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Una 'vuelta al cole' de los bolsistas con muchas incertidumbres en los mercados

14/09/2023 - 

De izquierda a derecha en la primera fila: Ricardo González (GPM), Amparo Belenguer (Ibercaja), Javier Lorenzo (Jlorenzotrading.com), Francisco Varea (Edetania Patrimonios) y Antonio Jiménez (GVC Gaesco). En la segunda fila siguiendo el mismo orden: Víctor Ruiz (Talenta Gestión), Antonio Aspas (Buy & Hold), Vicente Carpio (Tressis), Araceli de Frutos (AdFC) y René Bauch (gCapital Wealth Management)

VALÈNCIA. Analistas, operadores, gestores e inversores vuelven de su periodo vacacional en una recta final de año que se antoja movida en los mercados financieros. Demasiados frentes abiertos con la guerra rusa-ucraniana y las decisiones de política monetaria de los bancos centrales como los principales, pero sin olvidar otros.

En pos de ofrecer a los lectores una visión más amplia de lo que les espera a los inversores en el retorno de sus vacaciones -y lo que puede hacer la bolsa española de aquí a final de año-, este diario ha hablado con una docena de reputados financieros. A continuación sus impresiones:

Ricardo González, gestor de fondos de la gestora GPM

Foto: ESTRELLA JOVER
Este verano, a pesar de los retrocesos registrados en agosto, ha servido para confirmar que dentro de la renta variable mundial, las bolsas americanas lo siguen haciendo notablemente mejor que las europeas; y, por tanto, los inversores deben seguir valorando la posibilidad de sobreponderar renta variable americana mientras se mantenga este buen comportamiento; especialmente si el dólar sigue apreciándose como estas últimas semanas, ya que un dólar fuerte favorece históricamente la llegada de flujos monetarios a los mercados de valores de Wall Street.

Centrando el foco en la renta variable española, el Ibex 35 se ha instaurado en un movimiento lateral que no beneficia ni a los alcistas ni a los bajistas. Solo una rotura por encima de los 9.700 puntos abriría un escenario muy favorable para el selectivo en la recta final del ejercicio. Por otro lado, la pérdida de los 9.250 puntos supondría un deterioro técnico en el selectivo doméstico importante. Mientras no salga de dicho rango, el Ibex 35 supone un claro coste de oportunidad para los inversores con respecto a otros mercados más fuertes.

En lo que respecta al mercado de renta fija, las caídas de precios (subida de rentabilidades) de estos últimos años la han situado de nuevo como una inversión para tener en cuenta después de mucho tiempo con rentabilidades a vencimiento negativas. Es probable que esta situación se mantenga hasta que los bancos centrales empiecen a bajar los tipos de interés. Será entonces el momento en el que probablemente asistiremos a una recuperación de precios de la deuda en grado de inversión a largo plazo a tener en cuenta para los inversores que operan con la renta fija sin esperar al vencimiento.

Antonio Aspas, socio y cofundador de la gestora Buy & Hold

Foto: ESTRELLA JOVER
En agosto, el S&P 500 ha tenido su primera caída mensual en siete meses, castigado especialmente por el sector de tecnología. Y eso a pesar de que las cinco grandes tecnológicas (Apple, Amazon, Meta, Google y Microsoft) han presentado unos resultados semestrales con una subida media del 7% en ventas y del 28% en beneficios. La caída bursátil ha sido más acusada en el mercado europeo debido a que mientras que los datos económicos conocidos en EE UU muestran una fortaleza de la economía; mientras en la Eurozona se aprecia un fuerte enfriamiento económico lo que a su vez ha supuesto que el Euríbor haya sufrido este mismo agosto su primera caída en 20 meses.

También han sido negativos los datos económicos publicados en China donde parece que se está produciendo una crisis inmobiliaria, que -al igual que en la ocurrida en 2008 en los países occidentales- está afectando a la economía; y, en especial, al sector financiero con un fuerte aumento de los créditos impagados.

El elevado pesimismo de los inversores profesionales consecuencia de todo lo anterior -junto a la resistencia de las economías a la subida de los tipos de interés- hace que sigamos confiando en que 2023 sea un buen año, tanto para la renta variable como para la renta fija. Algo que ya comentamos en nuestra última carta semestral y que está siendo así para nuestros inversores, que ya están disfrutando de subidas acumuladas desde enero cercanas al 20% en nuestras carteras de renta variable y del 5% en nuestras carteras de renta fija.

Francisco Varea, socio director y cofundador de Edetania Patrimonios

Foto: EVA MÁÑEZ
Tras un verano de ida y vuelta con un mes de julio alcista y un mes de agosto que acabó menos mal de cómo empezó gracias a la importante recuperación de los mercados en la segunda parte del mes, se inicia septiembre en el que posiblemente sabremos si la fase de subida de tipos en la Eurozona y en Estados Unidos ha tocado a su fin o no.

Así, el próximo día 14 de septiembre podría tener lugar la última subida de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) de este ciclo; aunque tras las últimas publicaciones macroeconómicas las probabilidades de que esto suceda se han reducido de forma muy importante. Por su parte, el día 20 será el turno de la Reserva Federal estadounidense (FED), fecha en la que ya no se esperan cambios que, de confirmarse, significaría que se ha logrado el forzado enfriamiento económico que buscaban sus políticas monetarias para controlar la inflación.

Una vez se llegue a este techo de tipos, todo el foco de atención se centrará en el daño que se ha causado en la economía con las agresivas subidas que se han producido en los últimos meses. En Europa, los indicadores adelantados apuntan a un claro enfriamiento con Alemania como principal economía damnificada. En EE UU, pese a que los datos -especialmente los de empleo- se están mostrando más resistentes de lo que podía esperarse, es muy probable que su economía empieza a resentirse en los próximos meses a medida que empresas y particulares vayan refinanciando sus créditos a tipos más elevados.

En función de la intensidad del enfriamiento económico el mercado empezará a calibrar con mayor precisión en qué momento de 2024 los bancos centrales se verán obligados a empezar a suavizar sus políticas monetarias. En este entorno el mercado de renta variable, que se ha mostrado muy fuerte gracias a los buenos resultados empresariales, podría seguir con su buen tono en el corto plazo pero tomándose quizás cierto respiro en los próximos meses. En cualquier caso, mientras se mantengan los actuales bajos niveles de volatilidad y un sentimiento inversor mucho más relajado que antes de verano, no se deberían ver grandes correcciones. Todo ello pese a que conviene no olvidar que -después de muchos años- la renta variable tiene un importante competidor en los activos de renta fija, que están ofreciendo rentabilidades muy atractivas lo que podría implicar desvío del flujo inversor.

Javier Lorenzo, fundador de la escuela de trading Jlorenzotrading.com

Foto: EVA MÁÑEZ
Hasta la fecha el año ha venido marcado por un muy buen desempeño en la renta variable, tanto en las principales bolsas europeas -con subidas de entre el 13% y el 20% para índices como el DAX 40 alemán, el CAC 40 francés, el MIB italiano o el propio Ibex 35 español- como en el mercado americano con el S&P500 subiendo un 17%. Pero principalmente lo que mejor lo ha hecho ha sido la tecnología en EE UU, o los sectores ligados a crecimiento como el propio tecnológico o los de consumo discrecional y comunicaciones con revalorizaciones en torno al 40% en lo que va de 2023.

La estadística nos dice que podemos ser optimistas con la renta variable para lo que queda de año, ya que cuando el mercado ha subido porcentajes similares a los actuales hasta agosto los últimos meses del año siempre han dado un rendimiento positivo.

En cuanto a la renta fija, parece ser que hay consenso de que es un buen momento para entrar e incorporarla a las carteras, pero la realidad es que por el momento sigue siendo un activo débil y con clara tendencia bajista. Por lo tanto, mientras no mejore preferimos mantenernos al margen y no incrementar posición.

Las claves para estos meses van a seguir siendo la evolución del IPC, tanto en Europa como en EE UU, y en función de estos las decisiones de subidas o bajas de tipos por parte del BCE y la FED, y sobre todo las sensaciones que transmitan en sus mensajes y comparecencias. Cada día que pasa está más cerca el famoso 'pivot’' e inicio de bajadas de tipos, pero todavía no sabemos cuándo se producirá.

Antonio Jiménez, director territorial de GVC Gaesco Bolsa en la Comunitat Valenciana

Foto: GVC GAESCO
Tras un verano relativamente tranquilo en las bolsas en términos generales, la evolución de la renta variable ha sido muy positiva en estos casi nueve primeros meses de año, con subidas generalizadas en casi todos los mercados y con el Nasdaq a la cabeza subiendo un 34%, Italia el 22%, Ibex 15% y Eurostoxx con alzas del 10%.

En renta fija, la bajada del rating de Fitch a principios de agosto sobre la economía americana -de 'AAA' a 'AA+'- puso la nota negativa. Aunque no tuvo un efecto muy amplio en los mercados hizo que los tramos medios y largos de la curva repuntasen en el entorno de 15 puntos básicos, llevando a las curvas a los máximos de principio de año.

Por otro lado, los últimos datos publicados de PMI reflejan ya signos de desaceleración de las economías -salvo en EE UU que están algo más fuertes-; mientras los bancos centrales comienzan a hablar del fin de las subidas de tipos. Las previsiones de las dos reuniones que quedan hasta finales de año son de una o dos subidas de 0,25% en Europa y una o ninguna subida más adicional en EE UU. De hecho, los mercados empiezan a descontar ya bajadas de tipos de interés de cara al segundo y tercer trimestre del 2024. Cierto es que como advierten los propios bancos centrales todo dependerá de los próximos datos macro publicados.

Normalmente el impacto de las subidas de interés se empieza a notar en la economía real en los siguientes 15 o 18 meses, por los que ya entramos en ese periodo y es muy probable que empecemos a ver dichos efectos en los próximos meses. Además, las bolsas suelen adelantan los cambios de ciclo entre 6 y 7 meses antes, por lo que habrá que estar muy atentos a los siguientes resultados empresariales; si bien hasta la fecha han sido muy positivos al poder trasladar las tensiones inflacionistas al consumidor puede que no sean tan robustos en los próximos trimestres.

Debido a estos aumentos de beneficios empresariales, la valoración de consenso del Ibex 35 está actualmente en el 19% con un potencial similar en Europa y algo menos en Estados Unidos. Sin embargo, debemos recordar que los resultados empresariales son indicadores retrasados y ya existen algunas señales que indican un freno sobre todo en los sectores industriales. En conclusión, aunque nuestra posición sigue siendo positiva de cara al cuarto trimestre del ejercicio en curso, pensamos que se deberían ir tomando posiciones más defensivas en bolsa de cara a 2024.

Araceli de Frutos, fundadora de la EAF unipersonal del mismo nombre

Foto: JUAN NAHARRO
Vuelta al cole con casi los mismos libros con los que nos fuimos. Esto es: pendientes de los bancos centrales que llevan a nuevos interrogantes sobre la inflación y el crecimiento. Los interrogantes que se nos plantean en esta etapa final de año son:

  1. Política monetaria: las reuniones de septiembre de BCE y FED marcarán el signo del final de año. Los mercados están esperando una pausa en los tipos de interés por ambos bancos centrales, aunque por distintas razones. Por el lado del BCE porque se ve que aunque la inflación no está controlada el efecto negativo sobre el crecimiento de esta subida de tipos se está dejando sentir, mientras casi puede ser peor el remedio que la enfermedad. En el caso de la FED, la inflación -también lejos del objetivo- parece ralentizar sus repuntes, con ligera moderación en el crecimiento, que no recesión y relajación del mercado de trabajo. Todo lo que sea endurecer la política monetaria llevaría a retrocesos en las bolsas. No lo tienen fácil las autoridades monetarias para el control de precios, dado a su vez del nuevo repunte del precio del crudo.
  2. China: La esperanza del país asiático de comienzos de año se está desvaneciendo y aunque las autoridades económicas de aquel país tienen más músculo para poder apoyar a su economía, tanto por el lado fiscal como monetario, parece que no lo están consiguiendo. Tuvieron su tormenta de verano con el sector inmobiliario y la bancarrota de la inmobiliaria Evergrande. Sectores como el del lujo o el de recursos básicos se ven afectados por esta falta de impulso económico.
  3. Valoraciones y beneficios empresariales: Las valoraciones de bolsa han sufrido un derating por el repunte de tipos, y aparece con más claridad la renta fija como sustitutivo de la variable en las carteras. Después de unos resultados empresariales del segundo trimestre mejores de lo esperado la duda que se plantea es la capacidad de resistencia de estos beneficios empresariales, sobre todo en Europa, viendo el deterioro de la economía en esta zona. Las expectativas apuntan a un descenso de los beneficios en el tercer trimestre para comenzar la recuperación en el cuarto.

Incertidumbre pues para esta última parte del año en la que veremos cómo se adaptan las empresas ante un entorno de inflación alta y persistente, y unos tipos altos durante largo tiempo. Una cartera equilibrada de sectores defensivos y cíclicos de calidad sería la mejor opción.

Víctor Ruiz, director de Talenta Gestión AV en València

Foto: EVA MÁÑEZ
Agosto ha cumplido con su pauta estacional y ha cerrado en terreno negativo. Era algo relativamente previsible dada la verticalidad de las subidas alcanzadas durante los dos meses previos, que habían llevado a los selectivos a cotizar con notables niveles de sobrecompra especialmente en Estados Unidos.

De cara al último tercio de 2023, inflación y política monetaria volverán a ser los principales drivers para las bolsas, tanto en Europa como en Estados Unidos. El IPC norteamericano ha caído de forma continuada, mientras que los tipos de referencia han experimentado varios ascensos. Muy probablemente el nivel de tipos máximos de la FED ya se haya alcanzado o esté muy próximo. Una pausa definitiva en las subidas del precio del dinero sería un catalizador positivo en EE UU, especialmente para los valores tecnológicos y de sesgo growth.

Por su parte, en Europa -y a pesar de una macroeconomía en claro deterioro- los índices selectivos consiguieron recuperar toda la caída de 2022. Por el contrario, Wall Street aún no ha logrado ese hito, teniendo aún recorrido alcista en el caso de emular a sus homólogos del viejo continente. Para ello, se necesitarán dos factores clave:

  1. Que la inflación subyacente en EE UU comience a moderarse de forma clara, algo que viene muy condicionado por el elevado peso del sector inmobiliario dentro de su cálculo. Esto acercaría la posibilidad de una relajación en la política monetaria de la FED.
  2. Que la campaña de resultados del tercer trimestre sea positiva, especialmente para las grandes tecnológicas del S&P 500 dado su elevado nivel de concentración dentro del selectivo y la consecuente capacidad de arrastre que tienen.

En Europa, las bolsas se encuentran inmersas en un lateral desde el pasado mes de abril. La ruptura de dicho lateral podría implicar movimientos significativos tanto al alza como a la baja. No obstante, en un horizonte temporal de corto plazo no hay catalizadores alcistas previstos que puedan permitir la ruptura de los máximos alcanzados. Únicamente una parada brusca en las subidas de tipos por parte del BCE -o una resolución repentina del conflicto en Ucrania- podrían actuar de revulsivo alcista.

En cuanto a las motivaciones bajistas, el empeoramiento de la macroeconomía puede empezar a afectar a los resultados de las compañías. El efecto de la política monetaria en las subidas de tipos actúa con retraso y la repercusión sobre crecimiento y empleo está por llegar. En función de la virulencia de dichos aspectos, los índices europeos podrían experimentar descensos proporcionales.

Vicente Carpio, asesor financiero de Tressis

Foto: ESTRELLA JOVER
Seguimos siendo positivos en cuanto a la evolución de las bolsas de aquí a final de año, pero también pensamos que habrá episodios de volatilidad mayor que la vista durante lo que llevamos  de ejercicio.

A día de hoy la liquidez está remunerada donde la yield to maturity de la renta fija está por encima del 4% y es un colchón con el que no hemos podido contar durante años. El mismo que ahora genera muchos puntos básicos de rentabilidad a las carteras. Estaríamos preparados para poner a trabajar esa liquidez y aumentar la posición en bolsa en el caso de que el mercado corrigiera. La liquidez global sigue siendo muy elevada.

Los sectores que mejor se han comportado este año -como tecnología y telecomunicaciones- podrían seguir haciéndolo bien, seríamos más prudentes con el consumo discrecional y añadiríamos al sector energético.

Sorprendentemente la renta fija se está comportando peor que las bolsas, a pesar del diferencial de rentabilidad entre bonos y dividendos, pero pensamos que las tires pueden haber encontrado techo. Ahora una duración de tres o cuatro años parece ideal pero debemos estar con la caña preparada para comprar bonos con vencimientos largos.

La probabilidad de subidas de tipos en Estados Unidos para la reunión del 20 de septiembre no llegan al 10%, mientras los analistas descuentan bajadas a partir de la reunión de enero de 2024. Bolsas y bonos estarían encantados de escuchar una confirmación por parte de los bancos centrales de que las subidas de tipos de interés han tocado a su fin. La inflación desacelera -a menor ritmo del deseado-, pero lo cierto es que tras los últimos datos de actividad en China y Europa las campanas de la recesión empiezan a replicar con fuerza y hay motivos para que salten las alarmas. Además, los datos de producción industrial en Alemania son dramáticos.

Amparo Belenguer, directora de Banca Privada de Ibercaja en València

Foto: KIKE TABERNER
Respecto a la actividad económica, que la economía se estaba desacelerando era ya una realidad. Sin embargo, el último dato conocido de PMI de servicios de la Eurozona -cayendo inesperadamente en contracción por primera vez este año- podría ejercer presión sobre el mercado laboral, sesgando los riesgos económicos a la baja. Paralelamente no olvidemos que las preocupaciones sobre China se están incrementando: las esperanzas de que la reapertura del país asiático respalde el impulso al crecimiento mundial han dado paso a las preocupaciones sobre la pérdida de impulso de crecimiento de China.

No obstante, Estados Unidos sigue siendo más importante para las perspectivas del mercado que China. Es cierto que los datos siguen más sólidos -e incluso estamos viendo cierta recuperación en la parte manufacturera- por lo que de momento el mercado va a seguir apostando por el escenario de 'soft landing' o desaceleración suave.

Asimismo, las expectativas de inflación parecen bastante ancladas en el entorno del 2,25% para los próximos 10 años. El mercado sigue esperando una progresiva disminución de las tasas de inflación aunque todavía a niveles superiores al 2%. Por tanto, todos los ojos puestos en las reuniones de los bancos centrales de este mes. La lógica financiera nos apuntaría a una pausa e incluso ya una paralización en el ritmo de subida de tipos. Pensamos que a partir de ahora las autoridades monetarias todavía van a ser más dependientes de los datos. Creemos que nos encontramos cercanos al fin de subida de tipos,  pero esperamos cierta consolidación en su actuación. DE ahí que las expectativas del mercado a día de hoy nos parecen más realistas.

En conjunto, el escenario macro no ha cambiado significativamente en estos últimos días y como los movimientos de mercado tan poco han sido amplios, seguimos con nuestra visión sin cambios. Seguimos pensando que estamos ante un buen momento para tomar posiciones en renta fija, tanto pública como privada. Los tramos hasta dos años son especialmente interesantes para clientes que quieran obtener rentabilidad para sus ahorros sin tener mucha volatilidad. En renta variable, seguimos cautos por valoración relativa y porque todavía nos encontramos en la parte más volátil del año estadísticamente hablando.

René Bauch, cofundador de gCapital Wealth Management EAF

Foto: RAFA MOLINA

Agosto es históricamente un mes difícil y este año no ha sido la excepción. La presión vendedora de acciones a nivel global aumentó haciendo que el índice MSCI All Country World en euros se dejara un 1,36%. Los mercados emergentes siguieron el mismo camino, pero con más fuerza si cabe con una caída del 4,96% en euros. Las carteras mixtas no tuvieron mayor suerte ya que los bonos globales no pudieron compensar las pérdidas de la renta variable, obteniendo una exigua rentabilidad del 0,28% en euros.

¿Qué podemos esperar a partir de ahora? Creemos que la economía está muy cerca de mostrar las consecuencias de las subidas de tipos por parte de los bancos centrales. Prevemos que el crecimiento económico se reducirá más pronto que tarde ya que, a pesar de que la liquidez sigue siendo elevada, su velocidad de circulación se está ralentizando. A nivel de crédito vamos a empezar a ver una subida de costes de refinanciación lo que creará presión sobre los márgenes. La rentabilidad de la renta fija ya resulta suficientemente interesante para tener un impacto sobre las valoraciones de la renta variable. En China la ralentización económica se está manifestando a través de sus problemas en el sector inmobiliario. Ya estamos viendo su impacto sobre el crecimiento global y podría tener un efecto desinflacionario que marcaría el techo de los tipos de referencia.

Como es nuestro punto de vista desde el inicio de año, las subidas del mercado reflejan un visión demasiado optimista. La volatilidad de agosto demuestra que un mayor número de inversores comparten esta idea, con un VIX empezando agosto por debajo de 14% y llegando a rozar el 18%. En este contexto, como solemos recomendar, la diversificación es nuestro mejor aliado, pudiendo aumentar en nuestras carteras la exposición a renta fija por ofrecer unas tires o rentabilidades mucho más relevantes que en el pasado. En cuanto a nuestra asignación a la renta variable, las empresas con características de calidad (elevada rentabilidad, poca variabilidad de los ingresos y deuda reducida), y con menor volatilidad que los índices, serán aquellas que mejor podrán capear el más que probable cambio de escenario.

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