VALÈNCIA (EP). Sindicatos agrarios y organizaciones ecologistas han pedido por carta a la alcaldesa de València, María José Catalá, que establezca una vía de diálogo con la asociación de productores, vecinales y las organizaciones profesionales para garantizar la continuidad de los mercados agrícolas en las calles de la ciudad, abriéndose al traslado de alguno a otra ubicación.
La misiva, presentada este viernes, cuenta con la firma de Unió Llauradora i Ramadera, Coordinadora Camperola del País Valencià (CCPV-COAG), la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA-PV), Per l'Horta, Mundubat, Justícia Alimentària, Fundació Assut, el Centre d'estudis rurals i d'agricultura internacional (CERAI), Acció Ecologista-Agró, Ecologistes en Acció de València y Greenpeace.
Las entidades han reivindicado "la importancia y oportunidad de mantener, e incluso incrementar, los mercados de la huerta de València que se celebran semanalmente en Malilla, Benimaclet, Castellar-Oliveral y junto al antiguo Mercado de Colón", a pesar de que también consideran que la actual disposición de alguno de los mercados y parte de los condicionantes de los permisos de venta "son mejorables", pero en todo caso reclaman que se apueste por "corregir las deficiencias desde el diálogo con los productores de los mercados".
Respecto al posible cambio de ubicación de alguno de los mercados, han indicado que "hay otros barrios de la ciudad donde hay una demanda vecinal de estos mercados semanales y que podrían estar interesados al acogerlos".
Las entidades han defendido que la preservación de la huerta valenciana "tiene que ser un objetivo prioritario" para la Generalitat, la Diputación y el Ayuntamiento de València. En esa línea, han argumentado que esto implica "asegurar la viabilidad económica de las personas que la trabajan y la mantienen".
Según han expuesto, la continuidad de las explotaciones agrarias está amenazada "por los precios bajos que se pagan por la producción local y la consiguiente falta de relevo generacional". Son "pequeñas parcelas que tienen más dificultades para competir en un mercado globalizado" y la protección de este entorno "tiene que estar compensada con ayudas económicas a la producción y otras acciones que garanticen su viabilidad".
Las organizaciones han subrayado que la creación de los mercados de venta directa de los productores puestos en marcha por el anterior gobierno municipal fueron "una respuesta a las demandas de parte del sector agrario y de las asociaciones vecinales, en especial en los barrios que no disponen de mercados municipales como Malilla, Benimaclet y Castellar-Oliveral.
Así, han defendido que estos mercados semanales son "una oportunidad para que los productores y productoras vendan sus productos sin intermediarios, hecho que los ayuda a darse a conocer y a mejorar la rentabilidad de sus explotaciones".
Además, han puesto el foco en que "no se admisible que esta tradición de venta directa que Jaume I fijó en los fueros pueda ser acusada de competencia desleal, como recientemente ha confirmado un informe de la Comisión de Defensa de la Competencia de la Generalitat Valenciana".