Lo que compartimos es potencialmente contagioso, así que tengamos mucho cuidado con lo que propagamos. Si solo compartimos el consenso y no cuestionamos el pensamiento de nadie, solo estamos compartiendo lo que suena bien, independientemente de si es evidencia
El pasado 7 de noviembre se celebró en Valencia, Palau de la Música, el 8º Foro de Desarrollo Sostenible que bajo este nombre “reúne a expertos, líderes empresariales, académicos y destacados representantes de la administración pública, para discutir desafíos y oportunidades que afronta nuestro planeta abordando la sostenibilidad desde una perspectiva global” organizado por Cámara Valencia y financiado por la Generalitat Valenciana y el Ivace.
Asistí al evento y como siempre mi enhorabuena a la excelente preparación y organización del mismo por parte de Cámara Valencia, a su presidente y equipo por el trabajo realizado y éxito del evento. Por cuestiones horarias presencié la ponencia magistral de Juan Verde y participé, por curiosidad profesional, en el panel de discusión “Políticas Públicas y papel de la Administración”, moderado por Rafael Mossi.
En cuanto a la ponencia magistral de Juan Verde, al que desde aquí agradezco su conexión monárquica a través del apellido, VERDE, Viva El Rey De España, fue presentado como especialista en estrategia internacional y economía sostenible, además de asesor presidencial del presidente Biden desde febrero y vinculado profesionalmente a los ex presidentes B. Obama, B. Clinton, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, exvicepresidente A. Gore y otros.
En esta ponencia magistral titulada “Economía Verde: una gran oportunidad de negocio e inversión para impulsar la competitividad empresarial y crear una economía más justa y equitativa”… Juan Verde exhibió una puesta en escena espectacular, dominio del auditorio, espacios y escenario, dicción clara y lenguaje conciso al alcance de todos y, además, pudimos comprobar que es un experto en estas lides y con una ponencia muy trabajada y rodada (por la que seguramente se embolsó una buena cantidad de euros).
Su intervención pivotó sobre lo que llamó “3 ideas principales”, a saber:
1.- El cambio climático no solo es real, sino que es la gran y más grave amenaza para la economía mundial. Escuchemos a los científicos.
2.- El mundo está ya en medio de una transición a un modelo de bajas emisiones y la pandemia aceleró esta tendencia (follow the money).
3.- Los planes de recuperación económica tras la pandemia y la actual situación geoestratégica mundial representan una gran oportunidad para dar forma a un nuevo modelo económico y un mundo más sostenible, justo y equitativo.
Y es aquí donde creo que, bien Cámara Valencia, bien la Generalitat Valenciana o el Ivace, se equivocaron a la hora de elegir a este ponente con este enfoque. El evento está dirigido sobre todo a empresarios y sector empresarial, además de académicos y función pública, por lo que un enfoque tan ideológico no es el adecuado en este foro. Hubiera sido más apreciado, al margen de las calificaciones personales del ponente que causan admiración, un enfoque más financiero-mercantil y corporativo, sin tanta carga ideológica.
Voy a tratar de explicarme. Inició su ponencia planteando “3 ideas principales”. Personalmente opino que la línea que separa ideas de ideología es muy fina e inestable, frágil y fácilmente quebradiza. Las personas articulamos nuestras ideas, creencias y valores en ideologías y cuando estas son articulaciones coherentes y flexibles de esas ideas, creencias y valores nos proporcionan estructuras útiles al diálogo social; pero cuando las ideologías se tornan en sistemas de prejuicios en lugar de creencias y de dogmas en lugar de opiniones, la sociedad se fragmenta en tribus que solo se escuchan entre si, como un eco, perjudicando e imposibilitando el intercambio de ideas, las interacciones, debilitando el pensamiento nuevo y las innovaciones. Podríamos decir que las ideas son liberadoras, las ideologías instrumentos de dominación. Las tormentas de ideas ayudan a crear, las tormentas ideológicas han propiciado históricamente la destrucción. Las ideas nos llevan a investigar y aprender de la evidencia. Las ideologías nos llevan a buscar evidencia que pruebe (o parezca probar) lo que ya (creemos que) sabemos. En el primer caso formamos juicios, en el segundo alimentamos prejuicios. Y esto es lo que sucede con el llamado Cambio Climático.
En un reciente artículo publicado en Valencia Plaza, hablaba sobre la polarización y politización de la sostenibilidad, recomiendo su lectura; si en lugar de traer a Juan Verde, reconocido asesor de los demócratas americanos nos hubieran traído para esta ponencia magistral a un asesor vinculado, por ejemplo, al gobernador republicano del estado de Florida Ron DeSantis, su enfoque hubiera ido en la dirección contraria. Por eso considero un error de formulación el enfoque aplicado por el señor Verde en su ponencia dirigida a empresarios y ecosistema empresarial, no político, ya que en sostenibilidad no se trata de negro o blanco, sino de crear valor al sistema agregando valor a la empresa, reteniendo y construyendo la viabilidad continua de los sistemas medioambientales y sociales (sobre los cuales se basa la viabilidad continua de las empresas y las carteras), evaluando los impactos y riesgos de adentro hacia afuera, transformacional y respetando explícita y conscientemente el techo medioambiental y los umbrales de fundación social que definen la sostenibilidad.
En cuanto a la primera parte de su ponencia, “El cambio climático no solo es real, sino que es la gran y más grave amenaza para la economía mundial. Escuchemos a los científicos…” no creo que sea el mensaje adecuado para llevar el movimiento de sostenibilidad a la corriente empresarial, empresarios y ecosistema emprendedor, en un momento de reconocida revolución industrial 3.0 por lo que pedirle a la gente que salve el planeta no es la petición correcta.
Los mensajes utilizados para promover el movimiento de sostenibilidad a menudo se centran en salvar el planeta, preservar la biodiversidad o evitar extinciones masivas. Luego está el pesimismo: no hay planeta B, la tierra está en llamas, esta es nuestra última oportunidad de mitigar el cambio climático. El problema con estos mensajes es que los humanos no están fácilmente motivados para tomar medidas contra las amenazas a largo plazo y las catástrofes de desarrollo lento. Nuestra psicología se ha desarrollado a lo largo de milenios como cazadores-recolectores para huir o luchar contra amenazas inmediatas. Desafortunadamente, el llamado cambio climático no es el tipo de problema que los humanos están programados para responder. La percepción pública de las soluciones sostenibles también es perjudicial para la causa ambiental ya que vivir de manera sostenible se considera una compensación para la mayoría de los consumidores, lo que nos obliga a sacrificar la comodidad y la conveniencia en beneficio de la naturaleza y el medio ambiente.
Debería haber utilizado, el señor Verde, una motivación intrínseca en lugar de la conocida e híper utilizada motivación extrínseca. Es decir, la proposición básica de que comprar algo o hacer algo te hará más feliz es un claro ejemplo de motivación extrínseca. Una investigación realizada por el profesor Oswald de la Universidad de Warwick nos ofrece la clave de que una mayor exposición a este tipo de motivaciones extrínsecas nos conducen a una mayor infelicidad; por lo que la felicidad a largo plazo se obtiene por motivaciones intrínsecas, como hacer lo correcto y ayudar a los demás. Hay quien opina que la sostenibilidad no es sacrificio; es el camino hacia la verdadera felicidad.
Llegados a este punto, sugeriría tanto a Cámara Valencia como a Generalitat Valenciana y a Ivace que hicieran suyas las reflexiones de A. Edmans sobre compartir: Lo que compartimos es potencialmente contagioso, así que ten mucho cuidado con lo que propagamos. Nuestro objetivo no debe ser conseguir pequeños éxitos de audiencia. De lo contrario, solo compartimos el consenso (tal como me comentó R. Mossi en una conversación que mantuvimos, justificando la ponencia de Juan Verde), si no cuestionamos el pensamiento de nadie solo compartimos lo que suena bien, independientemente de si es evidencia. En su lugar, deberíamos preguntarnos lo siguiente: Si es una historia, ¿es verdad? Si es cierto, ¿está respaldado por evidencia a gran escala? Si es así, ¿de quién es, cuáles son sus credenciales? ¿Se publica, qué tan rigurosa es la revista? Y háganse la pregunta del millón: si el mismo estudio fuera escrito por los mismos autores con las mismas credenciales pero encontrara resultados opuestos, ¿estaría dispuesto a creerlo y compartirlo?
En cuanto a escuchar a los científicos, hemos comprobado que son capaces de decir una cosa y la contraria… escuchar a los expertos… dicen cosas distintas sobre un mismo tema…
La segunda idea planteada por el ponente magistral, Juan Verde, decía: 2.- “El mundo está ya en medio de una transición a un modelo de bajas emisiones y la pandemia aceleró esta tendencia (follow the money)”. Muy americano lo del “sigue el dinero”, pues sigámoslo. Aquí haría dos consideraciones; la primera, analizar históricamente el balanceo de los llamados fondos sostenibles y su secuencia histórica y segundo, la aportación real de estos AUM’S a la sostenibilidad y a la transición a un modelo de bajas emisiones…
En cuanto a la primera cuestión, es innegable la extraordinaria afluencia de capital hacia los fondos llamados sostenibles, trasvase reflejado en los gráficos aportados por el ponente. Pero la salvedad es que no han sido limpiados con la llamada re-etiquetación de los fondos ya existentes, a los que agregándole, en su momento, un apellido del tipo sostenible, ESG, de impacto, etc. vieron incrementados sus AUM’S en miles de millones de dólares. En cualquier caso, la evidencia es que actualmente existe una marcada tendencia a la baja en los mismos, producida por la nueva exigencia de etiquetado, temor de lavado verde, "cambio material" en la metodología de inversión sostenible de EEUU y la UE y las regulaciones asociadas, etc. lo que hace que muchos de ellos salgan de la denominación de sostenibles; también por la ralentización de políticas claras de inversión sostenible en las empresas (el principal uso de los ingresos (UoP) por valor del proyecto para los bonos de impacto es la energía renovable, seguido por proyectos de transporte limpio y proyectos que brindan servicios esenciales). Según la GSIA el análisis de tendencias mostraría una disminución global del 14% en activos sostenibles a nivel mundial. Para quien tenga interés en un detalle actualizado, 3T, de la tendencia de desaceleración en la emisión de bonos sostenibles aquí va este análisis.
En cuanto a la segunda consideración, la aportación real de los fondos de sostenibilidad y ESG a la transición real a una economía de bajas emisiones es cuanto menos cuestionable, ya que
•Los fondos ESG son vehículos del mercado secundario. No proporcionan ningún capital nuevo a las empresas.
• Los fondos ESG se construyen utilizando (en su mayoría) calificaciones MSCI Inc., que se basan en una sola materialidad y evalúan a las empresas frente a sus pares de la industria, no horizontalmente frente a todas las empresas.
•Los fondos ESG no miden los resultados de E o S. Los PM de los fondos ESG no son compensados en función de la mejora de E o S. Se les paga en función de los activos bajo gestión y superando los puntos de referencia.
•Más del 90% de los fondos ESG siguen de cerca los índices de referencia "tradicionales".
•Los fondos ISR seleccionan empresas con mejor conducta ambiental y social, pero no mejoran el comportamiento ambiental y social de las empresas de su cartera. Por lo tanto, el impacto real de los fondos ISR es inconsistente con el impacto declarado.
Respecto a la idea 3 de la ponencia, totalmente de acuerdo en los planteamientos.
También participé en el panel de discusión “Políticas Públicas y papel de la Administración”, moderado por Rafael Mossi. Interesante y clarificador, donde los “panelistas” nos ofrecieron su posición y sus estrategias para alcanzar prácticas más sostenibles.
Paula Ceballos, Representante en España de la Comisión Europea nos informó de la retahíla de disposiciones y directivas generadas por la Comisión en el mandato actual, lo que le llevó casi toda la intervención, y “podría seguir todo el día”… manifestó. Pero lo que se me quedó grabado a fuego fueron sus palabras: “desde la Comisión formulamos directivas para crear mercado” en clara alusión a la movilidad y sector automoción. Todavía me tiemblan las piernas y han pasado más de veinte días. Es de extrema gravedad que desde la Comisión Europea traten de dirigir la evolución de los mercados europeos, algo que ya sabíamos pero que sorprende la alegría con que reconocen el hecho. Sobre este asunto ya he opinado en anteriores artículos… debemos tomar nota y actuar en consecuencia cuando se nos pida el voto para las próximas elecciones europeas del próximo junio24.
Sobre las palabras de Jorge Blanco, D. Gral. de Calidad y Educación Ambiental, sin comentarios.
Antonio García, D. Gral. de la Capital Verde Europea del Ayuntamiento de Valencia, explicó los objetivos y propósito de la capitalidad y ventajas que nos reportará. Un joven talento al que auguro un gran futuro.
Por parte de la Diputación, Ramón Bellido incidió en la concentración de sus esfuerzos en las poblaciones más pequeñas, de menos de 2.000 habitantes y en, una vez descubierta la gran merma y pérdida de agua en las instalaciones y tuberías (¡¡¡), la realización de unos proyectos para solicitar ayudas a la UE y, si son aprobados, realizar los trabajos de mejora. Sorpresa. ¿En qué han estado trabajando estos últimos 40 años, desde que se sabe y está evaluado, el elevado porcentaje de pérdida de nuestro sistema de aguas?
Informo a los lectores curiosos que la parte II del artículo Totum Revolutum ya está en marcha y les anticipo que será una auténtica bomba.
Ricardo Romero es especialista en estrategia de impacto y sostenibilidad
Señala que firmas de 'retail' han lanzado sus servicios ‘pre-owned’ al constatar más demanda mientras que el sector del lujo y de la alta joyería y relojería también cuenta con grandes referentes.