Hoy es 4 de octubre
El Embajador de la Unión Europea (UE) ante el mundo, Josep Borrell, no ocultó su cansancio ante las cámaras y ante los periodistas, que esperaban en la sede del Consejo, el edificio Justus Lipius que corona la plaza Shumann en Bruselas. El Alto Representante apareció ante los medios después de nueve horas reunido en la capital europea con el resto de los ministros de Exteriores del Consejo representando a los 27 Estados miembros.
Con gesto suave, se quitó las gafas, masajeó sus ojos en un gesto ligero que transpiraba agotamiento y ajustó el micrófono dispuesto a responder todas las preguntas alrededor de un Consejo de Exteriores centrado en la guerra de Ucrania. Y lo recordó: “Hemos debatido durante nueve horas para acordar continuar apoyando a Ucrania hasta su victoria”. Este apoyo fue recibido en mano por el Ministro de Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleva, invitado a la reunión.
El Consejo aprobó por urgencia una ayuda militar adicional consistente en el entrenamiento de forma inmediata de 15.000 soldados ucranianos en varios países europeos, como Polonia y Alemania. Se trata de una misión militar de asistencia que comenzará a funcionar a final de mes, con el cuartel general en Bruselas.
Esta decisión se toma días después de que el ejército ruso haya abandonado Kerson, ciudad estratégica por su proximidad al mar Negro y a la nuclear de Zaporiya. Esta retirada se entiende como debilidad del ejército ruso ala posibilidad de seguir recuperando terreno por pare del gobierno de Kiev.
En este momento de euforia, Borrell respondió prudente a los periodistas, que preguntaron si el presidente Volodomir Zelenski reclamaría todos los territorios ocupados durante la guerra, en referencia al Donbas, e incluso Crimea. “Es Ucrania la que tiene que decidir qué quiere recuperar después de la guerra”, manifestó Borrell. Y, añadió, “con lo que decida, le diremos: ‘Te apoyaremos’. Es muy grave que Rusia se haya retirado de Kerson sin luchar, seguramente para evitar lo peor. Pero utilizada retirada para destruir las infraestructuras críticas a su paso. La Rusia de Putin está embarcada sobre la voluntad de destruir el país. Si hace falta reconstruir Ucrania, habría que evitar primero su destrucción”.
Josep Borrell siguió dando cifras y habló de los 3,1 billones provenientes del European Peace Facility, un instrumento financiero que activó la UE desde que comenzó la guerra para financiar directamente, con dinero, al gobierno de Zelenski. “¿Cuánto nos cuesta la defensa de la guerra?, se preguntó. Por lo menos 8.000 millones en equipamiento de defensa, lo que supone “un 45% del esfuerzo proporcionado por Estados Unidos”.
El Alto Representante recordó las medidas que se siguen tomando contra el Kremlin. “Continuaremos aislando Rusia internacionalmente y sancionando su economía, con restricciones para los países que le facilitan armas, como son Irán y Bielorrusia”, explicó. La intención, dijo, es debilitar a Rusia, y su capacidad de comprar tecnología y renovar su armamento. “Debemos debilitar su capacidad para acorralar a Ucrania”, dijo, compadeciéndose de los millones de ucranianos que se enfrentarán a un duro invierno sin luz, después de que Rusia arrasara parte de la infraestructuras eléctricas en su país.
La utilización del hambre como arma de guerra también fue motivo de acusación contra Rusia, a la que se le responsabiliza del bloqueo de los millones de toneladas de grano que deberían haber salido por el Mar del Norte para su exportación a los países más vulnerables en el mundo. “Ayudamos a exportar 50 millones de toneladas de grano para África y Latinoamérica entre abril y octubre”, recordó Borrell.
Los Balcanes occidentales ocuparon otro momento estelar, cuando habló del Diálogo de Pristina, reanudado este fin de semana en París, entre Serbia y Kosovo. “Nos preocupan y son nuestra prioridad estratégica para que se queden en la UE”, dijo Borrell, refiriéndose a los países cercanos o fronterizos con Ucrania.
“En París estuve muy ocupado por la cuestión Serbia-Kosovo, con unas improductivas tensiones que son muy peligrosas. Es la crisis más fuerte desde 2013 y necesitamos rebajar esto con una obligación de diálogo. Esta noche comenzaban las negociaciones cuando lleguen los líderes a Bruselas. Y deben llegar a un acuerdo antes del 29 de noviembre. No podemos permitir que se enquisten, pero para ello ambas partes deben mostrar más flexibilidad”, alertó Borrell. Y añadió que “deben decidir hacia dónde van, si es hacia el futuro de la UE o hacia atrás”.
Mientras, desde la agencia de noticias rusa Sputnik, el presidente serbio Aleksandar Vucic considera que “la situación en Kosovo y Metojia se complicará después del 21 de noviembre, cuando las autoridades de Pristina empiecen a poner multas a las matrículas emitidas por Serbia”. Y agregó, tres us eso por París, que Alemania y el Reino Unido podrían forzar a Pristina de varias maneras.
“Nos enfrentamos a una situación difícil en Kosovo. Los albaneses planean poner multas de forma absolutamente ilegal en contra del acuerdo de Bruselas", anunció también el dirigente serbio a la agencia Tanjug. Serbia era uno de los países candidatos mejor posicionado en el podio de salida para entrar en la UE antes de la guerra.
Según Sputnik, recientemente las autoridades de Kosovo anunciaron que impondrían multas de hasta 150 euros a los que no cambien las matrículas serbias a partir del 1 de noviembre de 2022. Luego, bajo la presión de la comunidad internacional, relajaron las restricciones con advertencia desde el 1 y multa a partir del día 21.
El conflicto de la guerra de los Balcanes terminó con un acuerdo sobre Kosovo que no contento a nadie, excepto a Estados Unidos, propulsor de la independencia de esta provincia serbia de mayoría albanesa y eminentemente musulmana. España está entre los países de la UE que no lo reconoce como Estado, así como otros entre la comunidad internacional. La clave está en su DIU, ya que se declaró independiente de forma unilateral el 16 de febrero d 2008. El reconocimiento de su estatus y su posible futura integración en la UE o su reconocimiento oficial crearían un precedente para el proceso de Catalunya.