En el siglo XVII, el Rey ordenaba que se reclutara a dos vecinos por cada 100 habitantes en cada villa o ciudad. También se dictaban levas de reclutamiento de malhechores y vagabundos para nutrir las filas del ejército en la guerra. Eran los soldados de leva. La misma que ha dictado el presidente ruso Vladimir Putin, en pleno siglo XXI, para nutrir las diezmadas filas de su ejército. El 21 de septiembre del Año II d.C.- después de la covid- firmaba en el Kremlin la “Orden Ejecutiva de movilización parcial”, que eximía a los estudiantes universitarios, de conformidad con la Cláusula 2, Artículo 18 de la Ley Federal Nº 31-FZ del 26 de febrero de 1997, sobre la preparación y movilización en la Federación de Rusia.
Su proclamación la hacía en un discurso público dirigido a la Nación y con un semblante serio que traslucía la trascendencia de lo que significaba llamar a los ciudadanos al frente. “Considero necesario tomar la siguiente decisión: movilización parcial en la Federación de Rusia para defender nuestra Madre Patria y su soberanía e integridad territorial, y para garantizar la seguridad de nuestro pueblo en los territorios liberados”. Vladimir Putin llamaba a la guerra a su pueblo.
Era el paso previo al reconocimiento de Donetsk y Lugansk como territorios independientes de Ucrania y adheridos a Rusia, una vez votaran en un referéndum para su independencia, en medio de una guerra. El día clave para la adhesión sería el 30 de septiembre. Las cuatro regiones ucranianas comenzaron el viernes 23 la votación para la anexión a la Federación Rusa y las urnas permanecerán abiertas hasta el 27 de septiembre. En esos territorios, funcionarios rusos acompañados de soldados acuden puerta por puerta para que los ciudadanos voten.
La moción para la admisión en la Federación Rusa podría presentarse a la Duma el 28 de septiembre, y se debatiría y votaría el 29 de septiembre, informó la agencia de noticias TASS. El gobierno de Rusia "respetará incontestablemente los resultados de los referendos" en las regiones de Ucrania, dijo en rueda de prensa el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, tras participar en la Asamblea General de la ONU. Lavrov había sido preguntado sobre si un resultado favorable implicaría la anexión inmediata, ante lo que se limitó a responder que "Rusia respetará la expresión del pueblo ucraniano”.
La OTAN no tardó en reaccionar a la movilización ordenada por Putin. Tampoco los ciudadanos rusos, que iniciaron una huida por todas sus fronteras, que emulaba el Éxodo del pueblo judío de Egipto. Condenaba “en los los términos más enérgicos posibles” el plan de celebrar los llamados referéndums sobre la adhesión a la Federación de Rusia en las regiones ucranianas controladas en parte por el ejército ruso. Y recordaba la declaración de la Asamblea General de Naciones Unidas, del 2 de marzo, en su resolución "Agresión contra Ucrania", por la que se afirmaba que “ninguna adquisición territorial resultante de la amenaza o el uso de la fuerza será reconocida como legal”.
La OTAN insistía en que los aliados “siguen decididos a proporcionar apoyo político y práctico a Ucrania, mientras continúa defendiéndose de la agresión de Rusia”. Y, por último, advertía de que “la OTAN es una alianza defensiva y seguirá luchando por la paz, la seguridad y la estabilidad en toda la zona euro-atlántica. Estamos unidos para defender y proteger cada centímetro del territorio aliado”. Obviaba que el territorio aliado es el que está bajo el paraguas de la Alianza, justo hasta la raya de la frontera que limita con Ucrania.
El 26 de septiembre, mientras el Donbass votaba, la presidenta del gobierno de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, se reunía de inmediato con el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg. En su twitter, ambos publicaban: “Discutimos la guerra de agresión de Rusia y el aumento del apoyo a Ucrania. La cooperación de la UE contribuye a la seguridad y la estabilidad, por lo que creemos que ha llegado el momento de acordar una nueva Declaración Conjunta para hacer avanzar nuestra asociación”. La nueva Declaración Conjunta no se hizo de esperar y días después se firmaría este nuevo acuerdo de colaboración, con tanques y misiles de por medio, mientras Europa se estaba preparando para sus particular batalla, el crudo invierno. La firma estaba prevista para el día 30, fecha clave para la adhesión…