Esta semana ha tenido lugar el Día Mundial de la Acción Humanitaria. El trabajo del personal humanitario pasa por detener los contagios en las comunidades más olvidadas y hacer llegar alimentos para quienes el confinamiento ha supuesto una pérdida de sus medios de vida. A todo el personal humanitario que trabaja en diferentes organizaciones dedicamos hoy este artículo.
El miedo a contagiar a los suyos, los problemas para poder llegar a las comunidades en contextos de restricción de movimientos o las dificultades de aprovisionamiento de material de protección en los primeros meses de la pandemia han sido los mayores retos a los que se han enfrentado el personal humanitario. Unos auténticos héroes y heroínas para muchas personas ya que gracias a su trabajo se han podido cubrir las necesidades más básicas de determinadas poblaciones.
La pandemia, como ya hemos recordado en alguna otra ocasión, no afecta del mismo modo a todas las personas pues depende mucho de las condiciones de vida de cada una.
Con motivo del Día Mundial de la Acción Humanitaria que se celebró esta semana, el 19 de agosto, la organización Acción contra el Hambre ha querido poner en valor la labor realizada por el personal humanitario sobre el terreno y apelar a su consideración como personal esencial, al mismo nivel que los sanitarios, para poder seguir llegando a quienes lo necesitan.
Colectivos de personas que si no fuera por el trabajo de todo este personal humanitario, caerían en el olvido, pasarían a no existir ni en las estadísticas. Más de 6000 profesionales humanitarios de Acción contra el Hambre trabajan desde marzo para frenar la pandemia en primera línea de frente sobre el terreno en cerca de 50 países. Y como Acción Contra el Hambre, otras tantas organizaciones siguen batallando en primera línea. Hoy hablamos de esta organización como referente en acción humanitaria y como ejemplo de tantos otros profesionales de otras organizaciones que desarrollan un trabajo tan loable y profesional.
Desde la organización, aseguran que los profesionales humanitarios lo tuvieron claro desde el primero momento, pese a que esto chocase frontalmente con las indicaciones de el “todo el mundo en casa” decretado en cadena en un gran número de países desde el 14 de marzo.
Este grupo de profesionales humanitarios tuvieron que arriesgar su seguridad sanitaria y no se quedaron en casa.
Gracias a su solidaridad, su profesionalidad y a su valentía miles de personas en situación de vulnerabilidad han podido sobrevivir mejor y en condiciones más dignas.
Acción Contra el Hambre sigue trabajando en varios frentes. Además de los llamados “frontiers” que trabajan en terreno con los proyectos de base en diferentes países, está el personal que no descuida la pobreza y el impacto más cercano. Y cómo la crisis provocada por la pandemia afecta de manera directa a sectores diferentes de la población: mujeres jóvenes, migrantes y mujeres monoparentales. Y todo esto siendo conscientes que las consecuencias de la pandemia no han hecho más que empezar.
Acción contra el Hambre avisa de que la crisis socioeconómica derivada del coronavirus afectará más a mujeres jóvenes: sufren mayor precariedad y pobreza laboral, lo cual las sitúa en un peor lugar para afrontar esta situación
Los datos entre menores de 25 años, los recién graduados, no son nada halagüeños según la organización. En el segundo trimestre de 2020, la tasa de paro llego casi al 40% mientras que en el primer trimestre se situó en el 33% según la Encuesta de Población Activa (EPA).
El Instituto de la Mujer publicó hace unos meses como la crisis del coronavirus afectará más a las mujeres y jóvenes: “este colectivo, mujeres jóvenes, sufren mayor precariedad y pobreza laboral, lo cual las sitúa en un peor lugar para afrontar un nuevo periodo de crisis además algunos de los sectores más afectados, como el comercio, educación, moda, turismo y hostelería, están altamente feminizados”.
Y esta situación se agrava si hablamos de mujeres monomarentales y en aquellas que dependían del trabajo informal. Y es que las mujeres que tienen menores a su cargo son las que más dificultades sufren para acceder al empleo porque su red de apoyos, como el colegio y los abuelos, están paralizados. La conciliación es casi imposible y esto les obliga a quedarse fuera del mercado laboral.
“Los recursos de conciliación son clave para el acceso y mantenimiento del empleo de las mujeres en general y de manera determinante para las mujeres monomarentales”, avisa el responsable de Acción Social, Pablo Soriano.
En los próximos meses, esta crisis socioeconómica derivada de la COVID-19 golpeará con más fuerza no solo por el incremento de hogares sin empleo e incertidumbre sino también por la pérdida de los empleos informales.
Una realidad que afecta de lleno a otro colectivo vulnerable, las personas migrantes. Acción contra el Hambre alerta que las personas migrantes se han visto afectadas a un mayor nivel en el ámbito laboral, sobre todo, aquellas que no cuentan con una situación regular en el país.
El aumento del empleo informal, sin control de medidas sanitarias, les deja también más expuestos al virus. Existen diferentes organizaciones, entre ellas Acción Contra el Hambre, que trabajan directamente con estos colectivos para apoyarles en las búsquedas de empleo en estos momentos tan complicados.
La semana que viene… más!