MADRID. La economía mundial se encuentra en una encrucijada en un momento donde los bancos centrales advierten de la ralentización generalizada del crecimiento en el transcurso de 2019. No obstante, y exceptuando el caso de un shock externo, prevemos que la Reserva Federal y el BCE lograrán estabilizar el crecimiento en 2020 hasta que la política fiscal intervenga con mayor vigor más avanzado el año.
Sería aconsejable que China empleara el periodo de tregua en la 'guerra comercial' para acelerar la restructuración de su economía ante la eventualidad de que el enfrentamiento se reanude tras las elecciones presidenciales de noviembre de 2020; mientras que tras varios años de rifirrafes en lo político es de esperar que en las elecciones británicas surja una clara mayoría que desbloquee la parálisis parlamentaria predominante a lo largo del Brexit y que ha lastrado la economía británica desde 2016.
Todo parece indicar que la renta variable batirá nuevamente a la renta fija en 2020, si bien no será un camino de rosas en un periodo de transición de una política monetaria a una política fiscal. Asimismo, la depreciación del dólar americano facilitará que el inversor pueda explorar oportunidades fuera de los Estados Unidos. La probabilidad de que la libra esterlina se aprecie tras las elecciones británicas favorece a las empresas de pequeña y mediana capitalización centradas en el mercado local, ya que las medidas fiscales previstas estimularán el crecimiento económico del país. Si en el resto de Europa también se opta por los estímulos fiscales, la renta variable de pequeña y mediana capitalización centrada en el mercado europeo también se verá beneficiada.
Enfoque de protección
En las carteras de renta fija, sería aconsejable que el inversor adoptara un enfoque de protección del capital centrado en el control del riesgo y que abandonara la búsqueda de rentabilidad observada en los últimos años. El inversor en renta fija privada debe estar preparado para la volatilidad. Sin embargo, todo parece indicar que los bancos centrales intentarán controlar el aumento ininterrumpido de los diferenciales de crédito, al menos hasta que la presencia de estímulos fiscales se haga más palpable. Dado que los tipos de la deuda pública rondan mínimos históricos, el inversor tendría que mirar más allá e incrementar la diversificación en otros activos 'sin riesgo', incluidos el oro y las monedas refugio.
En 2020, todo parece indicar que la inversión socialmente responsable seguirá aumentando, convirtiéndose gradualmente en una opción habitual. Se espera que las tendencias de inversión de impacto medioambiental y social, que en 2019 se extendieron por los mercados desarrollados, echen raíces con igual firmeza en los mercados emergentes al comienzo de la nueva década. Es más, los métodos de inversión con criterios ASG en general seguirán ganando importancia, de manera que el inversor podrá personalizar su cartera para que esta se adecúe no solo a sus objetivos de inversión sino también a sus convicciones personales.
- China: Si bien el conflicto comercial y estratégico que enfrenta a este país con Estados Unidos sigue cerniéndose sobre él, la principal repercusión del enfrentamiento ha sido acelerar las transformaciones económicas del gigante asiático. Sería conveniente que el inversor se alineara con las decisiones de los responsables políticos chinos, centrándose, como ellos, en la tecnología, la salud y los seguros, junto con las acciones chinas onshore de clase A, con el fin de captar oportunidades en el mercado doméstico el próximo año.
- Renta variable británica: Todo parece indicar que el Reino Unido, lastrado desde hace varios años por la crisis política, logrará finalmente encontrar una salida al caos del Brexit y reducir la incertidumbre que soporta la economía en general y el inversor en particular. Es de esperar que la economía británica se estabilice con la victoria del partido conservador en las próximas elecciones. Dicho escenario favorece a la libra esterlina y a la renta variable centrada en el mercado local. La apreciación de la moneda, el incremento del consumo y el aumento de la actividad económica nacional ofrecerán su respaldo a diversos sectores, como la venta minorista, el sector inmobiliario, el sector financiero y las líneas aéreas.
- Fintech: Si bien las tasas de adopción de las fintech siguen siendo relativamente bajas, sin que superen el 33% a nivel mundial, el sector está experimentando un rápido crecimiento y su potencial es elevado. En nuestra opinión el segmento más prometedor es el de los pagos, en el que el uso sigue una tendencia al alza a largo plazo y los márgenes están mejorando. Se calcula que cerca del 85% de todas las transacciones mundiales se realizan todavía en metálico o mediante cheques, con lo que el potencial de crecimiento de estas empresas es importantísimo. Además, las fintech facilitan el comercio electrónico y por lo tanto se beneficiarán del incremento mundial de la tasa de penetración de este. Se prevé que el porcentaje de ventas minoristas aumente, pasando del 12% actual al 18% en 2021.
- Renta fija: El volumen de bonos con un tipo negativo ha alcanzado casi los 13 billones de dólares y el bono de deuda pública estadounidense a 30 años ronda el 2% por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Con ello, queda patente que los bonos ya no son la inversión de escaso riesgo del pasado. Afortunadamente, aún quedan oportunidades para el inversor en renta fija, incluso en euros o francos suizos, para lograr gestionar el riesgo y generar una rentabilidad moderada al mismo tiempo en un entorno en el que se vislumbran amenazas a largo plazo.
- Política estadounidense: Con las elecciones presidenciales del próximo año cerniéndose en el horizonte, habrá que prever turbulencias tanto en política nacional como en política exterior, independientemente de que Donald Trump siga en la Casa Blanca o deje paso a los demócratas. Aunque se mantenga la tregua en la guerra comercial con China, es muy probable que surjan otras cuestiones, como la reforma tributaria y de la competencia, que afectarán al mercado de valores estadounidense.
- Inversión responsable: Las empresas que aplican los criterios ESG con determinación no solo están mejor preparadas para enfrentarse al futuro sino que también son excelentes desde el punto de vista financiero. Dado que las autoridades de las principales áreas geográficas están endureciendo la legislación concerniente a la sostenibilidad, las empresas que no hagan los deberes en lo que respecta a los criterios ESG descubrirán que no solo ya no conectan con los intereses del inversor en particular y de la sociedad en general a nivel mundial, sino que además están incumpliendo un conjunto cada vez mayor de nuevas disposiciones legales. La inversión responsable puede también servir para identificar nuevas oportunidades de inversión en una época de transformación mundial acelerada. Los vehículos eléctricos, la agricultura sostenible y los servicios financieros en países en desarrollo son solo algunos ejemplos de grandes sectores que en parte deben su éxito a sus esfuerzos por contribuir a mejorar la sostenibilidad en su ámbito de actividad.
- Inversión de impacto social y medioambiental: La inversión con impacto social y medioambiental en empresas cotizadas ofrece al inversor una forma de encontrar empresas que cuentan con excelentes perspectivas de crecimiento, seleccionadas entre aquellas que a través de sus productos y servicios buscan dar solución a las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo. La organización no gubernamental Global Impact Investing Network calcula que, en la actualidad, los activos administrados en mandatos de impacto social y medioambiental alcanzan un valor que supera el medio billón de dólares. Esta cifra ha aumentado espectacularmente en tan solo unos pocos años y aunque las empresas cotizadas son un pequeño porcentaje del total representan, no obstante, una fracción significativa del crecimiento, reflejando la creciente demanda por aquellas clases de activos que generen 'valor' en un sentido amplio, no exclusivamente financiero.
Patrice Gautry es economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP)