Paseamos de madrugada, sin clarear, antes de las siete de la mañana. El Parque Ribalta de Castelló es placentero. Huele a tierra mojada, esa humedad y rocío que anticipa los amaneceres de otoño. El parque está bello, como siempre, y está habitado por quienes duermen cada día en sus refugios, hasta que llegue el invierno. Hay demasiadas personas tiradas en la cuneta vital de los bancos, de los recodos que ofrece este parque. Es insoportable ver dormitar a estas personas solitarias, sin techo, sin esperanzas. Vivir en la calle es duro. Muy duro. Pancho los conoce, se acerca, les lame sus manos, mueve el rabo, me mira, y seguimos caminando.
Coincidimos con otras personas que pasean a sus mascotas. La oscuridad que va desapareciendo nos acompaña en este silencio matutino. Vemos el amanecer paulatino en este enorme recinto verde. Y, cuando comienza el jolgorio del despertar de los pájaros, vamos regresando a casa.
Hemos ido buscando el silencio este fin de semana, frente al ruido y algarabía urbana, frente al disparo de cohetes y salvas que han encerrado a Pancho al borde de la taquicardia. Han explosionado, ayer, salvas a deshoras, desordenadas… Sobre todo a partir de las 14h. Hemos sobrevivido. Nos gusta la vida y la fiesta castellonense, y nos gusta, también, la vida sin sobresaltos.
La pasada semana transitamos pegadas a la radio y al ordenador. He quedado cada día con mi vecina para seguir los plenos de la no investidura de Feijóo, de la investidura de un líder de la oposición que ha hecho perder varias semanas a este país, un tiempo preciso y precioso para realizar la investidura real. Vamos, una tomadura de pelo para la ciudadanía. Somos una democracia parlamentaria, un aspecto importante que no contempla la derecha y su ultraderecha. Es muy sencillo.
La pasada semana ha sido, no obstante, muy interesante para quienes seguimos toda actividad parlamentaria. Disfrutamos con la sorpresa de Óscar Puente en ese debate de la No investidura. Un exalcalde y diputado que estuvo brillante desnudando al nuevo líder de la oposición. Gozamos los dos días de este falso debate, planteado desde la derecha y su ultraderecha como una moción de censura surrealista.
Nos asustaron mucho las amenazas del portavoz Abascal, el de la ultraderecha del PP, haciendo apología de lo que significaba un golpe de estado, llamando a la violencia contra la democracia, contra las y los representantes institucionales. El acoso y agresiones verbales sufridas por el diputado y portavoz socialista de estos debates, Óscar Puente, cuando esperaba el AVE en Valladolid, no fue casual. Cómo no ha sido casual los ataques, persecuciones y agresiones verbales sufridas por políticas y políticos de este pequeño país mediterráneo a través de ficticios “medios de comunicación”, canales digitales apadrinados y promocionados por la derecha y la ultraderecha para vapulear y desprestigiar a los miembros de las instituciones públicas.
Un tal Javier Negre y otro tipo, con el perfil Cake Minuesa de YouTube, visitaron Morella hace unos meses con el mismo propósito. Perseguir, mentir, manipular con falsas informaciones, acosar y, además, qué curioso, con el claro y descarado apoyo del PP morellano, de los dos concejales actuales, que los recibió e hicieron declaraciones hablando de “una secta mafiosa en el Ayuntamiento”, dando la razón a un montaje vomitivo nada periodístico. Estos personajes, autoproclamados periodistas, invadieron ignominiosamente la vida privada de las personas. Hablaban en nombre de pertenecer a “medios de comunicación”. Eran, y son, fakemedios. Y hubo gente que les siguió el juego.
Una tal Cristina Seguí persiguió sin misericordia, hace meses, a una expolítica valenciana. Abogados Cristianos de Castelló, con dirigentes coincidentes con el PP local, son otro ejemplo, se han visto implicados, presuntamente, en las sucias campañas de pintadas en toda la ciudad contra el PSPV y contra las decisiones culturales de Compromís. Han perdido todas las luchas judiciales, pero siguen, y siguen. Son impunes porque parecen estar protegidos, aunque en el caso de Negre y Seguí acumulen sentencias en contra y varias multas por difamación y difusión de informaciones falsas.
Preguntas de periodistas, por favor. Esta afirmación de Óscar Puente, contestando al individuo llamado Javier Negre es magistral y, esperemos, sea un precedente para que todas las instituciones públicas retiren las acreditaciones a estos aparentes medios tan tóxicos, perversos y peligrosos.
Arengar a sus fieles desde la primera tribuna parlamentaria, clarificó, aún mas, el papel que ha venido a jugar la ultraderecha fascista de la derecha del PP. Hacer un llamamiento a la violencia ciudadana cuadra, perfectamente, con las anómalas situaciones que se están viviendo en esta sociedad. Es lógico. Cuando escuchas que un concejal de Vox en Castelló arremete contra UNICEF “porque adoctrina a los niños”, hay que preocuparse mucho. Muchísimo. Cuando un conseller de Agricultura pone en tela de juicio y critica la Agenda 2030 de la ONU, hay que preocuparse. Mucho.
Cuando una consellera de Medio Ambiente duda del cambio climático, calificando de ideología una hoja de ruta mundial, hay que preocuparse. Cuando un concejal de Vox de Borriana retira libros infantiles porque ‘adoctrinan’, hay que preocuparse mucho. Muchísimo. (En todos los casos han salido rectificando… y tal). Ya no sirve que el PP vaya recogiendo por detrás los restos de esta basura, indolente e ignominiosa. No hay aspirador que valga. Porque son lo mismo.
Ayer comimos en mi casa, con Pancho y sus suspiros. Mi vecina bajó un bullit sublime. Teníamos ganas de judías verdes, patata y cebolla dulce. Nuestro paquistaní de la esquina eligió buenos productos de la huerta castellonense. Me sumé con una ensalada espectacular, receta de mi amiga morellana Montse. Brotes tiernos de espinaca, pera conferencia, queso roquefort, nata y nueces. Tremendos sabores para un domingo de calma y de calor. Celebramos la llegada de octubre, el cumpleaños y santo de mi hijo mayor, el cumpleaños de mi nieto menor, el aniversario de boda de uno de sus hijos… y lo hicimos, también, con los increíbles pasteles de manzana del horno Blanch que compramos el sábado.
Para la sobremesa, para degustar la absenta Segarra que aún nos queda, utilizamos unas copitas “de uña” de mi abuela Pepica. Sólo conservo tres, y todas con diferente grabado en el vidrio. Mi vecina estaba ayer contenta, le gusta el otoño, a la espera de que bajen las temperaturas. A mí también me deleita que abandonemos los calores del pasado veranos.
Comemos, soñamos, reímos, lloramos. Entre mis tantos quebrantos, añoré Morella. No pude compartir con Olga, Mari, Ivanna, Fanny, Raque… mi Arturito… los veinte años de Canyero, ese bar, esa tasca, y ese espacio mágico que un día abrió nuestro añorado Adolfo. Un trozo vital de la Plaça i dels Porxes, ese lugar donde la palabra, las papas fritas de Olga, el vermut y la mejor cerveza nos acompaña para ver pasar la vida, para sentir la vida, para no desperdiciar tanta la estima.
La tarde del domingo fue caminando hasta que se apagó la luz celestial. Comentamos un buen ramillete de historias, volvimos a hablar de nuestras campeonas futbolísticas, de la estela de victoria que están dejando, del cambio social que han sembrado y que no debe detenerse, porque las mujeres merecemos ser iguales, dignas y poderosas, a pesar de que Alfonso Guerra nos mande a la peluquería. Mi vecina me dice que hay gente que sigue anclada al gran poder y no sabe envejecer. Y le cuento aquella célebre frase de José Luis López Aranguren, El poder envejece y derechiza.
.. Y mi vecina concluye esta gran conversación buscando un libro, y leyendo aquellos imprescindibles versos de Blas de Otero.
Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra.
Buena semana. Buena suerte.