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tribuna libre / OPINIÓN

Desafección política en los jóvenes. Riesgos sin culpas

Foto: Pexels/ Ivan Samkov
12/11/2022 - 

Actualmente existe una desafección política la cual es entendida como una actitud de distanciamiento cognitivo y afectivo hacia todo aquello que se califica como político o que los jóvenes le atribuyen dicho significado.

Los factores que explican la desafección política son múltiples. Se han planteado diversas hipótesis entre las que destacan: a) un vaciamiento ideológico de las sociedades, b) la crisis económica y los graves problemas de desempleo e incertidumbre laboral para los jóvenes c) La ausencia de los jóvenes en el debate público, d) la falta de liderazgo democrático y la baja credibilidad de los políticos y líderes sociales, e) la jerarquía y verticalidad de las estructuras políticas, la falta de democracia interna y la ausencia de debates internos, f) la falta de referentes en los que verse reflejados y representados; entre otros factores causales.

Una desafección política considerable, representa un fiel indicador de que un sistema político determinado está fallando, justamente en cumplir con su función representativa.

Vemos pues, como los jóvenes desconfían de los políticos, y los motivos sobran, por lo que no tienen culpas por ello.

Sin embargo, la desafección que manifiestan los jóvenes hacia la política puede traer consigo ciertos riesgos o consecuencias muy negativas para la democracia, tanto a corto como a largo plazo. Por ejemplo, podrían peligrar marcadores fundamentales del sistema político democrático como, la función de representación, la participación política y el manejo y control del poder, lo cual podría acabar afectando la capacidad de seguimiento de la dinámica política, el pensamiento crítico y el control del ejercicio del poder por los ciudadanos.

Aunque sabemos que posee sus aspectos negativos, a mejorar, se debe tener presente el nivel de importancia que tiene la política, ya que es ella quien hace posible que se active la maquinaria de trabajo del centro de salud y de la escuela, entre otras muchas cosas del sector público igual de necesarias en la sociedad. Por lo que sería conveniente tanto para los jóvenes como para los no tanto, conocer y tratar a alcaldes, concejales y altos funcionarios para saber lo qué hacen, cuáles son sus prioridades, con qué obstáculos se encuentran a diario, y comprobar que se trata de personas normales y diferentes unas de otras. Pudiendo así comprender el trabajo de un político, lo cual es fundamental para el mejor abordaje de cualquier situación problema.

Foto: Pexels/ Kobe

Para comprender la labor de la política, se pueden llevar a cabo a nivel de las instituciones educativas una serie de actividades, las cuales debieran incluir encuentros formales o informales con responsables políticos, que se pongan en contacto con las preocupaciones y las necesidades reales de los jóvenes, más allá de las encuestas. Asimismo se puede fomentar el intercambio de ideas y la reflexión, en torno a distintos temas políticos. Esto con la finalidad de construir de verdad el futuro junto con la participación de los jóvenes.

Indiscutiblemente para que los jóvenes puedan familiarizarse con el lenguaje y todo lo que circunda lo político, necesitan tener formación al respecto. No es indispensable que se interesen apasionadamente por la política, pero sí que posean las herramientas fundamentales para poder formarse opiniones razonadas de manera independiente y resistir con bases la influencia de los demás y de los medios.

Un electorado con formación en política se encuentra en mejores condiciones de exigir que los funcionarios le rindan cuentas, lo que a su vez los obligaría a erradicar cualquier información errónea o tácticas clandestinas en las operaciones, lo que traería como consecuencia un sistema más eficiente.

Si sabemos que la educación tiene el poder de mejorarlo todo, y que la política está en todas partes, tal vez sea buena idea unir ambas y evaluar los resultados. Sin lugar a dudas, algo bueno debiera venir de allí. La escuela no ha sido concebida sólo para trasmitir conocimientos, valores y cultura, sino también como un ente transformador de la sociedad. Por lo tanto, tiene la misión de formar ciudadanos críticos y responsables, que con sus aportes sean capaces de fortalecer la democracia y transformar la sociedad actual.

En este sentido, para lograr la formación democrática de los jóvenes se necesitan de docentes competentes que, con sensibilidad moral, generen las condiciones internas que den paso a una comunidad educativa reflexiva, que esté abierta al cambio y dispuesta a contribuir con sus ideas y acciones a la transformación de la escuela y de todo el entorno social. Claro está, que la formación de una ciudadanía autónoma y crítica no es responsabilidad exclusiva de los docentes, sino también de la familia y otros actores del entorno escolar y social, los cuales desde sus posibilidades, deben tomar parte de este proceso educativo.

El futuro dependerá de la capacidad de hacernos cargo de la realidad que nos circunda y encargarnos de transformarla. Para ello se debe contrarrestar la desafección política y la desmotivación, con una mayor y mejor participación política por parte de todos/as, y en especial de los jóvenes, para poder alcanzar las transformaciones necesarias en pro de lograr un desarrollo económico y social sostenible para todos y todas en cada una de las naciones.

Pedro Adalid es doctor en Educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora

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