Un discurso moderado en un contexto de alta incertidumbre debería ayudar a limitar las expectativas de la subida de los tipos
MADRID. Desde la última reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) el 9 de septiembre, el entorno macroeconómico se ha caracterizado por niveles de inflación persistentemente elevados, reforzados por el aumento de los precios de la energía y los desequilibrios entre la demanda y la oferta, restringidas por interrupciones en las cadenas de producción y suministro. La inflación se aceleró en septiembre, con el índice de precios al consumidor (IPC) en el 3,40% frente al 3% de agosto, y el IPC subyacente en el 1,9% frente al 1,6% del mes anterior.
Como resultado, los tipos a largo plazo en la eurozona han subido 25 puntos básicos (Bund alemán a 10 años), mientras que las expectativas de inflación en el mercado se han movido con fuerza hacia el objetivo del BCE del 2%, con un umbral de rentabilidad del 1,90% a 5 años y del 1,92% a 10 años (el 22 de octubre), y una inflación de 'medio a medio plazo' cercana al 2% (la inflación del swap a 5 años pasó del 1,75% el 9 de septiembre al 1,99% el 22 de octubre).
Dadas las últimas declaraciones de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y en un contexto de endurecimiento de las condiciones monetarias, es probable que el tono de la reunión de los banqueros centrales de la eurozona sea moderado, y la comunicación probablemente se centre en dos mensajes:
No esperamos ningún anuncio significativo en esta reunión. Como se mencionó anteriormente, es en diciembre cuando Lagarde probablemente confirmará que marzo de 2022 verá el final de las compras de activos bajo el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP). Durante la reunión de fin de año, también se espera que el BCE se concentre en las medidas diseñadas para permitirle alcanzar su objetivo de estabilidad de precios de manera sostenible a través de un nuevo programa de compras, cuyos detalles probablemente se definirán en el las próximas semanas.
La reunión del 16 de diciembre será importante para los mercados, y el grado de flexibilidad incorporado en el nuevo plan será un fuerte indicador del equilibrio de poder dentro del Consejo de Gobierno y del grado en que la salida del presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidman, a finales de 2021 cambiará el enfoque hacia los partidarios de una política monetaria más o menos ortodoxa.
Dado el alto nivel de incertidumbre actual, un discurso moderado el 29 de octubre debería permitir limitar las expectativas de una subida de los tipos, que nos parecen incompatibles con la hoja de ruta del BCE. Sin embargo, un tono tan moderado en un contexto de incertidumbre sobre la dirección de la inflación no está exento de riesgos: el BCE se centrará en monitorizar el anclaje de las expectativas de inflación, que han tendido a endurecerse rápidamente en las últimas semanas.
Franck Dixmier es director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors