VALÈNCIA. Neus Fábregas (1976) se ha convertido en concejala de València en Comú en apenas unas semanas -este lunes tomó posesión del acta-, la confluencia local donde se integra Podemos. Nacida en Londres, y de padre catalán y madre valenciana, es diplomada en Trabajo Social, cuenta con un largo historial de activista: fue presidenta de la Federación SETEM estatal, tesorera de la misma a nivel autonómico y participó en la campaña por el cierre de los CIE, así como en la Coordinadora Valenciana de ONGD's.
Cuando la confluencia valenciana obtuvo tres ediles, Fábregas se convirtió en asesora municipal. Desde su puesto fue testigo de las diferencias internas que ha protagonizado la plataforma, incluso la vivió en sus propias carnes cuando el concejal Berto Jaramillo pidió su destitución junto a otro cargo de confianza, Mariana Urueña. "Hemos limado las diferencias", asegura no obstante la nueva edil.
Tras la convulsa marcha de Peris, Fábregas se convirtió en concejal al ser la siguiente en la lista. Con formación especializada en materia de cooperación y activismo en favor de los migrantes, ha asumido las competencias en esta materia y gestionará, además, Gobierno Abierto y Participación.
-Usted ha accedido a la responsabilidad de concejal por la marcha de Jordi Peris. ¿Qué balance hace de su gestión?
-Ahora mismo estoy poniéndome al día. Porque, como asesora, hasta ahora he hecho trabajos más transversales. El detalle de cada proyecto no lo conocía. Pero tras esta tarea de revisión, hago un balance muy positivo del trabajo de Jordi Peris en el Ayuntamiento. Las cosas que deja están muy bien pensadas, muy bien argumentadas. Hay un proceso, una estrategia muy clara.
-¿Incluso en InnDEA que ha sido foco de polémica durante estos dos años?
-No me he metido en el detalle, más allá de las cosas que nos explicaba en el grupo municipal o cuestiones que nos explicaba para tener una posición como grupo. Si te refieres a proyectos concretos, no lo sé. Estas cuestiones son competencia de mi compañero Berto (Jaramillo).
-Ahora que usted se ha convertido en concejala, ¿cómo afronta este nuevo reto?
-Lo afronto con gran entusiasmo. Me costó dar el paso. Estuve 48 horas decidiendo si asumía el reto y la responsabilidad o no. Finalmente dije que sí y, aunque me queden menos de dos años como concejala, me parece que podemos hacer grandes cosas.
-Que recayeran en usted las responsabilidades de Cooperación, ¿fue una condición para decir que sí al cargo?
-No fue una condición, porque, al final, fue una decisión tomada por todos. Cuando decidí aceptar, nos pusimos a revisar las competencias. Y todos acordamos que me encargara de Cooperación.
-¿Fue una decisión unánime?
-Sí. Todos quedamos en que habían unas líneas básicas a seguir: eficiencia del grupo municipal y cómo podemos mejorar las competencias que tenemos en función del perfil de cada uno. No hubo discusión alguna.
-¿También fuera del grupo municipal se respetó el reparto de áreas? ¿O hubo algún intento de cambio de competencias como ya sucedió con la marcha del exportavoz socialista Joan Calabuig?
-Gobernamos en un tripartito. Hay cosas que nos diferencian y cosas que nos unen. Lógicamente ante cualquier cambio todo el mundo puede ver la manera de ver cómo reestructurar, ¿por qué no? También es una oportunidad. Lo que pasa es que si tenemos que poner el mapa de competencias encima de la mesa y reestructurar, pues vamos a hacerlo de la mejor manera posible. Que por un pequeño movimiento no se mueva todo el Ayuntamiento. Estamos cómodos con nuestras competencias.
-Durante estos dos años ha habido diversas voces en València en Comú que cuestionaban la falta de exigencia de Peris con Compromís, ¿lo comparte?
-Hay que señalar primero que cuando somos un grupo, no hay una única responsabilidad, sino que hay diferentes factores que hacen que las cosas sucedan. A partir de ahí, para mí el segundo factor tiene que ver con los perfiles de personas. Cada persona es de una manera y afrontamos las negociaciones de una forma u otra. Estoy segura de que Jordi intentó hacer su perfil de portavoz lo mejor que supo y pudo. La responsabilidad es de todos. Y creo que no hemos comunicar bien, trasladar de la plataforma al Aynutamiento; no solo Jordi, sino todo el grupo municipal. Hemos estado trabajando dos años entre personas que no nos conocíamos mucho y la cohesión en estos casos es importante. Puede que en algunos momentos para algunas personas no haya sido del agrado algunas de las posturas de Jordi como portavoz, pero creo que lo ha hecho lo mejor que ha podido. Somos un grupo muy diverso, tanto en la plataforma como en el grupo municipal. Y a veces no es fácil gestionar la diversidad de València en Comú.
-¿Tiene que marcar perfil propio ValC con los otros socios del Pacte de La Nau? ¿Está de acuerdo, por tanto, con actuaciones como la de María Oliver con la Universidad Europea en El Cabanyal?
-Es importante reconocernos para luego gestionar las diferencias internas. Probablemente por ser una plataforma joven no tenemos la capacidad comunicativa que tienen el resto de grupos. Lógicamente València en Comú está aquí por algo, nuestra voz tiene que escuchar como otra.
-Usted forma parte de València en Comú. ¿Le da la sensación de que la imagen de fractura interna ha sido una constante desde principio de legislatura?
-Uno de los fallos, independientemente de la comunicación, tiene que ver con la diversidad. Es muy importante entender que somos una plataforma municipalista, un proyecto colectivo en el que estamos gente de numerosos sitios; y nos cuesta mucho reconocernos como diferentes. Y no pasa nada por hacerlo porque cuando tú pones el programa y los objetivos encima de la mesa, no hay ningún problema ni duda. Eso es lo que nos une, así que, vayamos a eso. Cuando nos ponemos a hablar de otras cosas, es cuando nos enredamos, no damos la sensación de cohesión. Otras formaciones políticas también tienen conflictos, pero saben gestionarlos mejor. Por lo menos hacia afuera.
-De hecho, Berto Jaramillo trató de destituirla, ¿cómo afronta la relación con él? ¿Ese roce puede dificultar el trasvase del área que ahora asume o la fluidez en el trabajo diario?
-Se quedó en una reprobación política y hemos podido limar nuestras diferencias y construir juntos. Yo he seguido trabajando en el grupo municipal, lo que me ha permitido acercarme a otras áreas y otras delegaciones. Las tres personas que ahora estamos en el grupo municipal estamos coordinándonos muy bien. De todo hay que aprender, y de los conflictos, en concreto, se aprenden mucho.
-¿Cree que Podemos debe liderar la plataforma o ha de tener la misma importancia que otras organizaciones o movimientos sociales integrados en ValC?
-Es un partido muy importante en esta plataforma con la que quiso confluir hace dos años. Para mí es muy relevante que el proyecto municipalista que se construya siga siendo confluyente, y que continúe albergando personas que vengan de distintos sectores políticos y sociales para construir una mayoría mucho más organizada.
-¿València en Comú es un proyecto válido para presentarse en las elecciones locales en 2019? ¿O se deben buscar confluencias con otras formaciones como Compromís o Esquerra Unida?
-Creo que todo proyecto municipalista es válido, se llame València en Comú o de otra forma. Ojalá pudiéramos ser capaces de confluir en un espacio por el bien común.
-Más allá de cuestiones políticas, hablemos de sus retos como concejal. Peris llevaba el área de Participación, que ahora es su competencia. ¿Está de acuerdo con el trabajo que hizo en las Juntas de Distrito?
-Me he llevado una gran sorpresa. Peris ha hecho grandes modificaciones que implican una mejor accesibilidad y espacio en las juntas, y ha mejorado mucho la informatización de las citas y la gestión administrativa. Son detalles que parecen que no tengan relevancia, pero al final es importante porque las juntas es el primer paso que tiene la ciudadanía en sus propios distritos. Es muy importante que estos espacios sean más cercanos: hace que el ciudadano entienda mucho mejor todo el proceso del Ayuntamiento.
-¿Plantea más modificaciones para acercarse a un modelo descentralizador como Barcelona?
-Estamos ahora trabajando en el modelo de Participación y en unas estrategias de barrio importantes para poder dinamizar mejor fuera de la Junta de Distrito. Lógicamente es el 'órgano' descentralizador, pero no el único.
-¿Es partidaria de hacer consultas abiertas por otras grandes cuestiones en la ciudad?
-Sí. Creo que la ciudadanía tiene derecho a ello, pero tenemos que encontrar la manera, los mecanismos que se adecuen a los ritmos de la administración. Y que la gente sienta que esto vale la pena, porque si no lo piensan...
-Como nueva concejala de Transparencia, ¿trabajará por hacer más transparente unas fundaciones caracterizadas por su opacidad? ¿Cómo?
-No sólo quiero que sean más transparentes las fundaciones, sino muchas cosas más. En la reestructuración del grupo, hemos juntado las áreas de Gobierno Abierto y Participación, que hasta ahora lo llevaban dos compañeros, Jordi y Berto. Esta reestructuración no solo implicaba que hablásemos de Gobierno Abierto en las Fundaciones, también en el Ayuntamiento en general e implicando a la ciudadanía. Se trata de cruzar una cosa con la otra. Es decir, que la participación sea transparente, que la Administración también lo sea y que la ciudadanía tenga derecho a saber y tener acceso a esa información. Hay que decir que durante estos dos años se han encauzado líneas para adecuarnos a la Ley de Transparencia, que hasta ahora no se estaba cumpliendo. Esa ley incluye organismos, altos cargos, etc. Lo que no quiero es que seamos transparentes cuatro años y luego dejemos de serlo.
-Su antecesor, Berto Jaramillo, impulsó un Portal de Transparencia, ¿tiene intención de introducir mejoras como un acceso más fácil a las contratos, subvenciones o saber quién cuenta con las grandes adjudicaciones en la ciudad? ¿Tiene pensada la fórmula?
-Sí, es la idea. Ya hay un proyecto donde se podrá visualizar mejor el tema de Presupuestos, donde se podrá ver mejor el desglose: tipos de contrato, importe, etc. Hay muchas cosas a las que ya se tiene acceso, y creo que por brecha digital o porque no lo sabemos comunicar y hacer llegar al ciudadano, la gente desconoce que tiene esa información, que está a su alcance.
-Usted está especializada en Cooperación Internacional, ¿qué proyectos tiene en mente en esta área?
-Creo que es importante visibilizar las acciones que hacemos en este sentido. Al final hacemos proyectos de Cooperación Internacional que no se conocen ni la gente lo sabe. Formamos parte de un mundo y lo que ocurre aquí repercute en el resto del planeta. Hay que incidir más en campañas que ya existen y luchar por otros objetivos como, por ejemplo, hablar de las condiciones laborales, del consumo responsable, del comercio justo, de la pobreza cero, del 0,7%... Hay que hacer entender también que las personas migrantes tienen los mismos derechos que otros. Hay gente que va por la calle mirando al suelo porque tienen miedo a que les paren, les metan en un CIE, los deporten, les hagan un comentario racista... Eso no puede suceder en una ciudad de la que queremos sentirnos orgullosos. Y eso tiene que ver con campañas de sensibilización, proyectos educativos, garantizar los derechos, etc. Es importante generar convivencia.
-El Ayuntamiento de València intentó cerrar los CIE, pero finalmente se chocó con la falta de competencia. ¿Lo volverán a intentar? ¿Cuándo?
-Lo seguimos intentando, pero el CIE es una competencia estatal. Sólo nos queda presionar mucho, organizarnos las ciudades que tenemos CIEs. Cuanto más organizadas estén las instituciones y colaboremos más -sobre todo las locales porque somos más cercanas a la ciudadanía-, más influencia podemos tener en las políticas estatales o, incluso, en las europeas. No hay que olvidar que los CIEs vienen de un entramado de políticas europeas represoras, por lo que no tiene que ver sólo con el Estado.