Ya solo nos quedan las famosas reformas estructurales de las que tanto hablaba Draghi y que toda Europa hizo oídos sordos, advierte el experto
MADRID. Después de oír las palabras de Lagarde se llega a la siguiente conclusión: La política monetaria en la Eurozona está agotada. Está agotada porque el BCE en los últimos dos años ha incrementado su balance de 4,7 billones a 8,7 billones, casi lo ha doblado.
Recuerdo que en 2014 el balance era de 2 billones, es decir, se ha más que cuadriplicado en menos de 7 años. El balance actual representa un 66% del PIB de la Eurozona. Como referencia, el balance de la FED representa un 40% del PIB americano. No se puede seguir comprando bonos.
Respecto a los tipos, resulta difícil justificar el mantener más de siete años una medida tan extraordinaria y poco ortodoxa como los tipos negativos, más aún cuando la demanda de crédito ha resultado tan inelástica a precio al no haber crecido el crédito más que un 3% o 4% anual (en España poco por encima de cero).
Más aún, con una inflación por encima del objetivo del BCE en los tres próximos años. No se puede dejar los tipos al mismo nivel. Esta tarde, el mercado ya descuenta una subida durante el último cuatrimestre de 0,50%, un 0% para el tipo de depósito desde el -0,50% actual.
Ha llegado la hora de la política fiscal, es decir, aumentar el gasto/inversión pública o reducir los impuestos. El problema es que muchos países hemos estado usando, y abusando, de ella en los últimos años. Salvo Alemania y algún otro país centroeuropeo, el resto de Europa tiene muy poca capacidad de maniobra en política fiscal.
Ya solo nos quedan las famosas reformas estructurales de las que tanto hablaba Draghi y que toda Europa hizo oídos sordos. Vamos a tener que desempolvar ese manual.
Hernán Cortés es socio de Olea Gestión