VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, sigue decidido a aplicar su estrategia de mano tendida a las fuerzas de la oposición -PP y especialmente Ciudadanos- con el objetivo de buscar una mayoría más amplia de cara a la aprobación de los presupuestos de 2021.
El pasado lunes, el también secretario general del PSPV-PSOE anunció que su partido "favorecerá la aprobación" de las cuentas municipales en los ayuntamientos donde esté en la oposición. "Solo siendo una oposición responsable podremos ser una gobierno responsable", explicó el líder de los socialistas valencianos.
Unas afirmaciones que no fueron recibidas con demasiado entusiasmo por los portavoces municipales del PSPV -e incluso tampoco por algunos alcaldes- especialmente en los sectores que vienen mostrando su descontento con la gestión orgánica de Puig y que incluso apuntan a organizar una alternativa al jefe del Consell en el futuro congreso de la formación socialista.
"Lealtad no es sumisión", se leía en algunas redes sociales y grupos de Whatsapp para expresar las reticencias de algunos activos socialistas a ofrecer su beneplácito a los presupuestos que puedan presentar alcaldes del PP, Ciudadanos o incluso Compromís. Una frase que, curiosamente, el propio Puig utilizó meses atrás para protestar cuando la Comunitat Valenciana no pasó a la fase 2 del desconfinamiento pese a las expectativas creadas.
Ejemplo de esta línea de pensamiento era el mensaje dejado en redes sociales por el portavoz del PSPV en Canals, Antonio Manuel Orea, que además fue apoyado por el alcalde de Almussafes, Toni González, quien recordaba que PP o Compromís no seguían este criterio y pedía "apoyo" a los compañeros que estuvieran en la oposición y no "obligar" a apoyar los presupuestos. Una estela en la que coincidían otros dirigentes socialistas consultados por este diario, como la portavoz de Massanassa, Clara Quiles, quien mostraba abiertamente sus reticencias a respaldar las cuentas del alcalde del PP al igual que la portavoz de Alfafar, Noelia García, que tampoco se inclinaba por apoyar el presupuesto que presente el primer edil del municipio, Juan Ramón Adsuara (PP).
Menos beligerantes se mostraban en otros municipios donde los socialistas se sitúan en la oposición, como Rocafort o Puzol, donde sí abrían la puerta a la concesión solicitada por Puig siempre y cuando los presupuestos tuvieran un carácter eminentemente social y especialmente dirigidos a paliar los efectos del coronavirus.
Precisamente en estos términos se pronunciaban fuentes de la dirección del PSPV, desde donde insistían que la petición del presidente Puig no era "un cheque en blanco", sino que se dirigía a "favorecer la aprobación" de las cuentas estando en la oposición como una "muestra de responsabilidad"; la misma que se le pide a PP y Ciudadanos en Les Corts y en otros municipios y que los socialistas sí parecen dispuestos a aplicar en Alicante ciudad o incluso en la Diputación de Alicante.
Una "responsabilidad" que otros dirigentes socialistas no terminan de compartir, al considerar que la maniobra de Puig es una "simple exhibición de buenismo que perjudica a los portavoces que están en la oposición". "Si queremos ser un gobierno responsable no podemos ser una oposición de pasacalle", señalaba un responsable comarcal a este diario, quien recordaba además los sucedido recientemente en Cortes de Pallás.