VALÈNCIA. La vivienda se ha convertido en uno de los ejes de la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. En el discurso público de los líderes de los partidos en la Comunitat Valenciana, aunque también en el de los nacionales, priman las promesas de ayudas a la compra de vivienda, la regulación del mercado del alquiler, la promoción pública o la rebaja de impuestos, entre otras.
Aunque la lógica disputa es entre izquierda y derecha, en el seno de los partidos que actualmente componen el Gobierno autonómico –PSPV, Compromís y Podem-EU– también existe una evidente competición por captar el voto de lo que se ha convertido de unos años a esta parte en uno de los grandes problemas estructurales de España, especialmente entre los jóvenes. Y de ahí que sea previsible que, si estas formaciones vuelven a estar al frente de la Generalitat, las negociaciones en torno a esa conselleria resultarán de importancia.
Ahora mismo, el departamento lo dirige Héctor Illueca, a su vez vicepresidente segundo del Consell y perteneciente a Podem. Vivienda fue una cartera de nueva creación en 2019 al desgajarse de Obras Públicas y Vertebración del Territorio. En el reparto entre los socios, recayó en los morados, que la habían reclamado desde el principio. En el inicio la ocupó Rubén Martínez Dalmau.
Tras cuatro años de legislatura y con la oposición criticando la poca construcción de vivienda pública que se ha impulsado desde el departamento, en un nuevo Botànic es probable que exista un replanteamiento en torno a estas competencias. Podem siempre ha tratado de liderar el debate sobre este asunto, pero ahora se ha sumado el PSOE con más fuerza. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, deja en sus mítines afirmaciones como "vamos a poner la vivienda en el centro de nuestras prioridades" o anuncios de gran impacto como la construcción de miles de viviendas para alquiler social.
Los morados les echan en cara que les llega la preocupación demasiado tarde –ironizan dándoles la bienvenida al debate– y que los avances en su gestión al frente de la Conselleria se han topado con las resistencias de los socialistas. Motivo por el que, tal como reclamó Illueca en un desayuno con Valencia Plaza, el departamento debería seguir existiendo en una próxima legislatura y debería continuar en manos de Podem.
Desde el PSPV parecen conformes en la primera cuestión, aunque se hacen los locos en la segunda con un "todo está en el aire". Una de las ideas que se manejan entre los socialistas es que la Conselleria de Vivienda se mantenga, pero amplíe sus competencias, según fuentes de la Generalitat. Todavía no concretan en qué sentido, aunque alguna de las posibilidades que va circulando es la de sumar, por ejemplo, energía.
¿Y en qué manos?, es la siguiente pregunta. Tradicionalmente, los departamentos más sociales, como Educación, Sanidad o Servicios Sociales, han sido los más disputados entre la izquierda (así ocurrió en el reparto de áreas entre PSPV y Compromís en el primer Botànic). Pero a ellos se suma ahora Vivienda.
Para empezar, los socialistas llevan el discurso del Ejecutivo en solitario, por lo que en plena campaña electoral se niegan a hablar de reparto. Sus socios, por contra, les anticipan que sin ellos no van a poder gobernar. Lo que sí señalan desde el PSPV es que "todo" está abierto, incluyendo una nueva negociación de áreas. Por lo que la estrategia pasa por no asegurar que Vivienda vaya a continuar bajo la dirección de Podem.
Y mientras tanto, en la otra orilla, se sitúa el PPCV. Su líder, Carlos Mazón, aboga directamente por un adelgazamiento de la Administración que deje las Consellerias en diez y suponga la supresión de Vivienda y de Transparencia. El discurso, complicado en estos días, lo basa en que las políticas de vivienda se demuestran con medidas reales como su propuesta de bajada de impuestos o de promoción pública, y no con una conselleria. El candidato de Vox a la Generalitat, Carlos Flores, se manifiesta en la misma línea.