VALÈNCIA. Imagina por un momento recorrer los paisajes ondulantes y los pueblos pintorescos de La Vall d'Albaida, una comarca con una rica historia que se remonta a décadas atrás. Desde aquel mapa trazado por Emili Beüt en 1934 hasta las demarcaciones territoriales homologadas en 1987, esta región ha sido testigo de cambios y evoluciones, pero su esencia ha permanecido intacta.
Sin embargo, aunque la belleza natural de la comarca siempre ha sido evidente, su potencial económico a menudo ha estado en segundo plano. A pesar de los esfuerzos de la Mancomunitat y otros organismos locales, el fortalecimiento de la marca Vall d'Albaida ha sido una tarea pendiente.
A través del "Informe Económico de la Vall d´Albaida", elaborado por la consultora "Económicamente contabilidad para la dirección" en colaboración con COEVAL, se ha podido recopilar información detallada sobre la economía comarcal. El análisis proporciona datos sobre el número de empresas presentes en la zona, así como detalles sobre sus actividades y sectores a los que pertenecen. Además, se analiza la cantidad de personas empleadas en estas empresas, lo que permite tener una visión completa del panorama laboral de la comarca.
Esta evaluación integral también incluye aspectos como la facturación, la productividad y la actividad exterior de las empresas locales. Además, se han realizado estudios focalizados en sectores específicos como el textil, la distribución, el comercio minorista y la construcción, proporcionando un análisis detallado de cada uno de ellos mediante indicadores específicos.
¿El objetivo? Comprender tanto la estructura empresarial general de la zona como las particularidades de los distintos sectores económicos que la componen. Esta información resulta fundamental para entender la realidad económica de La Vall d'Albaida y orientar futuras estrategias de desarrollo y fortalecimiento de la comarca.
Los resultados del informe han señalado que las casi dos millares de empresas que emprenden en el territorio resultan en 20.762 empleados, 4,3 millones de euros de facturación, 1,8 millones de inversiones y 2,1 de capitalización.
Las cifras son altas, pero desde la última década no ha dejado de crecer la facturación y el empleo. Desde la última década, la facturación ha aumentado en un 108,4%, mientras que el empleo ha crecido en un sólido 62%.
En un escenario donde un gran número de empresas son familiares, las marcas están consolidadas y envejecidas. Pese a las diferentes reconversiones que ha sufrido la zona en los últimos 25 años, el 40,5% de las empresas se sitúan en la franja de antigüedad entre los 10 y 25 años. De esta forma, el promedio de antigüedad de una empresa en la Vall d’Albaida se fija en los 20,4 años.
A pesar de los desafíos económicos, La Vall d'Albaida muestra una diversidad económica notable, con empresas que abarcan 302 actividades diferentes. Sin embargo, los sectores de alimentación y textil lideran la facturación de la zona. Siendo la suma de ambos el 50% de la facturación total. También encabezan estos dos sectores la creación de empleo; de hecho, el sector textil genera el 22,4 % de los empleos.
Empresas con gran distribución, distribución especializada e industrias y auxiliares, así son las aproximadamente 427 empresas industriales y distribuidoras que forman un potente núcleo que lidera el desarrollo económico e industrial del territorio con un 85% de la facturación global.
En cuanto a la cadena de valor, el peso en facturación de la industria en la comarca es del 40%, lo que se convierte en una de sus mayores fortalezas. A esta le siguen la contribución de la distribución al por mayor y por el comercio minorista. La productividad más elevada de la cadena la tiene la distribución mayorista.
Un 16,7% de las empresas de la región realiza transacciones con el extranjero. Aunque muchas de ellas también venden sus productos a otras empresas dentro del país, este indicador refleja la calidad de los productos y servicios ofrecidos. Además, el 18,4% de las empresas en La Vall d'Albaida cuentan con una marca registrada, lo que las hace fácilmente identificables.
Este panorama se enmarca en una red empresarial donde varias compañías, a través de un conglomerado corporativo, están bajo el control de una misma entidad. De las 1.915 empresas en La Vall d'Albaida, 1.269 son independientes, 146 tienen 281 empresas subsidiarias y 500 forman parte de grupos corporativos más grandes. Actualmente, la suma total de estas empresas en los grupos corporativos es de 1.925, con 1.386 de ellas fuera de La Vall de Albaida.
Un entorno BANI, caracterizado por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, ha sido el escenario en el que se ha visto inmersa La Vall d'Albaida tras la pandemia, la crisis de materias primas, los conflictos bélicos y otras catástrofes. En este contexto, cada trimestre surgen nuevos desafíos que enfrentar.
Una de las consecuencias principales ha sido el impacto en los costos, especialmente para las empresas industriales líderes en la zona. Las crisis sucesivas han generado desequilibrios en la gestión de los costos, afectando tanto la fijación de precios como la gestión interna del mix de productos. Las fluctuaciones constantes en los precios y la inflación, junto con los cambios en el mercado, han distorsionado estos criterios, resultando en una disminución de los márgenes de las operaciones empresariales. Además, las crisis logísticas y de materias primas han obligado a incrementar los niveles de stock en las empresas industriales y de distribución.
Por otro lado, la antigüedad, que antes se consideraba una ventaja, ahora se convierte en un desafío. El estancamiento poblacional puede llevar a una fuerza laboral envejecida y decreciente, lo que dificulta a las empresas locales encontrar trabajadores cualificados. Esto, a su vez, puede ralentizar el ritmo de innovación y la creación de nuevas empresas.
Por estas razones, desde la confederación se considera necesario explorar sinergias en el mundo empresarial mediante la transferencia de conocimientos e infraestructuras, con el fin de aumentar la competitividad. Asimismo, se destaca el acceso a nuevos mercados y la mejora de la fortaleza en las cadenas de suministro como dos ventajas esenciales derivadas de esta colaboración efectiva.