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Las residencias públicas valencianas incorporan las lecciones aprendidas de la crisis del coronavirus

16/05/2021 - 

VALÈNCIA (EFE). Las residencias públicas de la Comunitat Valenciana que se van a construir o reformar incorporarán las lecciones aprendidas de la covid-19, de forma que se estructurarán en módulos de convivencia reducidos y potenciarán los espacios exteriores, con el fin de ser entornos "seguros y saludables".

Estas son las dos lecciones clave que ha dejado la pandemia en el ámbito de las infraestructuras de servicios sociales, a las que añade la posibilidad de incorporar en las residencias espacios de atención sanitaria como unidades de semihospitalización o preinstalaciones de conductos de oxígeno.

Así lo contempla el plan valenciano de infraestructuras sociales, denominado Convivint, que entre 2021 y 2025 prevé destinar 561 millones de euros a 247 actuaciones en residencias públicas de ancianos, personas con diversidad funcional, personas con problemas de salud mental y menores tutelados.

El plan, en el que se empezó a trabajar antes de la pandemia, buscaba aplicar un nuevo modelo de atención de servicios sociales en el que las residencias sean más similares a un hogar donde los usuarios estén bien cuidados, y el coronavirus ha evidenciado que esa es una "buena línea" en la que hay que incidir.

Así lo ha indicado a EFE el director general de Infraestructuras de Servicios Sociales, Enric Juan, quien considera que "todas las crisis son un momento de ruptura, pero han de servir también mejorar y aprender de cara al futuro", y los aprendizajes de la covid permitirán ser más resilientes a esta pandemia y las que puedan venir.

Lección 1: módulos de convivencia

Antes de la pandemia, la Conselleria de Igualdad trabajaba en apostar por módulos de convivencia pequeños junto a servicios comunes, de manera que aunque se viva en una residencia con 40 o 50 personas más, la convivencia diaria se estructure en grupos de diez, quince o veinte personas como máximo, para poder dar una atención más personalizada y próxima.

Aparte de permitir una "convivencia más amable y una intervención social mejor", en la que por ejemplo la cuidadora que los acompaña en el momento de la comida conoce sus preferencias alimentarias, posibilita también que en un momento determinado de pandemia se puedan aislar esos núcleos a modo de compartimentos estancos, para impedir que el virus pase de un módulo a otro.

"En España conocemos alguna iniciativa privada en este sentido, pero creo que la Comunitat puede ser la primera de España con un modelo institucional reglamentado que obligue a que todas las residencias estén estructuradas en módulos convivenciales", indica Juan, quien precisa que se han inspirado en experiencias de los países nórdicos.

Lección 2: potenciar los espacios exteriores

La pandemia ha evidenciado también la importancia de los espacios exteriores, por lo que allá donde sea posible se intentará garantizar que haya un mínimo de metros cuadrados exteriores por cada usuario, algo que se recogerá en el nuevo decreto de tipología de centros de servicios sociales en el que la Conselleria ya está trabajando.

"De esta forma, si la pandemia obliga a cerrar la residencia esta no será un espacio cerrado y de clausura, sino que podrán contar con un espacio de alegría y de recreo", indica Enric Juan, quien admite que habrá que ajustarse a los entornos urbanísticos, pues no es lo mismo una residencia en una ciudad que en una zona rural.

Explica que ya hay proyectos para incluir esta mejora, como una residencia pública de mayores dependientes en el barrio de Monteolivete de València, donde si el terreno lo permite se incluirá un espacio exterior a nivel de planta, y se habilitarán también una "terraza verde".

Lección 3: espacios sanitarios

Junto a estas dos lecciones "clave", la experiencia de la pandemia ha llevado también a modificar algunos proyectos iniciales para incorporar en las residencias en las que la infraestructura lo permita espacios de atención sanitaria, como por ejemplo una unidad de semihospitalización o la preinstalación de conductos de oxígeno.

Todos estos aspectos se recogerán en un decreto que fijará las condiciones mínimas que debe tener cada residencia, si bien ya hay algunas mejoras en marcha, como en la residencia del Lledó, en Castelló, donde están a punto de acabar las obras para estructurarla en módulo convivenciales.

"No es solo una cuestión de construir y poner ladrillos, sino de que esos edificios tengan un alma y un sentido, y dotarles de unas condiciones para que la gente pueda desarrollar sus proyectos de vida con dignidad y con felicidad", señala el director general, quien precisa que todos los proyectos del Plan Convivint serán supervisados por la Conselleria.

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