VALÈNCIA (EFE). El investigador de la Fundación de Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) Salvador Peiró considera que está bien retirar la obligatoriedad de las mascarillas en el exterior pues "nunca han tenido un papel relevante en la transmisión" del coronavirus.
En interiores, en cambio, cree que las mascarillas "siguen haciendo un papel muy importante, por lo que aboga por mantenerlas "por lo menos una temporada, hasta que veamos bajar bastante las cifras de contagios".
En declaraciones a EFETV, este doctor en Medicina Preventiva y Salud Pública afirma que las mascarillas se han impuesto en el exterior "sin un criterio" sobre qué se esperaba de ellas, aunque ve correcto que se sigan utilizando en lugares en los que haya multitudes, como los estadios de fútbol.
A su juicio, la obligatoriedad de la mascarilla se ha ido quitando y poniendo en función de que los gobiernos consideraran, en cada comunidad autónoma, que "convenía crear esta sensación de que la situación era más o menos grave".
"En cierta forma, se está utilizando como una alerta", ha manifestado Peiró, quien insiste en que en términos de transmisión de la enfermedad la mascarilla en exteriores "no tiene ningún sentido" y no es necesario "imponer a la gente una molestia", como tampoco ve efectivas otras medidas, como el pasaporte covid.
Según el investigador, "la principal medida que tenemos de control de la transmisión es aislar a las personas positivas que pueden contagiar a otras".
Sobre la evolución de la enfermedad, ha indicado que con la variante ómicron y en personas vacunadas, "la covid está mostrándose relativamente similar a una gripe", pero ha pedido no banalizar la gripe, pues provoca "4.000 o 5.000 muertos en un año bueno", y hay años que ha provocado muchísimos más.
"Banalizar la gripe no es sensato, pero poder empezar a manejarla -la covid- como la gripe es posible si la incidencia continúa bajando y si la gravedad se mantiene tan baja como se está manteniendo ahora", ha manifestado.
En este sentido, indica que buena parte de la mortalidad que se está produciendo ahora es de personas que se contagiaron en diciembre y, en buena parte, todavía por la variante delta, cuya gravedad era mayor que la de ómicron. Además, ha insistido en que los casos más graves se están produciendo entre la población no vacunada.
No obstante, advierte de que hay que estar dispuestos a dar "pasos atrás en cualquier momento si los datos nos dicen que debemos darlos", pues "no sabemos cómo serán los cambios en las variantes, si tendremos nuevas, y si serán más graves o menos graves".
"Si estamos bien en este momento, podemos relajar medidas, tratarlo como una gripe, pero esto no nos garantiza cómo estaremos dentro de cuatro, cinco o seis meses", señala, y aboga por "estar vigilantes, y por reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica y hacer que funcionen "muy bien" y que avisen "de antemano".