Así es la noria gigante que impulsa Circular View
Así es la noria gigante que impulsa Circular View
VALÈNCIA. Finalmente, no saldrá adelante. Al menos en La Marina de València. El proyecto de una noria gigante al estilo del afamado 'London Eye' que impulsaba la empresa Circular View no ha conseguido seducir a las administraciones y deberá buscar otro emplazamiento para ubicar esta colosal infraestructura. El organismo que gestiona La Marina, el Consorcio Valencia 2007, ha descartado el planteamiento de la mercantil al no entrar dentro de su estrategia a medio y largo plazo.
Ya cuando se hizo público el proyecto durante la pasada primavera se constató que no había desatado una gran euforia entre los gestores del espacio, quienes señalaban entonces que La Marina acostumbraba a recibir propuestas de inversión y que se priorizaban las que encajaban en su Plan de Estrategia aprobado en 2017. Y al parecer, esta noria de unos 120 metros de altura no ha pasado el rasero, por lo que el Consorcio la ha rechazado.
Así lo han confirmado a Valencia Plaza fuentes conocedoras de la operación. De nada sirvieron los complementos al proyecto que anunciaron los promotores con la intención de hacerlo más atractivo y conseguir así el visto bueno de las administraciones. Por ejemplo, Circular View había propuesto la construcción, junto a la noria, de nuevos jardines y zonas de ocio, e incluso el desarrollo de un 'hub' de ingeniería en la capital del Túria. Con todo, el futuro de este enclave concreto camina hacia otro lado.
El Consorcio, formado por el Gobierno de España, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València, ya ha informado a la empresa de la negativa, según ha podido este diario. Y son diversos los motivos del rechazo a este megaproyecto: obstáculos en cuanto a movilidad y espacio público, sobre la propia organización espacial de La Marina o en lo referente a la forma de entender la atracción turística en la zona. En algunos casos, de hecho, las causas aducidas responden más al propio modelo de funcionamiento que se ha trazado en este espacio que a detalles técnicos.
Por ejemplo, según las mismas fuentes, se ha esgrimido que la noria ejercería una influencia muy agresiva sobre el espacio peatonal de La Marina. La intención de los gestores es desarrollar su carácter de zona abierta y verde, conjugando los parques y los jardines con otros equipamientos como pistas deportivas. En ese sentido, la construcción de este hito de medidas considerables choca frontlmente con la mencionada perspectiva de futuro, según la cual se pretenden impulsar construcciones a menor escala.
La firma pretendía situar la construcción en el espacio cercano a la pérgola modernista, en frente del Marina Beach y próximo también a uno de los puentes que en la Fórmula 1 permitían el paso de los bólidos. Un lugar que tampoco ha entusiasmado a los gestores de La Marina. El escollo en este punto es que la noria, de mayúscula envergadura, podría suponer de facto la implantación de una suerte de muro arquitectónico que dividiese la zona norte, que acoge diversas escuelas y clubes náuticos, del resto del enclave, esto es, el área dedicada eminentemente al ocio y el edificio Veles e Vents. Se quiere evitar, por tanto, la ruptura de esta transición, ahora constituida por zonas verdes.
En cuanto al tráfico, según las mismas fuentes, el impacto de los numerosos vehículos que el proyecto prevé introducir en la zona constituye otro motivo de peso para echar el freno. Y es que la circulación se dirigiría inevitablemente hacia la frontera entre la playa de Las Arenas y el propio recinto de La Marina. Un punto que en el Consorcio prefieren no saturar al considerarlo de suma importancia en el entorno. La atracción de más tráfico rodado, en este sentido, acabaría por desequilibrar el espacio público.
Pero hay más rémoras en relación a lo que quiere ser de mayor La Marina, donde el planteamiento es compaginar el patrimonio histórico, como los tinglados, con elementos más modernos, pero evitando siempre las actuaciones más agresivas y que supongan una preeminencia sobre el resto de actividades que ya conviven allí. En otras palabras, la noria de Circular View restaría protagonismo a otros símbolos existentes y sería un golpe a la diversidad y pluralidad de pequeños enclaves por la que se aboga actualmente.
Y relacionado con este aspecto se halla el enfoque turístico que se quiere promover desde el Consorcio, que no casaría con el modelo planteado por la empresa impulsora. Huelga recordar que, en un principio, Circular View había previsto un área comercial en torno a la propia noria, algo que si bien se desechó de entrada por el recelo de La Marina, constituye un ejemplo de este choque de visiones. Con todo, las administraciones pretenden que todo este sector se entienda como una experiencia en su conjunto, alejándose de proyectos desmedidos que puedan restar valor al resto.
El proyecto se planteaba desde Circular View como "muy especial e innovador" dado que la noria no contaba ni con eje ni con radios. 20 cabinas en movimiento para transportar a 25 personas y que tendrían capacidad para unas 1.000 personas cada hora en recorridos de unos 30 minutos aproximadamente. Así, la firma había anunciado que ofrecería una visión de 30 kilómetros a la redonda.
Así es la noria gigante que impulsa Circular View
Además, para su construcción se había fijado un período de tres años y en las actuaciones intervendrían hasta 700 personas, según la empresa. La inversión inicial prevista para su construcción era de unos 120 millones de euros y para su operación cotidiana requeriría de unas 250 personas. En total, de manera indirecta, se preveía la creación de entre 2.000 puestos y 3.000 puestos de trabajo.
Un megaproyecto con todas las letras que la propia mercantil había asegurado que ostentaba "un marcado carácter humano" y que encajaba con el Plan de Estrategia 2017 de La Marina de València. Algo que, al parecer, finalmente no ha sido así, y el planteamiento que llevaba desde 2015 "surfeando los arduos procesos burocráticos" finalmente ha sido rechazado por el Consorcio.