VALÈNCIA (EFE/ROSABEL TAVERA). El orden en casa, una tendencia mundial impulsada por gurús del sector que cosechan millones de seguidores, se ha convertido en una herramienta fundamental en tiempos de pandemia como aliada del teletrabajo, al proporcionar espacios en los que aflora la productividad y la creatividad, así como de la salud mental al facilitar un día a día equilibrado y libre de bloqueos, según afirman sus seguidores.
La japonesa Marie Kondo -que cuenta con una legión planetaria de seguidores- se hizo mundialmente conocida hace 5 años con su método "Konmari", reflejado en su primer libro "La magia del orden" (éxito de ventas mundial) y en su programa de telerrealidad de la plataforma Netflix, donde afirma que se puede vivir más feliz con menos.
Las emprendedoras María Ángeles Cabezuelo y Asela Vicent vieron en esta tendencia una profesión en auge y hace dos años fundaron en Vila-real la firma "Ordenadas". Desde entonces ayudan a sus clientes a encontrarse mejor en sus casas y a vivir con más armonía, con más claridad -porque "si eliminas el ruido visual no tienes nada que te interrumpa"- y con calma -porque "cuando hay un sistema de orden integrado, aunque haya momentos en los que esté todo fuera de su sitio, estás más tranquilo porque sabes que todo volverá a su lugar".
Las responsables de Ordenadas ven clave la figura del psicólogo en este proceso, y en este sentido la psicóloga Gracia Vinagre se muestra alineada con la idea de poder trabajar el orden desde las dos perspectivas, ya que "si tenemos gran nivel de estrés, somos menos reflexivos y tendemos al desorden mental" -el cual ha aumentado en tiempos de pandemia- y si "además nuestro entorno está desordenado eso nos lleva a más inestabilidad emocional y a ser más lentos en todas nuestras tareas cotidianas".
De este modo, indica Vinagre, "un buen punto para bajar los niveles de estrés es empezar a ordenar nuestras cosas" ya que "cambiando nuestra parte exterior contribuimos a tener tranquilidad y bienestar interior".
Para el psicólogo Enric Valls "vivir en el desorden significa que nuestra mente también está desordenada" y asegura que un ejercicio terapéutico que él mismo recomienda a sus pacientes es "ordenar en tu habitación o tu escritorio" .
El orden, añade, "nos satisface personalmente porque vivimos en un ambiente puro, tranquilo y equilibrado" y eso nos aporta "orden emocional" y, por ende, "mejora la capacidad de concentración y de atención, aumenta la creatividad" y además "al ordenar liberamos endorfinas relacionadas con la felicidad como la serotonina o la dopamina".
También, sostiene el psicólogo valenciano, "mejora la autoestima" porque conseguimos algo que nos hemos propuesto y "nos da la sensación de que todo está bajo control", lo cual "es una necesidad del ser humano", siempre "evitando los extremos" para no llegar a desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo.
Ordenar, indica, es también deshacerse de lo que nos aporta "toxicidad y negatividad" y si trabajamos en el hogar y ese entorno está ordenado "aumenta el rendimiento laboral".
Cabezuelo y Vicent indican que "el orden es vital en todos los ámbitos de nuestra vida" y en el trabajo también. Ahora, a consecuencia de la pandemia y el encierro forzado, "hemos visto como todo el mundo se ha dedicado a ordenar su casa" que de repente "se ha convertido también en oficina y en colegio".
Sus clientes potenciales son principalmente familias con hijos que pueden ser más o menos ordenados, pero que "en un momento de su vida se les ha ido de las manos", ya que, añaden, la gente que es por naturaleza desordenada "no busca una solución porque están acostumbrados al caos".
Sin embargo muchas personas "no ven salida" a su desorden, y es entonces cuando entra en juego el papel de la organizadora profesional, que acompaña y guía al cliente tras analizar sus necesidades.
Mariní Bosque, emprendedora de Faura (Valencia), que acaba de establecerse como organizadora profesional con su empresa "El Gato Ordenado" tras formarse en este campo, incide en la idea del asesoramiento, en "ayudar a la persona a cómo gestionar los espacios de su casa y valorar cada objeto".
En esta sociedad tendente al consumismo, la inercia es acumular objetos que no usamos, y que acaban entorpeciendo la fluidez en nuestras vidas tras acumularse en diferentes puntos del hogar.
Cuando encuentras esos puntos, añade Bosque, "aparecen bloqueos que están latentes en tí mismo" y cuando se da el paso de ordenar y decidir qué necesitas realmente y qué no, y consigues desprenderte de esas cosas materiales que no te aportan nada, "toda esa energía se mueve y encuentras tranquilidad y satisfacción".