La precampaña electoral de las Generales tras la convocatoria oficial de elecciones para el 28 de abril está centrada en Cataluña, la desigualdad de sexos –ya veremos si se acuerdan pasado el 8M–, Cataluña, la exhumación de Franco, Cataluña, Sánchez y sus decretos-ley, Cataluña, las listas de los partidos, Cataluña, Vox, Cataluña y poco más. Y la precampaña valenciana, en la llengua, las listas electorales, el carril-bici de Grezzi –en València–, el adelanto electoral, los catalanistas y Cataluña.
En medio de tanta verborrea en bucle, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicaba este miércoles un preocupante informe en el que rebaja ocho décimas la previsión de crecimiento de la zona euro para 2019, hasta el 1%, en lo que es la tercera rebaja consecutiva en seis meses en los que ha recortado a la mitad el crecimiento previsto. En ese mismo período, la previsión de crecimiento mundial ha pasado del 3,7% de septiembre al 3,3% ahora. De España la última previsión de la OCDE es de noviembre, cuando se rebajó del 2,4 al 2,2%.
En el Banco Central Europeo (BCE) apenas son más optimistas. La previsión de crecimiento en la eurozona cae seis décimas, hasta el 1,1%, por lo que la institución que dirige Mario Draghi decidió el jueves ampliar al menos dos años más la 'barra libre de liquidez' y mantener los tipos de interés a ras de suelo al menos hasta final de 2019. (Por cierto, va para tres años que bancos y ‘expertos’ empezaron a recomendar las hipotecas a tipo fijo en previsión de una subida).
Sí, los economistas son esos señores que explican de maravilla por qué no se cumplieron las previsiones que hicieron meses atrás, al tiempo que lanzan otras que tampoco se cumplirán. No obstante, en las tendencias suelen acertar y la cosa tiende a una ralentización que es más acusada en cada revisión del escenario.
A mes y medio de las elecciones, sería pedir mucho que el Gobierno de Sánchez tomara medidas al respecto, pero hay que pedírselo. Con el presupuesto deficitario de Rajoy prorrogado y sin los ingresos adicionales que esperaba en 2019 –algunos irreales por desproporcionados–, la preocupación del Gobierno del PSOE es aprobar por decreto medidas sociales que quedaron aparcadas al rechazarse su presupuesto –permiso de paternidad, cotización con cargo al Estado de las cuidadoras no profesionales de dependientes, subsidio a parados mayores de 52 años...–, que están muy bien pero generan más gasto, añadido a las subidas de las pensiones y del sueldo a los funcionarios, sin que se prevea un aumento de los ingresos o un recorte del gasto en otras áreas que evite que se dispare el déficit.
Que aumente el déficit no es una preocupación de la calle, pero es un problema que se acaba pagando, literalmente. Convendría, por tanto, que entre promesa y promesa alguien en cada partido explicase cómo piensan afrontar la desaceleración económica antes de que empiece a subir el paro, se dispare el déficit y Bruselas nos imponga otra vez unas medidas que acabarían sufriendo los de siempre.
En la campaña de 2008 se celebró un memorable debate electoral entre el ministro Pedro Solbes (PSOE) y el candidato a ministro por el PP Manuel Pizarro (expresidente de Endesa), en el que este hablaba de la "crisis económica profunda" en una España demasiado apoyada en el 'ladrillo' y proponía medidas, mientras el ministro solo reconocía "cierta desaceleración" debida a factores externos ante la que pedía confianza en el Gobierno de Zapatero y, ojo, en la "solvencia de nuestro sistema financiero". Ganó el debate el 'tuerto' Solbes –lo hizo con un ojo cerrado debido a una infección–, pero tenía razón Pizarro.
El debate interesante de esta campaña, si lo hubiere, será el de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero –o Calviño, pero es más política y mejor fajadora Montero– con los ministrables de PP –¿Daniel Lacalle?–, Ciudadanos –¿Luis Garicano?– y Podemos –¿Nacho Álvarez?– en esa área. No podrán negar que la coyuntura económica no es alarmante pero sí preocupante –o sí, la mentira ya no descuenta–, así que tendrán que poner sobre el atril medidas que deberíamos tener en cuenta a la hora de votar. Medidas que serán muy dispares, visto el perfil de los posibles contrincantes.
En el último informe de coyuntura de BBVA Research la previsión de crecimiento de la Comunitat Valenciana para 2019 es del 2,3%, una décima menos que la del conjunto de España, cuando en los dos últimos años había estado creciendo por encima. En agosto del año pasado era el 2,7%. Se confirma, pues, que la economía crece cada vez menos, aunque crece, es importante resaltarlo.
A título de mera observación y a la espera de las primeras estadísticas de 2019, en este periódico estamos publicando noticias de EREs después de varios años en los que salían con cuentagotas: Ford, Vodafone, Caixabank, Lladró, Dia, Levantina, Saloni, Cemex...
BBVA Research considera que es una desaceleración suave que se puede agudizar si el Brexit acaba sin acuerdo o si el resultado de las elecciones deja un escenario político de incertidumbre, por poner dos ejemplos –hay más– de amenazas. A ello hay que añadir que la Generalitat puede tener problemas de liquidez y de pago a proveedores si el Gobierno continúa retrasando la entrega de transferencias, como está ocurriendo por el escenario de falta de Presupuestos Generales del Estado.
Ante ello, y sin ánimo de alarmar, sería interesante que los partidos valencianos propusieran en esta campaña en el plano económico-financiero alguna alternativa a continuar reclamando la reforma de la financiación autonómica como si fuera la panacea.