Tras un auto de archivo dictado por el Juez de Instrucción elaborado con todo el rigor detallado -fruto de una extensa investigación- en más de 96 folios, ahora la sección cuarta de la Audiencia Provincial (que no ve un delito del Partido Popular ni aunque se lleven la caja fuerte delante de sus narices), decide, en cuatro folios, sin ninguna concreción, que 16 personas han de padecer un juicio como acusadas, sencillamente porque al Tribunal le da la gana. El juez de instrucción obedece “por imperativo legal”, una forma nada sutil de manifestar su indignación.
No era suficiente la dimisión como vicepresidenta, consellera y diputada de Mónica Oltra; tampoco era suficiente que no se presentara a las elecciones. Tiene que pasar la pena del banquillo, por imperativo legal o más bien por venganza, ella y las y los 15 funcionarios y trabajadoras, en su mayoría mujeres, víctimas de este esperpento judicial a través del cual algunos jueces alteran la vida política con la espuria finalidad de adulterar resultados electorales. ¿Su pecado? Demostrar que la política puede ser útil para mejorar la vida de la gente, desde la honestidad y el trabajo decente.
Todo ello converge en el tiempo con el acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial, caducado desde hace más de 5 años por el bloqueo del Partido Popular, lo que ha supuesto dejar de nombrar más de 100 cargos de jueces y con ello, dilaciones indebidas. La excusa del bloqueo para no querer aplicar una ley del propio Gobierno de Rajoy era la necesidad de despolitizar la justicia, mientras se ha mantenido un Consejo General del Poder Judicial absolutamente partidista y ultraconservador, al servicio de la causa. Objetivo cumplido por el PP.
Hablar de despolitizar la justicia es como hablar de despolitizar a la sociedad o a la mismísima prensa. Un mensaje absurdo. Y dicho por el Partido Popular que han nombrado más jueces que nadie, pura hipocresía. Sin embargo, sí que es importante que las decisiones judiciales se dicten para impartir justicia y no para hacer partidismo, ni alterar la realidad política.
Que la ideología partidista de un juez marque quién va al banquillo y quién no, es un problema para la democracia y, por tanto, para todos nosotros. Que la ideología partidista de un juez determine si una persona es condenada o no, es un problema para la democracia.
Necesitamos confiar en la justicia, esa justicia que lleva una venda en los ojos para simbolizar la objetividad y la imparcialidad, una justicia libre de influencias de poderosos, libre de intereses ajenos a los dictados de las leyes.
Con un presidente Mazón que miente y manipula, unos medios de comunicación al servicio de los poderosos, unos relatos de la derecha política cargados de alarmismo, fomentando el racismo para generar miedo e inseguridad en la ciudadanía, y una justicia al servicio de los mismos, se evidencia cómo se está manipulando a la gente para lograr que voten en contra de sus propios intereses.
Porque el voto es el arma ciudadana más poderosa de los humildes, de las clases medias, de la gente trabajadora, en definitiva, de la mayoría social.
Comprar el voto es ilegal, pero engañarte no lo es. Así, llamar a una ley de concordia cuando es una ley de confrontación social es un intento de manipulación. Llamar a una ley de protección y ordenación de la costa valenciana cuando en realidad es una ley de desprotección y edificación de la costa es manipulación. Acusar de catalanismo a todo el que hable o cante en valenciano y lo defienda, es manipulación. Unir inmigración con delincuencia, es manipulación. Cuestionar el cambio climático, es manipulación e ir contra toda razón. Hacer creer que el feminismo es un problema social, es manipulación. Y para que todo esto tenga éxito era necesaria una ley que permita el control partidista absoluto de la televisión pública con un órgano de Gobierno que refleje la mayoría absoluta PP-Vox del Parlamento, sin nadie de la oposición. Sin Consejo ciudadano. Sin testigos. Todo atado y bien atado antes del verano.
Mientras, el grado de ejecución de las políticas públicas del gobierno sigue bajo mínimos. Están más preocupados por manipular y engañar para proteger sus intereses, acordes con su ideología, qué por hacer frente a sus responsabilidades de gobierno.
Entre todos decidimos quien nos gobierna, pero cuando se manipula y se engaña, la democracia está en peligro. Pregúntate quién sale beneficiado de todas esas falsedades y tergiversaciones. Como dijo Mónica Oltra, la respuesta es obvia: sigue el rastro del dinero.