Esta semana la tormenta ha dado algo de tregua. Por momentos he respirado aire fresco, aunque el calor sigue siendo sofocante. Librado, sigo una semana más regateando el arenal de El Recatí. Los zuecos son formidables para caminar. Un presente de mi hermana Maria del Carmen. Y eso que le hago sufrir lo indecible. Estoy muy agradecido. Ella lo sabe. También al resto de mis hermanos. Siempre, la mujer, preocupándose por mí. Es difícil salir de aquí, de la tierra arenosa del buen tomate y otras tantas verduras que siembran por estos lares. La buena gastronomía también ayuda mucho a no marcharse.
Me he escorado un poco de la ruta del 25. Hacia la playa. Y he acabado recalando en la según dicen los técnicos “insalubre” Gola de El Perellonet. Pocas inversiones. Ni las justas, ni las necesarias sobre las poco saludables aguas. Es lo que tiene el ecologismo de hojalata. Mucho ruido y pocas nueces. Llego al muellito. Así lo bautizaron los anteriores propietarios que gestionaron la escuela SupSkull. Me recibe Tomás Palao. El nuevo propietario. Un tipo hecho y derecho. Deportista. Buen gestor. Excelente persona. El centro está engalanado por banderolas y otros enseres. Me gusta. El aparcamiento cuenta hasta con un rocódromo. Tomás y su equipo de chavales han revitalizado la zona. Decorado con gusto. Con mucha sal marina. Con gracia.
Hablamos un poco de todo. Necesitaría demasiadas páginas. Queda entre él y yo la conversación. Vamos a remar en la dirección correcta. La de la labor que desarrolla aquí donde vive desde el año 2018. Él, su esposa Silvia y sus tres hijos Gerard, Carla y Tomás regresaron hace unos años de la ciudad Condal. Al poco de aterrizar, Tomás tomó las riendas de este club deportivo. Un centro en el que imparten clases de Paddle y Wind entre otros deportes acuáticos. Tomás ha mamado toda esta aventura de la mar desde muy xicotet. Desde los ocho años. Su viejo el culpable. Tomás es un empresario serio y disciplinado. Para mí un loco. Pero solo para mí. Un tipo atrevido. El clásico lateral derecho rápido y solvente. Un empresario de club. Seguro que se reirá con esta definición aunque no le guste el deporte rey.
Además de ofrecer clases particulares a principiantes que quieran remar, el centro de manera alternativa ofrece otros servicios durante todo el año: yoga, zumba y pilates. En verano la organización de los campus son alternativas viables para los padres y madres que quieran que sus hijos remen en la dirección del aprendizaje de los deportes acuáticos. En febrero del 2021, el Robison Crusoe de El Recatí metió la cabecita en La Marina de València abriendo otra escuela. A las pocas semanas acabó organizando la Lion Race, una competición de remo, benéfica y altruista. Madre mía la que acabó liando. Hasta nuestra televisión pública acabó cubriendo el evento.
Pero, siempre hay un pero, su escuela, la que dirige y gestiona desde un celular está adaptada y preparada para personas con diversidad funcional. La verdad que con empresarios como Tomás los valencianos podemos estar muy orgullosos. Al finalizar la charla me invita a remar, le digo que otro día, mi viaje por el maravilloso Recatí debe continuar. Debo partir hasta mi siguiente parada.