La integración de la mujer en el mundo de la vela debería dejar de la lado demagogia y propaganda para ser efectiva
VALÈNCIA. Mucho dinero, mucha propaganda, mucha demagogia… mucho de todo para que la mujer se integre de una manera igualitaria en el deporte. No sé en qué están pensando los políticos, esos políticos que lo más redondo que han visto es una onza de chocolate, que quieren hacer no sé qué con las mujeres en el deporte.
Para su información, señorías, la mujer hace mucho tiempo que está más que integrada en el deporte. No hace falta forzar nada porque ellas mismas se lo han ido ganando poco a poco. Desde los Juegos Olímpicos de Londres 2012 las mujeres ganan más medallas que los hombres, así que esa paridad de la que hablan los prebostes del deporte mundial no es más que una parida. Eso sí, lo que no alimentan es el patrocinio, del cual disfrutan más los hombres que las mujeres, pero de eso ya hablaremos más adelante.
En el deporte de la vela cada día hay más mujeres regateando en el mar y no es gracias a ninguna política de inclusión. Es gracias a que las niñas tienen ganas de navegar y dan la vara en sus casas para que en vez de apuntarlas a una escuela de danza, que tampoco está mal, las inscriban en un cursillo de vela, paddle surf, piragüismo… Entre el COI, el COE, la World Sailing y la Real Federación Española de Vela lo que están haciendo es degradar a la mujer. Las tripulaciones mixtas están muy bien en la teoría, pero en la práctica es una auténtica chapuza. Gracias a esa chorrada, la clase 470 femenina va a desaparecer, es decir que, si había cuarenta regatistas femeninas en unos Juegos (patrona y tripulante), se han quedado en veinte (patrona o tripulante, solo una de las dos) para alimentar un absurdo 470 mixto.
Resulta que el 470 mixto está alimentado por igual número de hombres que de mujeres, pero ya veremos cuántas mujeres patronas de la clase hay en los Juegos de París. Me apuesto que ni el diez por ciento de las tripulaciones cuentan con una mujer como protagonista y responsable del barco. ¿Qué ha sido peor, quitar la clase femenina o poner una clase mixta? Son unos caraduras. La clase Nacra, que es mixta desde los Juegos de Brasil, ya demuestra que los hombres son mayoritarios como responsables del barco y van situados en la parte más atrasada cuando lógicamente el tripulante que debe aportar más condición física y peso a la embarcación debe ir más adelantado en la borda del barco. El mundo al revés porque todavía no se confía en la finura de las mujeres a la hora de navegar un barco.
¿Quién ha dicho que las mujeres son peores patronas que los hombres? De momento son mucho más ordenadas y a la hora de mandar son mucho más decididas, pero evidentemente la vela siempre ha sido un deporte de hombres y muy pocas mujeres han tenido acceso a ella. Hasta ahora la mujer no participaba en regatas porque nuestra cultura no las dejaba e, incluso, hasta hace bien poco en algunos clubes españoles no se dejaba entrar a las mujeres en alguna estancia. Sin embargo, ahora solo hay que ir a presenciar una regata de la clase Optimist para ver cómo, sin ninguna obligación ni ley que lo promulgue, hay igualdad entre niños y niñas, que navegan todos juntos en una misma salida.
De todas las maneras, aunque sea así, las propias leyes internas de la Real Federación Española de Vela obligan a tener dos clasificaciones en una regata en la que niños y niñas compiten juntos. Una tontería más que alimenta la segregación de la mujer. Todo raya la imbecilidad.
¿Qué ha pasado con la incursión de la mujer en la Volvo Ocean Race? Pues que ha sido obligada por una organización que siempre ha tenido el rumbo equivocado. Obligó a los equipos a incluir a dos mujeres en cada una de las tripulaciones y fue un verdadero fracaso. En vez de potenciar los barcos femeninos, potencian los barcos mixtos, demostrando que la convivencia no es posible entre hombres y mujeres en las regatas que duran más de un mes. De cara a la galería todo son felicitaciones, pero en petit comité todo son protestas y malas caras. Porque nos pongamos como nos pongamos las condiciones físicas de ambos sexos no son iguales y a la hora de realizar una maniobra con treinta o cuarenta nudos de intensidad de viento el rendimiento de un hombre y una mujer no es igual.
Ahora vamos con el tema del patrocinio femenino. Iberdrola ha cogido la responsabilidad de patrocinar todo lo que huela a mujer. Eso está muy bien y le suma puntos a la empresa eléctrica española, pero de lo que no estoy muy seguro es de si Iberdrola controla que el dinero que da se emplee en la mujer. Honestamente creo que no.
En el deporte de la vela, gracias a Iberdrola, se ha creado una Liga Femenina que se disputa en cuatro eventos. No sé el dinero que aporta Iberdrola, pero sí sé que de ese dinero no se beneficia ninguno de los equipos que a duras penas intentan participar en cada regata. Los clubes que organizan las regatas sí perciben algo de dinero, pero ni para pipas. ¿Qué hace la Real Federación Española con el dinero destinado a la vela femenina? Estaría bien que el presidente federativo, Javier Sanz, lo explicara a la opinión pública y a las propias chicas.
Los clubes ponen los comités de regatas, que los tienen y muy buenos. ¿Cuánto vale eso? Pues se les paga y a correr. La Federación que ponga los jueces. ¿Cuánto vale eso? Se paga y a correr
Hablando con los equipos femeninos más humildes cuentan que jamás han recibido un solo euro de la federación por este concepto, aunque están muy agradecidos por la iniciativa de organizar una liga femenina. Echan de menos alguna regata más puntuable para esa liga, pero entienden que con solo los recursos propios no podrían acudir a regatear a todas.
Lo suyo sería que Iberdrola, que es una de las empresas que mejor fiscaliza los patrocinios, tuviera un responsable específico para esta Liga Femenina, como lo tuvo en el Desafío Español a la Copa América de 2007 y que le dio tan buen rendimiento. Una Liga Femenina no son cuatro banderolas y cuatro notas de prensa. Las chicas merecen un poco más de respeto, que desde luego la federación no lo tiene con ellas porque está continuamente ninguneándolas.
Es muy fácil, señores de Iberdrola. Los clubes ponen los comités de regatas, que los tienen y muy buenos. ¿Cuánto vale eso? Pues se les paga y a correr. La Federación que ponga los jueces. ¿Cuánto vale eso? Se paga y a correr. Y a cada equipo que se inscriba en la liga se le asigna una cantidad para que puedan financiarse, al menos, los viajes y las estancias. ¿Cuánto vale eso? Seguro que no tanto como para hacerle un agujero financiero a la eléctrica. Eso sí, con la obligación de que todos los equipos viajen a todos los eventos y no pase lo que está pasando, que las incomparecencias por falta de dinero están desvirtuando la Liga Femenina y que, desde un primer momento, todo el mundo sabe qué equipo va a ganar.
De momento esta liga sigue siendo un poco para la galería y la realidad es que las chicas, aunque cuando están navegando la disfrutan, hasta que llegan a ese punto sufren más que otra cosa. Hay que darle una vuelta más de rosca a la Liga Iberdrola Femenina de Vela; lo piden ellas.
* Lea el artículo íntegramente en el número 94 (agosto 2022) de la revista Plaza