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Dr. López Guerrero (IVO): "Es pronto para decir que podemos erradicar el cáncer, pero sí que estamos cerca de cronificarla"

4/02/2022 - 

VALÈNCIA. En los tratamientos contra el cáncer cada vez se avanza más hacia una medicina de precisión, adaptándose al individuo y las alteraciones moleculares específicas que presente, con el objetivo de lograr diagnósticos más precisos y llevar a cabo tratamientos más eficaces. En muchas ocasiones, un mismo tratamiento para un mismo tipo de cáncer, no funciona igual en un paciente que en otro. Se ha descubierto que esto es así debido a que un mismo tipo de cáncer varía de paciente a paciente, en función de las alteraciones genéticas que presente cada tumor.

Y aquí es donde especialistas como el doctor José Antonio López Guerrero, jefe de servicio del Laboratorio de Biología Molecular de IVO, juegan un papel fundamental. «Lo que hacemos es tratar de identificar determinadas alteraciones en las células tumorales, para poder informar al clínico sobre qué pacientes con una determinada alteración no van a responder a ciertos fármacos. En este sentido, estamos apoyando al clínico para que oriente mejor el tratamiento», explica.

El laboratorio de Biología Molecular del IVO (LBM) está altamente cualificado en la genética molecular del cáncer. «Este laboratorio es una garantía de calidad, tanto de los tratamientos que se hacen en IVO como de las investigaciones en las que participamos o llevamos a cabo. De hecho estamos acreditados por ENAC, lo que garantiza que cumplimos los máximos estándares de calidad y nos capacita para el diagnóstico molecular», explica el doctor López Guerrero.

Su principal función es el análisis genético y molecular de los pacientes del IVO a nivel de diagnóstico precoz, cáncer hereditario (es uno de los 5 laboratorios de referencia dentro del Programa de Cáncer Hereditario de la Comunidad Valenciana), predicción y pronóstico de la evolución de la enfermedad. Estos estudios genéticos son imprescindibles en los procesos oncológicos para poder ofrecer una medicina personalizada adecuada a cada paciente, y es por ello que el personal del Laboratorio de Biología Molecular forma parte del equipo multidisciplinar que compone los distintos Comités de Tumores del IVO, donde se define la mejor estrategia terapéutica para cada paciente.

¿Qué supone contar con el Laboratorio de Biología Molecular de IVO (LBM)?

En el Laboratorio de Biología Molecular de IVO se realiza el análisis genético de los tumores para ofrecer un diagnóstico que complemente la información clínica y de anatomía patológica. Conocer estas alteraciones nos ayuda a orientar mejor los tratamientos y ofrecer el tratamiento adecuado a cada paciente oncológico, con lo que intentamos mejorar un poco su calidad de vida. Además, el laboratorio cuenta con tecnología de última generación para la secuenciación masiva de genes, de modo que es posible diseñar paneles multigénicos para su análisis en función de los contextos clínicos en los que se pretenda aplicar, lo que permite ofrecer unos resultados contrastados y de calidad en un tiempo óptimo. Además, es una gran infraestructura para los proyectos de investigación traslacional en los que participamos.

A ello se une que contamos con un gran equipo humano, grandes profesionales comprometidos con su trabajo.

¿En qué consisten esos proyectos de investigación?

La investigación que realizamos se centra fundamentalmente en dos líneas. Por un lado, la clínica, que consiste en la participación en ensayos clínicos con pacientes para la investigación y el desarrollo de fármacos antes de recibir su aprobación por parte de las autoridades sanitarias. En este campo, IVO tiene una actividad muy importante. Por ejemplo, en el año 2021 participamos en 164 ensayos colaborativos con distintos centros, nacionales e internacionales, en los que participaron cerca de 1.200 pacientes.

La segunda línea de investigación es la que comentaba antes, la traslacional. Participamos en proyectos y estudios de análisis de muestras con información clínica asociada. Por ejemplo, en el estudio de nuevos biomarcadores que juegan un papel clave en el diagnóstico y en la identificación del cáncer y que permitirán tener un pronóstico más real de la evolución de los pacientes, saber cómo responden a los tratamientos y cuales son mejores para ellos.

En esta línea destacaría el proyecto europeo Ulises, en el que participamos en un consorcio con otros diez centros, para generar una vacuna que cure el cáncer de páncreas. Para ello se va a desarrollar una estrategia de tratamiento basada en la inmunología en la que las células cancerígenas se reprograman para que sean "visibles" para el sistema inmunitario de los pacientes. Para ello se van a utilizar nanopartículas que modifican el contenido de la célula tumoral para que pueda ser identificada por el sistema inmunológico y pueda ser destruida.

En el IVO nos encargamos de obtener el material biológico, células tumorales de páncreas, y las cultivamos en el laboratorio. Esas células serán en las que se prueben los ensayos de vacuna que están desarrollando los socios. Se ha elegido el cáncer de páncreas, ya que es muy agresivo, reduce considerablemente la esperanza de vida y no tiene tratamiento eficaz. Además, este tipo de cáncer tiene una incidencia similar en mujeres y hombres, de forma que ambos sexos se beneficiarán por igual. Además, esta terapia se podrá adaptar fácilmente a otros tipos de tumor, esperamos desarrollar un tratamiento disruptivo.

El panorama del cáncer ha cambiado de forma significativa, ¿qué se necesita para seguir avanzando en la erradicación de esta enfermedad?

Cada vez sabemos más de la patología molecular del tumor y de su complejidad, pero por otro lado van apareciendo más preguntas, aún hemos de comprender mejor muchos de los procesos que ocurren en el cáncer y de la interacción del cáncer con el individuo para llegar a entender cómo se comportan los tumores. Todavía es pronto para decir que podemos erradicar esta enfermedad, pero sí que estamos más cerca de cronificarla, en algunos casos podremos curar el cáncer y en fases avanzadas podremos controlarlo igual que ocurre con otras enfermedades.

El cáncer tiene una capacidad de adaptación increíble y encuentra vías de escape para hacer frente a los nuevos tratamientos y fármacos que vamos desarrollando. No es sencillo entender su comportamiento, porque hay muchos mecanismos coordinados, aunque hemos avanzado mucho y ya se han cronificado muchos tipos de cáncer e identificado los factores de riesgo… de ahí la importancia del diagnóstico precoz y la prevención. Son las dos mejores armas que tenemos hoy en día para tratar la enfermedad.

En los últimos años, la inmunoterapia y los biomarcadores han supuesto grandes avances en la investigación del cáncer ¿que han aportado?

Principalmente una mejora en la calidad de vida de los pacientes y un aumento de la supervivencia. Hace cinco años hablábamos de medicina personalizada y hoy en día lo hacemos de ‘medicina de precisión’, es decir, a cada paciente le administramos el tratamiento específico que necesite y que afecte lo menos posible a su calidad de vida. La inmunoterapia y los biomarcadores nos han permitido optimizar la administración de los fármacos, reduciendo la toxicidad e incrementando la capacidad de respuesta de los pacientes a esos fármacos. Por ejemplo, con los biomarcadores conseguimos detectar la posibilidad de una recaída precoz en el cáncer de mama, lo que nos permite anticiparnos y pautar un tratamiento que lo evite o que palie los efectos. Los estudios genéticos son cada vez más necesarios ya que ayudan a los oncólogos a determinar los tratamientos antitumorales con mayores garantías de efectividad.

¿Cómo ha impactado la pandemia en el desarrollo de la investigación oncológica?

Se ha trabajado mucho para que el impacto fuera el mínimo posible, pero sí que es verdad que a nivel asistencial se han retrasado diagnósticos y se han interrumpido o retrasado tratamientos. Y a nivel investigación, según los datos de la Asociación Española contra el Cáncer se estima que el reclutamiento de pacientes con cáncer en ensayos clínicos disminuyó un 30% durante la primera ola, aunque ya se están recuperando los niveles prepandemia.

Pero un aspecto destacable que ha traído la pandemia es la visibilización de la importancia de la investigación. Desarrollar no una, sino cinco vacunas en año y medio, y con un grado de validez muy elevado, es un hito sin precedentes y que demuestra que sin inversión no se puede avanzar en investigación.

En este país tenemos un problema endémico porque la administración pública no ha incrementado el presupuesto en investigación en los últimos diez años. Existen muchas investigaciones y muy buenas, pero es complicado ser competitivo con ese hándicap. Ahora que nos hemos percatado de la importancia de invertir en investigación, esperemos que cambien las cosas y aumenten las partidas porque solo así podremos ser competitivos y avanzar.

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