. No quieren que lo sepas. Así es como ha decidido titular su cuarto libro el periodista Jesús Cintora. Una frase sencilla y directa con la que el presentador de televisión ha querido dejar claras, desde un principio, sus intenciones. "Este libro busca poner luz donde todavía hay oscuridad", reitera. Una publicación que se enfrenta a la crisis en los partidos políticos, las puertas giratorias, la politización de la Justicia, las eléctricas, la sanidad, la pandemia del coronavirus o el control en los medios de comunicación. En definitiva, "todo aquello que los poderosos quieren silenciar".
Un análisis sobre el presente, pero también nuestro pasado, que acercará a Castelló en un coloquio programado este miércoles, a las 19 horas, en el Museu de Belles Arts. Horas antes, el periodista atiende a Castellón Plaza para profundizar en algunos puntos.
-¿Aunque sea tarde, la corrupción política siempre acaba descubriéndose?
-No, de la corrupción conocemos una parte, es evidente. El libro lo que pretende precisamente es poner luz donde todavía hay oscuridad. Conocemos solo una parte de la verdad, porque no interesa. Existen suficientes instrumentos para que nunca se llegue a esclarecer. En territorios como la Comunitat Valenciana, o Castellón, ha habido muchos casos de corrupción, pero hemos conocido solo la punta del iceberg. Hay mucha más. Los poderosos, la política, la justicia y los medios de comunicación se protegen para que conozcamos una pequeña parte. Además, mucho de lo que después conocemos queda impune.
-¿Y acaba pasando factura electoral?
-No me gusta generalizar. Hay casos de corrupción en territorios que no han pasado factura en las urnas y en otros sí. Lo que no puede ocurrir es que la sociedad viva en la pasividad. Que oiga los casos de corrupción como quien oye el número de la lotería. No es como la lotería de Fabra, que siempre le tocaba. Tampoco es el parte del tiempo. Es dinero y es esencial en democracia que no haya corrupción. Lo que ocurre es que se nos ha mostrado como un rey emérito queda impune pese a llevarse dinero fuera de casa y se le ha dado libertad jurídica, tributaria, política y mediática. Entonces piensas, ¿de ahí para abajo qué puede ocurrir?
-Ya que menciona varias veces esta provincia, ¿qué concepción se tiene de Castellón? ¿Ha conseguido superar la imagen de corrupción de la etapa de Carlos Fabra?
-Bueno yo creo que el concepto que debe tenerse de Castellón como de la Comunidad Valenciana es que en todos los lugares hay buenos, malos y regulares. Hay gente decente que trabaja día a día, y hay casos de corrupción y de caciquismo muy sonados. El libro va también de eso... de caciques. En Castellón el caciquismo lleva instaurado desde hace años. Hablar de Castellón es hablar de Fabra y hablar de Fabra es hablar de caciquismo. Pero vengo de León, donde también hay muchos casos de corrupción.
-El boom inmobiliario se vivió de una forma muy intensa sobre todo en la costa, ¿cree que este modelo económico fue en parte el culpable de que proliferaran muchos casos de corrupción?
-Sí. En la Comunidad Valenciana tenemos paradigmas que son los ingredientes perfectos del libro, como puede ser el saqueo absoluto de la corrupción, el hundimiento de entidades financieras que hemos tenido que rescatar con dinero de todos, burbujas inmobiliarias que acumulan impunidades. Hay también casos de politización de la justifica, gente que ha pasado de administraciones políticas a la justicia y al revés. Por no hablar de la corrupción en medios como Canal 9.
-Más allá de los casos muy mediáticos, ¿cómo se combate la corrupción que ocurre "a pequeña escala"?
-No creo que haya corrupción generalizada en todas partes, sino imagínate, sería un desastre. Tampoco estoy de acuerdo con eso de que la corrupción es algo innato al ser humano. Hay más gente buena que mala, pero lo que pasa es que los peces gordos pasan impunes. La corrupción de menor nivel también hay que denunciarla. La actitud de cada uno ha de estar en defenderse, revelarse, responder y no aceptar. No ser sumiso ante la corrupción. Contar cosas como las que cuenta este libro no puede suponer que se silencie a los periodistas. Se hace para que la sociedad lo conozca, porque una sociedad que conoce es una sociedad más preparada. Además de corrupción, también me detengo en otros aspectos como el encarecimiento del precio de la compra, de la que unos pocos se lucran.
-¿Qué papel ha de jugar, en este caso, la prensa local para combatir la corrupción?
-El papel de la prensa local es fundamental para las sociedades. Es un elemento más para acercarnos a lo que ocurre en nuestra comunidad. Hay que cuidarla, porque también se está mermando. Los medios de comunicación bien ejercidos son necesarios. Lo que debe hacer el periodista es no venderse. Como decía esta mañana un amigo mío, algunos no es que se vendan, es que están tirando los precios. Se venden a la primera de cambio. Estamos sufriéndolo mucho en la profesión.
-Y bueno, por lo que respecta al libro, ¿qué feedback está recibiendo?
-Pues va por la tercera edición. Y en los actos me gusta porque mucha gente viene a hacer preguntas. Quieren saber qué hay detrás de los medios de comunicación, cuáles son sus entresijos. Está bien, porque no es solo momento de hacerse la foto con el libro, me gusta enfrentarme a sus preguntas. Hay periodistas que tienen reparo de estar en contacto con la gente, a mi me gusta, entiendo el nuestro como un oficio más.
¿Le toca lidiar con muchos ‘haters’ en las redes?
-No, bueno ahí también hay gente buena, mala y regular. Hay gente que aprovecha el anonimato para decirte cosas que no te dirían a la cara. Pero bueno, en este sentido, la presentación del libro también es una buena ocasión para conocer a gente que viene de Facebook. Aquí me siguen unas 400 mil personas. También viene mucha gente de Twitter.
-¿Cuando se acerca gente que no conoce a felicitarle por su trabajo se siente recompensado?
-Tengo 45 años y sé lo que es que me hayan quitado varios programas con audiencia por contar verdades. Y que además, me lo quiten para dejar a otros que no las cuentan. Lo que he tratado es seguir con mi vocación y contar la verdad en el libro. Siempre trato de buscar otras vías.