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OPINIÓN

Las últimas palabras de Lagarde

La presidenta del BCE comentó recientemente que tanto los gobiernos como los inversores deben permanecer "extremadamente atentos" al impacto sobre la inflación de la evolución de los salarios

16/05/2023 - 

MADRID (EP). Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) comentó recientemente que los gobiernos y los inversores deben permanecer "extremadamente atentos" al impacto sobre la inflación de la evolución de los salarios. Lo hizo destacando los recientes acuerdos en Alemania y España, que contemplan subidas de doble dígito de los sueldos en un periodo de varios años. Pero veremos esto cómo se desarrolla porque los acuerdos de sindicatos con las patronales no es que sean habitualmente las más fructíferas.

En una entrevista, la abogada reconvertida en banquera y responsable de la política monetaria de la Eurozona afirmó que las protestas y las huelgas de los trabajadores, que están teniendo lugar en algunos países europeos, "no sorprenden" después de la sustancial caída de los salarios reales el año pasado. "Ahora hay un proceso de ponerse al día y recuperar el terreno perdido en términos de salarios reales", aseguró Lagarde.

Tampoco sorprende la obviedad de sus palabras, pero también sabe que en entornos fiscales completamente restrictivos hacia el sector privado es imposible cumplir con promesas y acuerdos de subidas salariales, pero eso no lo dice. Si fuese más clara y directa -apuntando literalmente con el dedo- con aquellos gobiernos que -como el nuestro- están dilapidando el entramado productivo del país, que todos sabemos que es el sector privado a todos los niveles y les obligase a crear un entorno fiscal mínimamente equilibrado podrían plantearse determinados acuerdos.

Christine Lagarde, presidenta del BCE.  Christine Lagarde. Foto: EFE/EPA/RONALD WITTEK
De hecho, debemos recordar que lo único que no controla Bruselas de los países miembros son sus políticas fiscales o tributarias; por lo tanto la famosa armonización fiscal deriva en extremos descompensados que tienen las políticas monetarias en los diferentes países, porque no se pueden aplicar de la misma manera. Es así de simple.

Ya sabemos que los precios siguen en niveles históricamente elevados en la Eurozona, pese a la reciente desinflación que se está produciendo. Sabemos que hay señales positivas como la caída de los precios industriales, una energía más barata o el fin de los problemas en la cadena de suministro. Sin embargo, los salarios y la fortaleza del mercado laboral, pese a su impacto positivo en el corto plazo para los trabajadores, presenta una amenaza seria para la sostenibilidad de la inflación a medio plazo. El riesgo es que se produzca una espiral entre precios y salarios está a la vuelta de la esquina y las consecuencias derivarán en un marco recesivo que parece estar cada vez más cerca.

Ejemplos concretos

De todas las herramientas que controla el BCE, aquella que mantienen el control sobre los salarios en la Eurozona revela que los sueldos crecen por ahora a un 3% interanual, un ritmo que aún se encuentra lejos de la inflación. Sin embargo, las previsiones apuntan a que las remuneraciones de los trabajadores podrían crecer mucho más rápido en los próximos trimestres. Todo ello para intentar alcanzar crecimientos reales positivos ajustados por la inflación y los tipos de interés.

La presidenta del Banco Central Europeo ofreció ejemplos concretos: "Los números parecen grandes en sí mismos. Tomemos, por ejemplo, los acuerdos salariales recientes en Alemania y España, que son ambos de dos dígitos en un período de dos y tres años respectivamente, sumando esos periodos la subida alcanza dos dígitos. Es un proceso de recuperación que se está llevando a cabo y tenemos que permanecer muy atentos".

Foto: EP
En España, empresarios y sindicatos alcanzaron un acuerdo hace escasos días para dar comienzo a una batería de subidas salariales, que permita a los trabajadores recuperar parte del poder adquisitivo perdido durante este shock inflacionario. Después de meses de disputas y enfrentamientos verbales respecto a la negociación, las recomendaciones alcanzadas para el alza salarial señalan un alza del 4% para 2023 y del 3% para 2024 y 2025. Esto abriría la puerta a que los salarios avancen más deprisa que el IPC subyacente durante los próximos años.

Para aquellos que todavía están despistados, los salarios son clave para la inflación estructural, la que depende en menor medida de los componentes más volátiles de la cesta de consumo. De ahí la 'obsesión' de la institución monetaria europea con las negociaciones salariales: si la inflación subyacente, que no pondera ni alimentos ni energía, se mantiene en las cotas actuales -el último dato fue del 5,6%-, el BCE se verá forzado a seguir endureciendo la política monetaria en un contexto de elevada fragilidad financiera y gran endeudamiento.

Los salarios y la senda sostenible

Por lo tanto el coste para la economía sería mucho mayor en el medio y largo plazo, por eso sería conveniente que los salarios mantuvieran una senda sostenible con el objetivo de inflación. Y como el BCE tiene la obligación de cumplir con un único objetivo -la inflación-, a diferencia de los dos como en la Reserva Federal. De lo único que se tiene que preocupar es de la estabilidad de precios. Pero... ¿a cualquier coste?

En cualquier caso, la abogada reconvertida en banquera destaca la determinación del BCE para controlar la inflación y llevarla de vuelta al objetivo a medio plazo del 2% de manera oportuna. "Ya hemos hecho un ajuste considerable. Pero todavía tenemos más terreno por recorrer", apostilló para confirmar que en la siguiente reunión veremos otra subida de tipos.

Darío García es analista de XTB

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