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La exdueña de una farmacia de València pide que se la devuelvan tras venderla "obligada por Bankia"

12/03/2018 - 

VALÈNCIA. La historia de Victoria Lliso, doctora en farmacia, comenzó como un cuento de hadas pero poco a poco se ha ido convirtiendo en una película de terror. Hace unos años compró la farmacia que hay en la esquina de la avenida del Puerto con Cardenal Benlloch, en València. Su precio, cerca de dos millones de euros. Poco a poco, la fue modernizando hasta convertirla en la farmacia más moderna de España. El endeudamiento iba aumentando pero Bankia le permitía seguir creciendo. Llegó el día en que el banco quiso cobrar la deuda y ahí comenzó la pesadilla.

Ahora, esta farmacéutica esta pendiente de una sentencia de la Sección Novena de la Audiencia Provincial, tras perder el pleito en un juzgado de lo Mercantil, que podría restituirle su farmacia y, con ello, su forma de vida o bien podría terminar de hundirla en las deudas y dejarla sin medio de vida ni forma de pagar a sus acreedores.

La historia

El periplo judicial de Victoria Lliso ha sido largo y en ese camino su principal queja y la base de su denuncia es la "falta de información". Cuando en el año 2012 Bankia le dice que su única opción real para saldar la deuda de 2.600.000 euros que había adquirido tras la compra de la farmacia unos años antes era vender, ni el banco ni sus abogados (ahora denunciados) le explican la posibilidad de entrar en un concurso de acreedores, lo que hubiera evitado la venta y posterior quiebra.

A pesar de la falta de solvencia, para esa venta, que se hizo por dos millones de euros, Bankia le hace una hipoteca sobre la casa de sus padres por otros 600.000 euros. Así, el banco recuperaba el total adeudado de 2.600.000, pero la pregunta que tanto Lliso como sus actuales representantes legales se plantean es cómo es posible que la entidad bancaria le diera un préstamo por 600.000 euros sabiendo que tras la venta no iba a poder generar ingresos para pagar las letras. ¿Y sus abogados de entonces, por qué no le explicaron nada?

A todo ello hay que sumar que en la venta, Victoria Lliso, incluyó una clausula por la que el comprador se quedaba con las deudas con los proveedores de la farmacia, que superaban los cinco millones de euros. Deudas que ahora le reclaman y que, sin ingresos, obviamente no puede pagar.

Periplo en Mercantil

Es en ese impás que entra en juego el Juzgado de Lo Mercantil número 3 de Valencia, por una demanda que el 14 de enero de 2014 terminó formalizando la declaración de concurso necesario de acreedores de Victoria Lliso. El juzgado nombró a Inmaculada Elnum como su administradora concursal.

Elnum, desde un principio, apoyó la tesis de que la venta de la farmacia y todo lo  demás que Lliso se había visto obligada a hacer por consejo de Bankia y de sus anteriores letrados “iba en perjuicio de los acreedores”. El motivo es simple, pues tuvo que enajenar todo su activo e incrementar el pasivo en beneficio de un solo acreedor generando así un perjuicio en el resto.

Llego el momento en que se presentaron al juzgado por parte de los dos administradores concursales, el de Lliso y el de los acreedores, sendas demandas -accidentes concursales- en las que se solicitaba una acción de reintegración a la masa del concurso de la megafarmacia, "sus frutos", así como "a cesar inmediatamente en la explotación de la misma", y a que se condenara a Bankia y al comprador a indemnizar a Victoria Lliso –conjunta y solidariamente– con el importe de los beneficios netos obtenidos por la farmacia desde el momento de su venta.

En palabras llanas, Lliso recuperaría su farmacia y, con un plan de pagos a los acreedores que se había pactado, todos podrían comenzar a cobrar lo que se les adeuda. Todos estaban a favor excepto dos: Bankia y el nuevo dueño de la farmacia. Parecía fácil, pero no lo está siendo pues la magistrada de lo Mercantil Montserrat Molina aseguró en su sentencia que "no ha quedado probado que exista perjuicio patrimonial en las operaciones de venta de la farmacia".

En la sentencia solo se hace referencia a lo que pide Bankia y no se tienen en cuenta los perjuicios que el resto de acreedores están sufriendo al no poder cobrar. Esta explicación de la magistrada no ha convencido a nadie, salvo a Bankia, pues el resto de implicados ha presentado recurso ante la Audiencia Provincial.

Ahora, el caso Lliso  está en manos de la Audiencia Provincial, que en breve deberá emitir una sentencia que, al menos en la vida de esta farmacéutica y de sus acreedores, supondrá un antes y un después.

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