VALENCIA. Salvador Escutia acude a la entrevista concertada con Valencia Plaza tras instalar dos calentadores de agua en Alginet. Su verdadera profesión es la de fontanero -según explica con orgullo-. Pero a su vez es el presidente de la Cooperativa Eléctrica de la localidad, la firma que, con un 100% de procedencia renovable de su energía, acaba de colarse entre las grandes para disputarles el millonario contrato de suministro de la Generalitat.
Así, haciendo gala de la humildad del cooperativista, el dirigente relata a este diario cuestiones como el periplo de las pequeñas firmas en el feroz mercado de la energía, el amparo que hallaron en la Comunitat Valenciana en tiempos de Joan Lerma, o el hito que ahora les deja a las puertas de ser la primera cooperativa que gana un contrato para suministrar luz a la Generalitat. "Por fin sale un contrato para las 348 firmas eléctricas y no sólo para las grandes", celebra.
-¿Cuál es la historia de las cooperativas eléctricas?
-En España hay 348 empresas que son distribuidoras de luz, aparte de las 5 grandes agrupadas en Unesa. De estas 348 empresas sólo 20 son cooperativas, y de esas, 16 son valencianas (2 están en Castellón, 8 en Valencia y 6 más en Alicante). Realmente somos las grandes desconocidas, porque las cooperativas históricamente hemos sido entidades sin vocación de ir más allá de las fronteras de sus pueblos y porque somos relativamente pocas. Sin embargo, hoy por hoy nos hemos dado cuenta que o diversificamos el negocio o antes o después llegará una ola que se nos llevará por delante.
Las cooperativas somos, probablemente, las empresas de luz más antiguas que hay en España. La de Alginet tiene 86 años, pero hay otras que hace cuatro años ya que han celebrado el centenario. Nuestro hándicap es el volumen. Somos pequeñas. La de Alginet es la segunda más grande de España y tiene 600 socios. La más grande es la de Crevillent que tiene entre 12.000 y 13.000. Nosotros tenemos claro desde hace años que tenemos que movernos porque el mercado se está moviendo mucho y en cualquier movimiento podemos quedarnos fuera de juego.
-¿Hay intereses de que desaparezcan las cooperativas eléctricas?
-Bueno, no es que tenga voluntad el Gobierno de que suceda. A veces el problema es el desconocimiento. Yo he estado hablando con el secretario de estado de Energía Eléctrica y le he tenido que explicar las diferencias entre una cooperativa y una Sociedad Limitada Unipersonal. La ley que estaban preparando nos obligaba a convertirnos en sociedades mercantiles y, en consecuencia, nos obligaba a desaparecer, todo hasta que fuimos a explicárselo y conseguimos frenarlo. Yo estoy convencido de que no lo iban a hacer a propósito. Después nos enteramos de las maniobras que había por detrás para que aquello pasara...
-¿Cuál es la trayectoria de la Coperativa Eléctrica d'Alginet?
-Nació en los años 30 simplemente porque a las grandes empresas no les interesaba hacer la distribución eléctrica a las casas. No era rentable. Entonces cinco personas del municipio se juntaron, pusieron un capital inicial y la fundaron. En Alginet había luz, que la suministraba en alguna empresa Eléctrica de Millares, una de las empresas que después conformarían las hoy Endesa e Iberdrola. Entonces, el mismo ingeniero que hacía las líneas para esta firma llega a Alginet y hace las primeras redes para la cooperativa con el objetivo de abastecer a las viviendas. Entonces se pagaba en función del número de bombillas. La gente empezó a apuntarse a la cooperativa y esta fue creciendo. Se fueron haciendo instalaciones y fuimos creciendo con el paso de los años mientras se iban conformando los grandes grupos eléctricos.
-¿Cómo sobrevivieron a ese proceso de concentración?
"Lerma llamó a Iberdrola y les dijo que si querían seguir trabajando a gusto en la Comunitat tenían que permitir la continuidad de las cooperativas"
-Como pudimos. En los años 70 empezó a haber una guerra bastante descarada para absorberlo todo por parte de la entonces Hidroeléctrica -que en esta zona después se transformó en Iberdrola-. La luz doméstica y de la pequeña industria por fin eran un negocio. Las grandes líneas eran de las grandes empresas, y cuando una pequeña como nosotros crecía necesitaba determinada potencia donde estaba distribuyendo para seguir haciéndose grande. Pero las grandes empresas eran las que mandaban sobre la potencia y empezaron a ahogar a las pequeñas con esta herramienta. A principios de los 80 esto se recrudeció hasta llegar a la justicia. En Alginet llegamos hasta el Tribunal Supremo, que, con la ley en la mano, falló a favor de las grandes diciendo que las pequeñas no tenían derecho a aumentar la potencia.
-¿Qué pasó en la Comunitat Valenciana para que, pese al criterio del Supremo, lograran sobrevivir tantas cooperativas eléctricas?
-Aquí lo tumbó el presidente Joan Lerma por decreto de la Generalitat. Literalmente. Dijo que de eso nada. Llamó a Iberdrola, e imagino que les dijo -yo no estuve en la reunión pero así me han transmitido lo que pasó- que si querían seguir trabajando a gusto en la Comunitat Valenciana tenían que permitir nuestra continuidad. A partir de ahí las cooperativas pagamos un canon -a nosotros nos gusta decir que es un impuesto revolucionario- e Iberdrola nos concede la potencia que necesitamos. Después de esto sí hemos podido ir creciendo con este sistema. En Alginet tenemos alrededor del 95% de los clientes.
-¿Sienten que la administración les margina en las licitaciones al sacar contratos de grandes volúmenes a los que no pueden optar?
-Desde luego. Es así. Si la Generalitat saca un contrato de 50 millones de euros, 80 ó 200 sería una irresponsabilidad muy grande para sociedades pequeñas como nosotros tratar de meternos de golpe en una facturación de 50 millones, además de que existen límites legales para evitar este tipo de circunstancias. Pero si los contratos de suministro se fraccionan se da pie a que sí entren las pequeñas empresas. Que yo sepa esto no está pasando con administraciones públicas, salvo excepciones como, en nuestro caso, puntos concretos como el colegio público de Alginet, que nos queda en casa. Aquí podríamos ser pioneros en eso si somos capaces de coger algún contrato, porque aquí por fin ha salido un contrato también para las 348 sociedades pequeás, no sólo para las grandes.
-¿Son optimistas? ¿Se ven con opciones de ganar algún contrato?
-Para nosotros ya es un orgullo haber entrado en el contrato marco y haber obtenido mejor puntuación que las grandes. Poder quedarnos con entre 1 y 3 suministros ya sería ponerle la guinda al pastel. Somos muy conscientes de nuestro tamaño y de nuestros recursos. Sabemos que se trata de que los números cuadren. Si no creemos que vamos a obtener algún beneficio lo dejaremos pasar y nos esperaremos a otra ocasión. Pero vamos a hacer un esfuerzo para lograr un contrato. Si ronda entre los 4 y los 6 millones, perfecto. Pero si al final es de 1 o de 2 en absoluto será nada despreciable. Sería un muy buen rodaje.
-¿Cómo ha logrado la Cooperativa Elèctrica d'Alginet alcanzar el 100% de procedencia renovable en su energía?
-Cuando hace 4 años surgió la posibilidad de certificar toda nuestra energía como procedente de fuentes renovables, la Cooperativa Elèctrica d'Alginet y el resto de las que integran su grupo de compras entendió que era el camino que teníamos que tomar, porque nosotros creemos que se ha de tender a este escenario en la totalidad del mercado. Esta energía es algo más cara, pero nosotros hemos tomado esta decisión por convicción, y cabe subrayar en este sentido que no lo repercutimos en el precio del cliente. Incluso ofrecemos un precio más económico. ¿Cómo? se preguntarán algunos. Pues es muy sencillo: nosotros, en lugar de repartirnos beneficios, bajamos el precio. Nuestro reparto es en beneficio de la sociedad. Y no sólo eso, nuestra obra social tampoco la tienen las grandes. En Alginet no hay pobreza energética, nosotros subvencionamos a los jubilados...