VALÈNCIA. A pocas horas de la votación de los Presupuestos de la Generalitat de 2021 y de la ley de Acompañamiento –que saldrán adelante previsiblemente en la tarde de este miércoles–, existen posturas evidentemente diferenciadas entre los partidos que conforman el Consell sobre si sumar a Ciudadanos. De un lado, el PSPV, que muestra sin ambages su preferencia por que los naranjas aprueben las cuentas y considera asumibles sus propuestas. Y, de otro, Compromís y Podem, que se resisten con argumentos al unísono.
"Hasta el rabo todo es toro", insiste una y otra vez el portavoz socialista Manolo Mata, en su esperanza de que exista pacto de última hora –en estos momentos estancado– ante el convencimiento de que beneficia a los intereses del tripartito. Lo mismo debe pensar el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien en la mañana de este lunes recibía sin problemas en el Palau a Toni Cantó para perfilar el acuerdo.
Una cita de la que el líder de la formación naranja en la Comunitat Valenciana salía asegurando que todo estaba "casi cerrado" a falta de "unos flecos", por lo que veía cerca el "sí" a los presupuestos. Las enmiendas que separaban a Ciudadanos de Compromís y Podem eran la de un Fondo Covid de 76 millones de euros para los sectores más afectados por la crisis económica como autónomos y pymes; y la reducción de medio punto el tramo autonómico del IRPF para las rentas inferiores a 50.000 euros.
Los últimos avances han permitido desbloquear la primera, de manera que este lunes el tripartito y los naranjas registraban un texto transaccional en el que se incorporaba que por acuerdo del Consell se aprobarán las modificaciones presupuestarias para distribuir el Fondo Covid entre las diferentes secciones tras una propuesta motivada de cada departamento.
El punto conflictivo hasta el final es el de la bajada de impuestos. Cantó afirmaba este lunes que la medida iba a afectar al 99,2% de los valencianos, a los que les supondría un ahorro de entre 150 y 200 euros, pero Compromís y Podem se mostraban sorprendidos posteriormente puesto que ellos no eran favorables. La réplica era exactamente la misma: sus condiciones son que mantenga la progresividad y que no afecte a la previsión de recaudación actual. Si no existe una propuesta en este sentido por parte de Ciudadanos, dicen, no la apoyarán.
El único dispuesto a hacerlo era el PSPV. "Es una cuestión de voluntad política", resumió directamente Manolo Mata ante los recelos de sus socios. Mientras destacaba que los naranjas habían dejado de cuestionar los impuestos de Patrimonio y Sucesiones, confiaba en que "siempre caben variantes" y que aún tienen tiempo para presentar "ofertas y contraofertas".
"Claramente, nuestra voluntad es que ojalá hubiera un acuerdo. Dejaríamos de ser el PSC valenciano, otros los bolivarianos comunistas y otros los independentistas", comentó, ante su percepción de que un voto favorable a las cuentas por parte de Ciudadanos supondría "blanquear" al Botànic por parte de uno de los partidos de la oposición.
Pese a sus ganas, el pacto se encuentra paralizado a la espera de dos opciones. O una nueva propuesta que convenza a todos los grupos, o que Ciudadanos dé su "sí" a los Presupuestos pero no a la ley de Acompañamiento –en la que se enmarcan las modificaciones fiscales que provocan el choque–. "Lo que no vamos a hacer es romper con nuestros socios. Pero sí me gustaría explicarles las bondades que supone que el 70% de la Cámara apoye estas leyes", zanjó Mata.