Este 8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora, estoy feliz. Sé que no debería estarlo, pero no puedo evitarlo. Son estas contradicciones que, de vez en cuando, nos pone la vida.
Digo que no debería estarlo porque, como mujer, también estoy preocupada. Quienes tienen la responsabilidad de velar por nuestra integridad, nuestros derechos y nuestra libertad han hecho justo lo contrario.
La maldita Ley 'del Sí es Sí' pasará a la historia de las infamias contra todas las mujeres. ¿Cuántos violadores y agresores sexuales han salido ya a la calle en el momento que escribo este artículo: 700, 800? ¿Más? No lo sé. Y creo que ya no importa. Con que la reforma legal hubiera sacado a uno ya sería más que suficiente vergüenza.
Corregir es de sabios, dice el refrán. Sí, es cierto. Pero más de sabios es ser humilde y escuchar a quien de verdad conoce un tema para no equivocarte y tener que corregir.
Si hay algo peor que la prepotencia es la soberbia, que es un punto más. Que PSOE y Podemos no se pongan de acuerdo en cómo enmendar la ley por una cuestión de ego sí es lamentable. A estos sí que habría que barrerlos y no al patriarcado, como nos han dicho que hay que hacer los comunistas. A mí no me manda nadie a barrer, que primero soy muy limpia y, segundo, no se me caen los anillos por hacerlo.
¿Ven dónde está el verdadero problema? La izquierda tiene su concepto de mujer 'progre'. Les parece mal que una mujer tenga que ganarse la vida fregando suelos. Pero a mí me parece tan digna, y necesaria, esa ocupación como otra.
Las mujeres somos ingenieras, médicas, abogadas, sí, pero también dependientas, limpiadoras, kellys y lo que haga falta para tener independencia económica y personal. Que nadie nos intente quitarnos la dignidad por lo que tengamos que hacer para conseguirlo.
Ni que nos digan lo que tenemos que ser o sentir. La Ley Trans ahonda en este camino al despojar a la mujer de lo que somos.
Nadie puede ponerse en nuestro lugar. El feminismo es igualdad, no superioridad. Respeto a las personas que no se sientan de acuerdo con su cuerpo. A ellas, como a todas, que en esto consiste la igualdad.
Pero no puedo compartir cosas como los cambios múltiples de género, que no sexo, en el Registro Civil. Tampoco me gusta que se aliente a los menores en una dirección y que les hagamos creer que cualquier decisión no tiene consecuencias. Porque les educaremos mal y, a la postre, tendrán más dificultades para andar por la vida. Dejemos que las personas se desarrollen con pleno conocimiento de todo para que después puedan elegir con libertad. Eso sí es respeto.
Entiendo al colectivo feminista, al que ahora llaman clásico por no decirles carrozas, cuando protestan por esta 'Ley Trans' al homogeneizar el término mujer.
Les decía al principio que, a pesar de todo lo que les he contado, estoy feliz. Porque en este 8 de Marzo muchas cosas están cambiando. Me alegré mucho de saber que el Partido Popular acudirá a la manifestación del 8 de Marzo a través del anuncio de Borja Sémper. Él sí me representa, aunque sea un hombre, y no le importa decirlo. Sí pudiera iríamos juntos, hombro a hombro, en verdadera igualdad, que es de lo que se trata.
Y me alegro también de que hagamos desde el Partido Popular un llamamiento a la movilización sin acritud, sin desprecios y sin exclusión del PSOE ni de Podemos.
Qué diferencias cuando ministras y primeras damas acudían a las manifestaciones con guantes cuando el covid era mentira mientras se burlaban de que no estuviera el PP.
Pero el PP no es así. Mientras la izquierda divide a las mujeres entre buenas y malas; entre dignas e indignas, nosotros abrazamos a nuestras mujeres, que son todas.
¡Feliz 8 de Marzo!