Hoy es 8 de octubre
VALÈNCIA (VP). La Ley de cambio climático y transición energética ya es una realidad y llega en un momento clave para activar los fondos europeos de recuperación económica. La sostenibilidad es uno de los aspectos que se está teniendo en consideración para acceder preferentemente a las ayudas económicas de los fondos Next Generation EU. En particular, la descarbonización de la actividad empresarial hasta lograr la neutralidad del carbono.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia sitúa a la transición ecológica como uno de sus ejes centrales. Por ello, la Ley recoge los objetivos mínimos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, energías renovables y eficiencia energética de la economía española para los años 2030 y 2050.
Especial mención merecen algunas consideraciones referentes a las emisiones de gases de efecto invernadero que la nueva Ley incorpora. En primer lugar, que todas las empresas deben calcular y publicar su huella de carbono. En este sentido, incide en que no se queden en este estudio inicial, si no que deban establecer un plan de reducción de emisiones siendo de carácter voluntario su compensación
En segundo lugar, que en los pliegos de contratación y en sus prescripciones técnicas particulares se establecerán criterios asociados a la necesaria reducción de emisiones y de la huella de carbono.
Y, finalmente, pone de manifiesto la relevancia de los sumideros agrario y forestal y las externalidades que aportan.
En este contexto, desde Aenor se apoya a las organizaciones en este ejercicio de gestión del carbono y su transparencia. Para ello, se han desarrollado diversas soluciones de evaluación de la conformidad que permiten, tanto en el ámbito de la organización como de producto, evidenciar con la confianza necesaria la exactitud e integridad de los cálculos, reducciones y compensaciones logradas, hasta llegar a la neutralidad.
Para conseguirlo, el primer paso para realizar su cálculo es conocer el estado de situación. Es decir, conocer las emisiones de gases de efecto invernadero que una organización, producto o servicio han generado durante un periodo de tiempo. Y es que, lo que no se mide, no se puede mejorar
Para proceder a ese cálculo han surgido diversos referenciales para cuantificar, reportar y verificar la huella de carbono de una organización. Inicialmente fue el GHG Protocol el referencial más utilizado por ser el pionero en esta materia. Sin embargo, a raíz de su publicación en el año 2006 y su revisión en el año 2018, la norma ISO 14064-1, ha cobrado un especial protagonismo en este campo.
El siguiente paso tras el conocimiento de las distintas fuentes de emisiones y su intensidad, se puede dar el paso para decidir dónde poner el foco para acometer las reducciones comprometidas. Estas acciones pueden ser de muy distinta índole. En un principio la acción más habitual que las organizaciones venían acometiendo eran las relativas a la eficiencia energética, bien a través de proyectos aislados, o bien de una forma sistemática empleando como referencia la norma ISO 50001. Pero pronto se han ampliado a las relativas a la adquisición de energía verde, esto es, energía procedente de fuentes renovables que cada vez más compañías distribuidoras la ofrecen en su oferta comercial.
Adicionalmente, hay que destacar la relevancia del ámbito de la economía circular como fuente de posibilidades para reducir la generación de emisiones de gases de efecto invernadero. Cabe citar las acciones asociadas a la prevención (como el ecodiseño) o las relativas a la gestión los residuos en donde, en su proceso de valorización —esto es, su reutilización, reciclado o valorización energética- se están mitigando emisiones frente a la alternativa de depósito en vertedero -acciones enmarcadas en el concepto Residuo Cero—.
En este marco, Aenor ha desarrollado un nuevo certificado que ayuda a las organizaciones a definir su estrategia de economía circular y complementa a las soluciones mencionadas. Se trata del certificado Estrategia 100 % Circular con el que las empresas pueden identificar sus prioridades, decidir qué acciones realizar en función de esas prioridades e identificar cómo esas acciones contribuyen a los principios internacionalmente reconocidos.
Una tercera opción complementaria en el marco de los compromisos de gestión del carbono es la compensación de las emisiones o lograr ser carbono neutro. Históricamente las empresas que han abordado este último compromiso lo han realizado a través de la compra en los mercados financieros de créditos de carbono. Créditos tales con los CERS o los VERS que emanan de proyectos MDL o voluntarios (VCS, Gold Standard, etc.).
Pero últimamente se ha incorporado una posibilidad adicional: poner en valor el medio natural y las posibilidades que ofrece la naturaleza para la fijación del carbono. La iniciativa más habitual es en terrenos forestales, pero no se descartan nuevas que están aflorando, como en terrenos agrícolas o incluso en el mar.
Aenor, en el marco de su actividad de verificación acreditada, aporta a sus clientes el respaldo a las acciones acometidas. De esta forma, además de estar en disposición de generar la máxima confianza en sus actividades, forma parte de las entidades reconocidas para la verificación de inventarios de GEI conforme al Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo, por el que se crea el registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono. Esto otorga un valor añadido a las empresas verificadas por Aenor al contar con el respaldo de estas acreditaciones específicas, entre otras.
Aenor realizó las primeras verificaciones de gases de efecto invernadero en 2005 en el ámbito reglamentario (Esquema EU ETS). Pero en el plano voluntario también viene realizando cada año esta actividad desde 2008. Cerca de 300 organizaciones de todo tipo de sectores ya han decidido verificar con Aenor su huella de carbono de manera voluntaria. La mayoría solicitan de forma adicional la verificación de sus acciones de reducción.
No es menor el interés en el ámbito de los productos dentro de todo su ciclo de vida. Esto es debido a que además juega un papel relevante en la comercialización de los productos y en el ámbito del marketing. Aenor también viene realizando esta actividad desde 2009, habiendo verificado más de cien productos de distintos sectores, fundamentalmente agroalimentarios y de la construcción.
En este sentido, y alineado con la misma filosofía, Aenor acaba de lanzar al mercado la certificación Desperdicio Alimentario Cero, para que las organizaciones y agentes de la cadena agroalimentaria pongan en valor los programas que vienen llevando a cabo para prevenir y reducir el desperdicio de comida y transmitir confianza a clientes y consumidores sobre su compromiso a través de una marca reconocida como la marca Aenor.