VALÈNCIA. ¿Quién no se ha planteado alguna vez cómo era la vida en otras épocas? Incluso con toda la información al alcance, resulta complicado imaginar un espacio donde habitaban especies ahora extintas y poblaciones aún nómadas. Las localidades valencianas de Millares y Dos Aguas cuentan con rincones escondidos que reflejan esa parte de la humanidad, creando así un viaje al pasado; concretamente, a la era de los dinosaurios y las pinturas rupestres.
Los dos municipios se encuentran a una distancia de ocho kilómetros, por lo que en un solo día es posible realizar la expedición arqueológica completa. Tan solo es necesario ponerse ropa cómoda, calzado adecuado y adentrarse en la naturaleza con un espíritu curioso y aventurero. Además, están a una hora en coche de la capital de la provincia, así que este plan es ideal para realizar una escapada que nos haga salir de la rutina y descubrir nuevos paisajes alejados de la saturación de la gran ciudad.
La primera parada de este recorrido histórico es la rambla del Tambuc, en Millares. Allí se oculta un yacimiento de huellas de dinosaurios del periodo del Cretácico Superior -hace 80 millones de años-, la etapa previa al impacto del meteorito. De esta manera, este lugar constituye una de las últimas evidencias de su existencia.
El yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural, fue el representante valenciano en la candidatura de Icnitas de Dinosaurio de la Península Ibérica (IDPI). Dividido en dos sectores, concentra hasta 400 pisadas de las especies de los terópodos y ornitópodos que han perdurado en el tiempo. Un hallazgo que fue fruto de la investigación de un vecino del municipio, quien rápidamente se puso en contacto con el departamento de Geología de la Universitat de València.
Unas son más fáciles de identificar, en otras hay que prestar más atención, pero todas ellas conforman un recorrido claro que sorprende e invita a la reflexión. Cómo es posible que hayan perdurado con el paso de los milenios, por qué hay una concentración tan grande, a qué especie pertenecen y cómo se relacionaron en el entorno del Tambuc son algunas de las primeras dudas que surgen.
Si bien es cierto que lo primero que encontramos al llegar a la zona es un panel informativo detallado y la ruta es libre, es recomendable contar con la explicación de un profesional para interceptar detalles que se pueden escapar. El Ecomuseo de Bicorp (962269403 / 647410818) organiza visitas guiadas en las que, aparte del yacimiento, incorpora al trayecto el Abrigo de Vicent.
Viajamos ahora hasta el periodo del Neolítico. El Abrigo de Vicent, también situado en la rambla del Tambuc, es una cueva natural poco profunda que tiene en sus paredes pinturas rupestres cuyo origen se sitúa entre el año 3000 a.C. y 5000 a.C. Eso sí, para llegar a él hay que ascender un poco, así que, de nuevo, es importante llevar un calzado que permita moverse con facilidad. Así pues, un mismo espacio esconde joyas que abarcan dos épocas distintas, lo que supone un reflejo -en este caso tangible- de la evolución.
Pero si hay un lugar que destaca por sus pinturas es la localidad de Dos Aguas, donde a unos pocos kilómetros se ubican el Cinto de las Letras, la Covacha del Tío Asensio, el Cinto de la Ventana o la Cueva de la Cocina, sitios donde los dibujos se han preservado. El trayecto discurre por una carretera con vistas al paraje de las gargantas del Júcar, un panorama que va adquiriendo profundidad hasta que sentiremos estar más cerca del cielo que del suelo. El río, ya imperceptible, queda escondido entre las montañas que roban las palabras a cualquiera que esté observando. Por supuesto, se trata de una parada imprescindible antes de llegar a nuestro destino.
Atravesando el valle de la Canal, llegamos entonces al Abrigo del Ciervo, también perteneciente al Neolítico. Un tono rojizo caracteriza el arte que se posa sobre la pared y cuyo principal material es el óxido de hierro. Hay siluetas completas de hombres, de mujeres y de animales, mientras que otras han perdido intensidad y partes por los estragos del tiempo y la erosión. Una erosión que, lamentable, también afectará a las huellas de dinosaurios en un futuro lejano, haciéndolas desaparecer por completo.
¿Pero qué significan exactamente estas figuras? Lo cierto es que es imposible saberlo. Según explica la arqueóloga de Arq&Volta Trinidad Martínez: "Hay mucha más información de la que podemos descifrar, el código aquí está perdido y es un auténtico enigma". Lo que sí conocen es que la obra no es necesariamente una representación de su vida cotidiana, sino que se dedicaban a ilustrar los iconos y elementos que conocían. En cuanto a la relevancia de los yacimientos presentes en la comarca asegura: "Este sitio es Patrimonio Mundial por la UNESCO. Los grandes historiadores del siglo XX español han pasado por aquí y algunos crearon su tesis de vida".
Será, en definitiva, una ruta intensa que merece la pena. Antes de desplazarse de un pueblo a otro, una opción para coger fuerzas es parar a comer en el Albergue de Millares, donde se podrá disfrutar de recetas como el gazpacho manchego con vistas a las montañas desde la terraza. En el caso de que alguien se quede con ganas de más y quiera explorar otras poblaciones cercanas -Alborache, Cortes de Pallás o Bicorp- también podrá reservar una habitación y así comenzar el día con la energía máxima para descubrir nuevos lugares.