La semana pasada fallecían dos personas en Valencia. Estas dos personas fallecían en la calle. Estas dos personas formaban parte del colectivo de “los sintecho”, colectivo invisible al que el descenso de las temperaturas hace visible al menos una vez al año
VALÈNCIA. Pocas personas estamos exentas de quedarnos sin techo, pocas personas estamos exentas de sufrir un giro en nuestras vidas en algún momento y tengamos que pasar de dormir en una casa a dormir en la calle. Desde una posición más segura, acomodada y a cubierto pensamos y vemos a los “Sin Techo” con distancia pero muchos nos sorprenderíamos de lo rápido que podemos llegar a formar parte de ese colectivo.
Mi amigo que ha sido Sin Techo, homeless o sense llar en algún momento de su vida me dice que lo peor es el viento en las noches gélidas. Las noches frías sin techo y con viento son las más duras. Por mucho que te cubras, me dice, el frío cala de una manera que sólo el alcohol ayuda, de ahí que un alto porcentaje de personas sin techo tengan también problemas con el alcohol donde ahogan el frío, sus penas y la soledad.
Normalmente es un colectivo que se forma con personas solas y aisladas, que llegan solas a la calle aunque sea en la calle donde creen una nueva Familia y aprendan una nueva forma de relacionarse. Al final se crean lazos entre las personas que duermen en la calle diferente a los que se crearían en otro tipo de contextos. Eso sí, se pueden llegar a convertir en una familia o, como todos los contextos ocurre, pueden surgir hasta bandas rivales. La calle es muy dura.
Se trata de un colectivo invisible la mayor parte del año pero la llegada del frio hace que acudan a espacios cerrados en los centros de las ciudades. Es ahí cuando este colectivo se convierte en visible.
Las bajas temperaturas sufridas estas semanas hacen que esas personas que son invisibles para la gran parte de la sociedad aparezcan. Dejan los parques que suelen convertirse en “albergues” improvisado para pasar las noches cuando el tiempo acompaña, a tener que buscar albergues cerrados, estaciones de metro o sucursales bancarias para sobrevivir al frio.
Y no olvidemos que en Valencia las temperaturas no azotan tan fuerte como en otros lugares de España o del resto de Europa. Pero estos días han sido duros, muy duros también en Valencia donde hay más personas sin techo de las que podemos imaginar.
También existen muchas organizaciones que trabajan con el colectivo de los Sin Techo. La Plataforma Sense Llar de la Comunitat Valenciana está formada por entidades como ACCEM Valencia, Cáritas Diocesana de Valencia, Comité Antisida Valencia, Fundació Salut i Comunitat, Médicos del Mundo Comunidad Valenciana, Misión Evangélica Urbana de Valencia, OMV Obra Mercedaria Valencia.
Todas ellas de diferentes maneras intentan dar cobertura a este colectivo de personas totalmente desprotegidas. Desde la plataforma lamentan la situación y aseguran que resulta incomprensible que todavía en una gran ciudad como Valencia, y en pleno siglo XXI, no se haya superado aún una de las mayores y más duras situaciones de exclusión social: vivir en la calle, no tener un hogar, y aun mucho peor, morir en la calle.
Los sin techo no solo lloran la ausencia de un techo físico. Pierden más que un techo… pierde autoestima, pierden seguridad, pierden esperanza, pierden ilusión y pierden vida.
Las personas recientemente fallecidas arrastraban una grave situación vital y física y lamentablemente no han podido tener una muerte digna. Además de no tener techo, soportaban una situación prolongada de aislamiento social y de deterioro que les impedía acceder a los recursos sanitarios y sociales normalizados. Son casos extremos que reflejan el fracaso de un sistema. En ocasiones estas entidades acuden a estas personas sin hogar y rechazan la ayuda que les ofrecen. Estas personas llegan a situaciones tan límites que rechazan las ayudas. El deterioro de estas personas es extremo.
Según la plataforma, las entidades sociales especializadas en sinhogarismo y que trabajan a diario con estas personas, aseguran que el fenómeno de la exclusión grave y el sinhogarismo es complejo y multicausal. Hay tantas situaciones de “exclusiones” como personas que las sufren. Pero sin duda, no poder acceder o disponer de una vivienda adecuada, de un hogar, es algo en común en todas estas personas que cotidianamente acompañamos desde nuestras entidades. Esto, unido a situaciones como la ausencia o escasez de recursos económicos, sucesos personales y familiares traumáticos, adicciones, enfermedad mental, etc…, junto a la pérdida de redes y recursos sociales y familiares de apoyo, provoca a menudo un proceso en espiral generando cada vez más erosión vital y soledad.
La Plataforma Sense Llar exige a las administraciones públicas que realicen reformas estructurales que conlleven la aplicación del derecho humano a una vivienda digna y adecuada.
Esta plataforma exige a las Administraciones competentes erradicar el sinhogarismo en la Comunitat Valenciana, y en concreto en la ciudad de València, que evite que siga habiendo personas que fallezcan en la calle.
En el año 2015 se aprobó la I Estrategia Nacional Integral de personas sin hogar, impulsada por recomendación de la Unión Europea, en el marco de la Estrategia 2020. En la Comunitat Valenciana, según la plataforma, sigue pendiente el desarrollo de una Estrategia Autonómica, que por un lado revise y actualice el catálogo de servicios para este colectivo, y por otro, impulse medidas desde una comprensión integral e integrada de la intervención, en el marco de los servicios sociales, facilitadora de procesos de desarrollo personal individualizados. .
Recientemente se ha presentado socialmente, el anteproyecto de la Ley de Servicios Sociales de la Comunitat Valenciana que esperamos ponga el foco real, y no solo sobre el papel, en este colectivo de personas.
Un colectivo que desde hace unos años es muy difícil generalizar, etiquetar o identificar porque este colectivo se ha hecho grande y muy variado. Personas de todo tipo pueden llegar a quedarse sin techo.
La semana que viene… ¡más!