VALÈNCIA. No responde a perfil de presidente simbólico, de alcalde al que el nuevo cargo suponga un reconocimiento de su partido. No obstante, desde hace apenas tres semanas Antonio Esquinas, primer edil de Castelló de Rugat durante ocho años, dirige (que no solamente ostenta) la presidencia del PSPV en la provincia de Valencia.
Su nombramiento quedó opacado por el debate sobre cargos que compaginan puestos en ejecutiva autonómica y provincial de su partido. En gran medida se produjo por la decisión de algunos de esos dirigentes de renunciar a uno de esos lugares. En el caso que le afecta lo hizo Neus Garrigues, alcaldesa de La Pobla Llarga y diputada provincial, además de presidenta hasta finales de junio.
Fue entonces cuando Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata y secretario general del PSPV, recurrió a Esquinas para ocupar la presidencia socialista en la provincia de Valencia, un cargo secundario comparado con la citada secretaría general. Lo conoce bien porque fue asesor suyo en su vicepresidencia de Cooperación Municipal durante un periodo del pasado mandato. Y también porque en el actual coordina al grupo de asesores del PSPV en la corporación provincial.
El ex primer edil de Castelló de Rugat, población enclavada en la Vall d´Albaida aunque vinculada por cercanía a la Safor, responde a los rasgos de una figura política antitética y, a la vez y para sus funciones provinciales, complementaria a la de Bielsa.
Mientras que este último dirige una gran localidad del área metropolitana de habla castellana mayoritaria, Esquinas ha comandado otra del interior sur de la provincia menor de 5.000 habitantes y en la que predomina el valenciano en las conversaciones. También ha sido, además, secretario general socialista en la comarca de la Vall d´Albaida.
El nuevo presidente del PSPV, psicólogo de formación y profesión que ha ejercido durante años en un colegio concertado de Picassent, forma parte de ese elenco de referentes orgánicos a los que recurre su partido para citas electorales clave. No habitualmente con el fin de que ocupen puestos significativos en listas, sino para pergeñar la estrategia de movilización de afiliados y votantes.
En ese grupo tan específico y discreto se hallan también, entre otros pocos, el torrentino Edu Gómez; el omnipresente concejal de Quart de Poblet Bartolomé Nofuentes o incluso el secretario general de la Ribera Alta y vecino de Rafelguaraf Carles Arques. Y, desde luego, el secretario de organización, Vicent Mascarell.
Esquinas renunció a la faceta institucional en 2023 para centrarse en la orgánica, de partido, incluso de la denominada políticamente de 'fontanería'. "Cuando me proclamaron alcalde en 2015 ya dije que en 2023 lo dejaría. Lo recordé también en la misma investidura de 2019. No quería repetir el ejemplo de mi antecesor por el PSPV, que estuvo 24 años de alcalde. Prefiero que se vincule la alcaldía con un partido y no con una persona. En mi caso, siempre tuve claro que pasados ocho años yo me iría y me gustaría que me sucediera una mujer socialista", relata Esquinas.
Ese deseo se cumplió al recogerle en 2023 el testigo Vicenta Boscà y lograrlo, además, con mayoría absoluta. Esquinas, en plena efervescencia del Botànic, gobernó en minoría con cinco ediles sobre 11 pese a que Compromís disponía de dos en ambos mandatos con los que hubiera podido conformar mayoría absoluta de pactar.
"Cada año sacábamos los presupuestos, a veces con el apoyo de Compromís o del PP y otras, con el de los dos", resume esa etapa el ex máximo munícipe castellonec. "Cuando pasen un par de generaciones ya no se acordarán de mí como alcalde. Me gusta ser un vecino más", apunta con esa visión de cargo efímero, de quien prefiere observar, como psicólogo que es, desde un papel externo, más analítico.
Esta circunstancia no evita que, como ocurre con otras personas que son alcaldes o lo fueron, hable con orgullo supremo de su municipio al preguntarle por Castelló de Rugat, población ubicada a alrededor de 110 kilómetros de Valencia, en el extremo sur de la provincia. "En ella nació Carmen Alborch", enfatiza como primera respuesta, desde esa perspectiva intrínsecamente socialista que lo caracteriza.
¿Y más allá de la que fuera ministra de Cultura e icono del socialismo? "Mucha gente sigue conociendo el municipio como Castelló de les Gerres, por su industria alfarera centenaria, centrada en siglos pasados sobre todo en la elaboración de jarras", destaca, para igualmente aludir a los restos del palacio de los Borgia en el municipio o a su rol casi capitalino.
"Por nuestra ubicación, entre medio de dos comarcas, ejercemos de capital de otros pueblos más pequeños que nos rodean. Disponemos de centro de salud en lugar de consultorios auxiliares, de supermercados grandes, de hasta cinco bancos o de un polígono industrial pujante. No sufrimos el problema de despoblación de otros términos de la comarca", recalca.
Lo hace con respuestas breves pero no cortas ni precipitadas mientras observa con atención a quien le pregunta. Con sensación de calma y control de la situación, cualidades personales que posiblemente -además de su lealtad- habrá valorado Bielsa para elegir al psicólogo Antonio Esquinas como presidente provincial del PSPV.